viernes, 5 de septiembre de 2014

COLUMNA

Lectura Política

Noé Mondragón Norato

¿Justicia o simbiosis del poder?
El valor de una declaración ministerial radica en el contenido de lo que el interrogado dice. Recientemente, se filtró a los medios de comunicación, la presunta versión del extinto comandante de la Policía Ministerial, Trinidad Zamora Rojo, en relación al homicidio del perredista, Armando Chavarría Barrera. Lo que presumiblemente  declaró –que por cierto, no se encuentra por ningún lado en el expediente del malogrado político perredista-, derivó en una verdadera bomba política y mediática. El punto central es que el hombre ya está muerto. No puede ni desmentirla ni ratificarla. Ese simple hecho se presta al perverso juego político. Y las declaraciones recientes de otros personajes, también. Habría que pulsar cómo opera en esta pista, la simbiosis del poder.

PRISIÓN O REDENCIÓN POLÍTICA.- En muchas ocasiones, los intereses del poder político operan de las más extrañas formas. Pero no pasa nada. Los escándalos son para muchos, pero las protecciones para unos cuantos. Es decir, el exclusivo y apretado círculo del poder. Se lee así: A) En enero de 2012, el ex gobernador perredista Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, promovió una denuncia penal ante la Procuraduría de Justicia, por difamación y daño moral contra dos personajes: el dirigente la tribu Grupo Gurrero (GG), David Jiménez Rumbo. Y el ex contralor estatal, Julio César Hernández Martínez. Señaló que ambos lo acusaron de haber planeado el asesinato de Armando Chavarría. El 20 de mayo de 2013, Jiménez Rumbo presentó una queja ante la Comisión Estatal de Defensa de los Derechos en contra del juez primero civil de Acapulco, Jorge Andrés Osorio Vázquez y los magistrados de la Primera Sala Civil del Tribunal Superior de Justicia, Alberto López Celis, Fernando Sadot Ávila Polanco, y Julio Lorenzo Jáuregui García. El motivo: “haber torcido la ley a favor del ex gobernador”. Para resarcir el daño, lo obligaron a pagar una millonaria cantidad. Algo que Jiménez Rumbo no estaba dispuesto a concretar. Y por eso se movió en la espiral del escándalo. Nunca se supo si fue llamado a declarar por ese motivo. Lo cierto es que no pagó ni pasó nada. B) Tras la efervescencia política originada por el quinto aniversario luctuoso de Armando Chavarría –y donde se volvió a insistir sobre la responsabilidad del ex mandatario estatal en ese crimen, a través de la declaración atribuida al comandante de la Policía Ministerial-, el lunes 25 de agosto Jiménez Rumbo fue llamado a declarar ante el Ministerio Público, en relación al homicidio de Chavarría. Ratificó –de acuerdo a su propia versión-, los señalamientos contra Torreblanca Galindo, de ser el autor intelectual del crimen. Y añadió un dato más: las fuertes diferencias que el extinto político perredista tuvo con el ex titular de la AGE, Ignacio Rendón Romero. Pero éste último no ha declarado nada en relación a ese homicidio. Mucho menos, fijado una posición en su defensa. Y ahí, la Procuraduría de Justicia calla también. C) Finalmente, el ex gobernador Zeferino Torreblanca, fue citado a declarar el pasado martes 2 de septiembre. Precisamente, sobre el caso Chavarría. No se sabe qué dijo o hasta dónde llegará el alcance de sus argumentos. Lo cierto es que no fue arraigado ni detenido. Salió como si nada del edificio que alberga la Procuraduría de Justicia. Está en puerta además, un previsible citatorio para el ex procurador de Justicia y aspirante a la candidatura a gobernador por el PRD, Alberto López Rosas. Y todo porque se le atribuyen cuando menos tres cosas: haber liberado al comandante Trinidad Zamora Rojo, quien a través de su declaración admitió su participación material en un delito; declinar arraigarlo para ampliar la investigación sobre el caso Chavarría, así como proteger su integridad física; y finalmente, guardarse esa información como blindaje y arma política, para filtrarla tres años después, con fines electorales. Como sea y en los casos de Jiménez Rumbo y Zeferino Torreblanca, ya existen declaraciones ministeriales. Pero el ex auditor Ignacio Rendón y el actual secretario del Trabajo, Alberto López Rosas, podrían estar en capilla. Aunque al final de cuentas todo se reduzca a las chamuscadas mediáticas. La prisión corporal está muy lejos para cualquiera de ellos. Pero cerca la redención política. Son las extrañas y oscuras formas de operar por parte de los distintos grupos políticos. La simbiosis del poder.
HOJEADAS DE PÁGINAS…La visita del dirigente estatal del PRI, Cuauhtémoc Salgado Romero, al edificio búnker donde es custodiado día y noche por policías pagados con impuestos ciudadanos, el polémico empresario Pioquinto Damián Huato, se leyó como el primer acercamiento de ese partido, con miras a establecer acuerdos para encumbrarlo como eventual candidato a la alcaldía de Chilpancingo. Pero en esa maniobra, Salgado Romero le declaró la guerra política al edil Mario Moreno Arcos, quien como él, aspira a la candidatura a gobernador. Trasciende que esta inusual visita obedeció a una sola situación: el edil capitalino ya le está sacando ventaja en los cabildeos con los grupos centrales del PRI. Y con los operadores políticos del presidente Peña Nieto. 
dragonato@hotmail.com

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