martes, 14 de octubre de 2014

COLUMNA

Ayotzinapa: verdad y mentira 

Apolinar Castrejón Marino

William Shakespeare planteaba que si una rosa tuviera otro nombre, de todas formas olería igual. Esta idea fue tomada literalmente por Humberto Eco para poner título a su novela detectivesca “El nombre de la rosa”, la cual posteriormente fue convertida en película.
Esta magnífica obra plantea de manera magistral los privilegios que tenían los monjes y sacerdotes, como poder leer y atesorar libros, lo cual se traducía en la posesión de mucho conocimiento, en ocasiones muy valioso y en ocasiones peligroso.

El filósofo italiano Humberto Eco, es considerado uno de los más importantes investigadores y comunicólogos en la actualidad. Es miembro del Foro de Sabios de la Mesa del Consejo Ejecutivo de la Unesco y Doctor Honoris Causa por treinta y ocho universidades de todo el mundo.
Nos sorprende grandemente que con tanta sabiduría, sea vilmente engañado por la rumorología del “Caso Ayotzinapa” que ha llegado a Europa, de lo cual nos enteramos por el titular de la prensa europea que asegura que “Umberto Eco se une a clamor en Italia” (¿?).
De igual manera, nos sorprende  que el prestigiado portal de noticias sin embargo.com difunda “detalladamente”  “Como vivían en la total miseria los estudiantes de Ayotzinapa”, con fotografías de Antonio Cruz. 
Y entonces, tenemos que hacer algunas precisiones:
La Escuela Normal se mantiene con un presupuesto asignado por la Secretaría de Educación de Guerrero (SEG), que es el más elevado del resto de las escuelas normales del Estado y de la región.
Al interior de la escuela hay un sinnúmero de “Comités” y “Consejos”: Comité de lucha, comité de huelga y Comité de administración. Los principales consejos son los de academia, de matrícula, y de prensa ¿Qué funciones tienen?
Los comités de lucha y de huelga están al pendiente de cualquier “celebración” y “conmemoración”, para movilizar contingentes, y “hacer presencia” en lugares públicos, donde nunca son invitados.
Su calendario está bastante surtido, y lo cumplen alegremente, abandonando sus clases para ir por ejemplo a Atoyac a celebrar la matanza de Aguas Blancas cada 28 de junio y luego regresan el 2 de diciembre a conmemorar el asesinato del guerrillero Lucio Cabañas.
El 9 de agosto se celebra en Tixtla la fiesta cívica más grande del Estado, el natalicio de Vicente Guerrero, fecha que aprovechan los estudiantes de Ayotzinapa para realizar las protestas más grotescas, como extraerse sangre de las venas con jeringas para pintarrajear el monumento del consumador de la independencia. En otras ocasiones se encadenan al monumento y realizan “performance” de muertes y represión.
Conmemoran el 8 de octubre asesinato del guerrillero argentino Ernesto Guevara de la Serna, conocido como “El Che”, y hace 13 días, se trasladaban a la ciudad de México para conmemorar la masacre de estudiantes del 2 de octubre, infausto acontecimiento que se realizó hace 44 años, cuando ninguno de esos mozalbetes había nacido, y de lo cual solo tienen muy vago conocimiento.
También festejan el asesinato de Emiliano Zapata, el levantamiento zapatista de Chiapas, el movimiento social universitario de Chilpancingo, la caída del muro de Berlín, y otros 100 acontecimientos que revelen algún conflicto con el gobierno. Con esta tendencia, les caen muy bien los mártires como los fallecidos en 12 de diciembre en la autopista del sol del año pasado, y ahora los de Iguala.
Es cierto es que la mayoría son hijos de campesinos, y no lo podrían negar por sus facciones de marcados rasgos indígenas, su estatura corta y su escaso desarrollo físico. Pero si bien sus padres son campesinos, ellos, los estudiantes se niegan sistemáticamente a realizar faenas del campo y cualquier labor física.
La escuela normal de Ayotzinapa, es formadora de maestros rurales, y por ello en las 12 hectáreas de terreno que poseen, hay establos, criaderos de cerdos, de conejos y de gallinas; pero son atendidos por “trabajadores de campo”, y no por los estudiantes. Bastaría mirarles las manos suaves y tersas como de mujer, signo evidente de que no realizan ningún trabajo.
Los días lunes por la mañana, en la carretera Chilpancingo-Chilapa puede verse a muchas jovencitas pidiendo “raid” después de pasar su fin de semana sexual con los “estudiantes” de Ayotzinapa. Se sabe que proviene de la normal femenil de Amilcingo, Morelos y de la escuela normal de Tlapa. Si usted quiere hacer la labor social de llevarlas a su escuela, dese una vuelta por esa carretera, ellas se suben con cualquiera.
Por último, el Comité de Administración formado totalmente por alumnos, recibe el dinero del presupuesto, y son ellos mismos quienes deciden en qué se gasta. Si falta comida, o los dormitorios están deteriorados, no se deben buscar culpables en el exterior.

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