miércoles, 16 de julio de 2014

COLUMNA

Entre la verdad y la ficción

Jorge Luis Falcón Arévalo

 FALTA DE LÍDERES Y LIDERAZGO EN EL PAÍS.

 “La naturaleza humana es la misma en todas partes, sin importar la tierra que se pise o el cielo que se contemple”.  -Mahatma Gandhi-

 En el transitar de la vida, se deprecia y desvalora la existencia de cada individuo, de acuerdo en las áreas y campos del ejercer su profesión o sus actividades comerciales; como el que va al alcohol, a la droga. Se encamina a esos daños. El ser humano fue hecho para brindar amor desde su concepción; pero son las actitudes y el medio ambiente que degenera a ese ser; y, por ende lo lleva a su desvalorización. Concatenación de hechos y causas; efectos y circunstancias. 
La política desde tiempos inmemoriales es fría; pero cauta. Llena de inconvenientes; pero siempre salvaguardando la moralidad del suceso y sin perder el suave encanto de la malicia, que es inteligencia. No la perversidad, cruel, bestial y analfabeta. Sobrevive por sobre las deslealtades.
Especular en política, alimenta la confusión. No, no todo en el libro  “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo es maquiavélico, como han reconocido muchos estudiosos de sus ideas. Como alguna vez dijo Hegel: “Estudiando a un clásico no aprendemos una verdad, sino la manera de descubrir verdades”, o como sostuvo Emmanuel Kant: “No se aprende filosofía sino a filosofar”.
Es por ello, que se ha perdido la política, porque no hay políticos estudiados. Hay cimarrones, híbridos, ateos del pensar, impíos del razonamiento, tipos agrestes; hombres y mujeres rústicos, que han enlodado el ejercicio de la política, con chismes, patrañas, cuentos, inmadurez, apariencias y farsas. Es decir la política en manos y boca de enfermos. Lastre de humanidad ¿Escoria?
Por ello, no hay líderes; y, los que tratan de mostrarse o ser un buen dirigente, surge el miasma. Ya lo expone el proverbio chino: “Aquellos que buscan el poder para fines personales, eventualmente caen de la opinión popular”. Cuando hay actitud, se carece de la aptitud y viceversa. Es por ello, que se deben balancear esas dos formas del ser humano.
Hoy la masa popular está desinformada, ante tanta información es el fenómeno que se presenta. Porque se carece de un canal claro de qué es la información que se requiere. Y, quienes emiten esas opiniones, son también puntos de los medios masivos importantes, para que esa masa, logre masificarse. Porque de lo que se trata es de alcanzar coherentemente resultados en el aprendizaje y en los conocimientos. Saber, pues. Y entender después.
Ser un líder, es comparable a ser administrador, gerente, jefe, director o conductor de un vehículo que transporta material peligroso y explosivo; o un médico cirujano que utiliza el bisturí con destreza y eficiencia. Es decir de forma efectiva en su toma de decisiones, el establecimiento de las condiciones adecuadas, para el eficaz y eficiente desempeño de sus subordinados, que trabajando en grupo conjuguen esfuerzos hacia propósitos comunes en el cumplimiento de sus obligaciones. Y por ende, provecho. Teórica la explicación; pero más práctica en su aplicación. Como debe ser.
Pero, ¿Por qué se desvaloriza esta posición? Dice la vox populli: “Se aprende a ser líder, liderando (como se aprende a nadar, nadando) en el entorno organizacional o social”. ¿Se nace o se lucra con la necesidad, para imponerse como líder? ¿Se negocia esa posición? ¿Se otorga el liderazgo por simpatía  de grupo o por ser el títere acorde a las circunstancias? Platón consideraba que la sociedad vivía en la ignorancia, engañada por una serie de poderes (político, religioso, económico, mediático) que manipulan la realidad y engañan a la población. Es cierto. Una realidad indestructible, de un mundo falso, cibernético. El medio es el fin, lo señaló McLughan. 
Podemos mencionar que un político aprende a hacer política, entre políticos de experiencia… y mañas. Entre la verdad y la ficción de los encantos del liderazgo en la capacidad de influir sobre otros mediante el desenvolvimiento del poder y el potencial de las personas; o, bien mediante el proceso de alcanzar logros valiosos a la vez que se actúa con respeto, cuidado y justicia para bien de todos los interesados.
El liderazgo es una de las estrategias del poder: hacer creer a la población a la colectividad que los intereses y ventajas de la clase dominante enquistada en el poder son los mismos que los del resto de la sociedad. Y el líder, la cabeza visible de ese sistema silencioso, que entre más analfabeto, inculto e iletrado, sea es menos destructible.
Pues como dijo Ralph Nader: “El papel de los líderes es producir más líderes. Pero, ¿Dónde hay un líder? ¿O es una simulación interactiva?
*sin.marca@gmail.com 

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