viernes, 26 de septiembre de 2014

PRINCIPAL DE PRIMERA PLANA

Por broncoaspiración
moribundo un médico

Javier Francisco Reyes.--Al no saber cómo justificar  médicamente inventaron que tenía un tumor en la cabeza, el conocido traumatólogo de Chilpancingo, desde hace seis días se debate entre la vida y la muerte, tanto que ayer por la noche  se llevó a cabo una misa para pedir su pronta recuperación.
Luego que en la columna PoliCrónica se diera a conocer de que el pasado 21 de septiembre un grupo de al menos diez personas entre médicos y enfermeras del área de quirófanos del hospital general Raymundo Abarca Alarcón ubicado en el paraje Tierras Prietas, que en lugar de trabajar su jornada acumulada, se fueron de borrachos.

Los acontecimientos los delató de que es una práctica que se hizo costumbre en los últimos años de llegar al hospital firmar o checar tarjeta de entrada y salirse, tanto de los horarios normales y jornadas acumuladas de sábado, domingo, días festivos y solo quedaban algunos del área, y éstos cuando se les requería los llamaban en donde estuvieran.
A raíz de esto, La Crónica Vespertino de Chilpancingo indagó sobre lo sucedido y se conoció que hay gran responsabilidad del director del hospital general “Raymundo Abarca Alarcón”, Carlos Juárez Monroy porque ha descuidado su encargo desde que asumió su responsabilidad y no ha supervisado personalmente cada uno de los servicios.
A llegado a tanto su irresponsabilidad de desatender el cargo que muchas de las veces autoriza a los empleados hacer uso de las instalaciones, para después retractarse porque no está enterado de lo que realmente sucede en esa institución  y la prueba fehaciente es que en estos momentos se debate entre la vida y la muerte el doctor traumatólogo Agripino Felipe Hernández Quijano, quien también labora en el hospital de la madre y el niño del ISSSTE-Chilpancingo.
El pasado domingo al menos cinco doctores y cinco enfermeras del área de quirófano llegaron a checar su tarjeta de entrada para después abandonar su centro de trabajo entre ellos el propio Agripino Felipe Hernández Quijano con clave de puesto NCO1900310C12.
Antes de las 20 horas del mismo domingo  regresaron pero totalmente borrachos que hasta se vomitaron en las entradas y salidas, en tanto que el galeno coordinador de Apoyo Médico Clínica Hospital se fue a descansar a su vehículo para recuperarse de su estado de embriaguez.
Sus compañeros lo buscaron pero no lo encontraron y después de un buen rato fue localizado en su vehículo que estaba en el estacionamiento del mismo hospital general “Raymundo Abarca Alarcón” con los vidrios cerrados y ante la desesperación tuvieron que romper los cristales de las portezuelas.
Al rescatarlo, de inmediato lo internado, y entubaron por sus mismos compañeros médicos, pero al verlo que no reaccionaba por la broncoaspiración, pues mostraba su piel azulada entonces fue que recurrieron a los servicios de su compadre, el también médico Reyes Betancourt Linares, subdelegado médico del ISSSTE en Guerrero.
Al ver a su compadre que estaba prácticamente muribundo ordenó el traslado y fue internado en el hospital Siglo XXI dependiente el Instituto Mexicano del Seguro Social de la ciudad de México en donde los galenos luchan por salvarle la vida.
Para poderlo sacar del hospital general de Chilpancingo  inventaron los médicos que le habían detectado un tumor en la cabeza, y otra versión corrió que fue internado utilizando una ambulancia del mismo nosocomio que salió y entró por el lado de urgencias.
Mientras sus mismos compañeros de parranda de Hernández Quijano la tarde de ayer-noche del jueves le solicitaron al párroco de la iglesia de San Antonio  del barrio del mismo nombre, Daniel Castellanos Barba, para que oficiara una misa con la intención de pedir por la recuperación de la salud del médico que se debate entre la vida y la muerte.
Para lavar su culpa, los mismos médicos y enfermeras que se fueron a embriagarse, emitieron mensajes a sus compañeras y compañeros de trabajo a sus teléfonos celulares invitándolos para que asistieran a la misa de este jueves de la parroquia de San Antonio.
Hasta la tarde de hoy viernes el secretario de Salud Lázaro Mazón Alonso no había emitido ninguna posición oficial en torno al escándalo de un grupo de enfermeras y doctores que en lugar de trabajar,  se dedican a emborracharse, por ello ahora está a punto de morir uno de sus compañeros de trabajo.
En tanto que se trató de localizar al director del nosocomio Carlos Juárez Monroy para conocer su versión de los hechos, simplemente se negó, sus empleados informaron que no estaba, otros más refirieron que se encontraba en cirugía pero lo cierto es que a seis días de los bochornosos hechos ninguna autoridad del sector salud se ha responsabilizado  o que haya ordenado alguna investigación para deslindar responsabilidades. 

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