martes, 5 de agosto de 2014

COLUMNA

Manifestantes 
contra el estado 

Apolinar Castrejón Marino

Gran escándalo ha causado el asesinato de un niño en los hechos de violencia que se suscitaron en la autopista Puebla-Atlixco, entre manifestantes del poblado de San Bernardino Chalchihuapan y la policía estatal que trataba de terminar con el bloqueo de la autopista.
José Luis Tehuatlie se llamaba el niño, quien presuntamente era ajeno a los hechos de protesta y que se encontraba casualmente trabajando entre unas milpas, según declaró su madre Elia Tamayo a las cámaras que le acercaron.
Los comentaristas de las noticias, los conductores de televisión y hasta los programas de escándalos de los “artistas” condenaban los hechos sangrientos. Pero algunos llegaban al insulto, unos contra el gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, y otros simplemente para dar una nota folclórica.
El relamido e insulso periodista Rafael Cardona dijo ante las cámaras de televisión de un conocido programa a nivel nacional: “Todos quedaron mal, el gobernador de Puebla y el procurador general de la  república. El único que quedó bien…bien muerto es el joven de San Bernardino”.
Citamos este lance, porque a los más “picudos” comentaristas se les ha pasado el pequeño detalle de mencionar cual es el origen de la disputa: que los habitantes de San Bernardino “no tengan que trasladarse tan lejos para registrar el nacimiento de sus hijos”, o cualquier otra diligencia que tenga que ver con registros.
Y aquí es “donde la puerca tuerce el rabo”, pues están tratando de pasar por alto el hecho histórico de que es el Estado Mexicano el único facultado para ejercer el registro civil.
Y tal cosa sería tanto como ignorar toda la etapa llamada “La Reforma” y las luchas encarnizadas que tuvo que confrontar Don Benito Juárez para separar a la Iglesia del Estado. 
Con la promulgación de la Constitución de 1857 se estableció definitivamente la separación del Estado y la Iglesia, y el establecimiento formal del Registro Civil. Juárez consideró que eran suficientes 400 años de dominio de la iglesia en asuntos de los mexicanos.
La iglesia tenía el control absoluto sobre los nacimientos, matrimonios y defunciones de los mexicanos. En una época que eran muy importantes los sacramentos del bautismo, primera comunión y confesionario, el poder de la Iglesia resultaba mayor que el del gobierno. 
Las Leyes de Reforma expedidas el 12 de julio de 1859, tuvieron el objetivo preciso de terminar con el predominio de las leyes eclesiásticas que imponían respeto absoluto hacia los curas y sacerdotes.
Y el tal Clero no iba a ceder tan fácilmente a sus privilegios y negocios, y empezó la guerra contra las Leyes de Reforma, conocida como “Guerra de 3 años”: militares, aristócratas, terratenientes y clero, contra campesinos, profesionistas y comerciantes.
En julio de 1857, el liberalismo superó a los reaccionarios, y los procedimientos de registro de la actividad social quedaron en manos de las autoridades civiles. Todo esto ha permitido que en la actualidad los mexicanos registren a sus hijos donde y cuando quieran y que les impongan el nombre de su preferencia.
No existen criterios absolutos para que la gente se case o divorcie, y la edad de los contrayentes está debidamente reglamentada. Toda la información recabada en las localidades y poblaciones se concentra en las capitales de los estados, para que las actas correspondientes se expidan de manera expedita.Nadie en su sano juicio puede exigir que sean particulares, ni localidades, quienes realicen y controlen actividades que corresponden al Estado mexicano.

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