jueves, 13 de noviembre de 2014

ARTICULO

Arde el Sur
Esteban Mendoza Ramos

Los caminos del sur se encuentran en llamas. Las rutas verdes hacia Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán están invadidas por la llama roja de la insurrección. Tanto tiempo, tanta corrupción, han encendido las almas de muchos habitantes de estas abandonadas montañas, sierras y costas.
El problema no es menor. Las ofensas de Elba Esther, de  Carlos Romero Deschamps, o de Andrés Granier, bastan y sobran para hacer encabronar a cualquiera. El refugio ante tanta miseria humana de los políticos mexicanos es la rebelión, el mitin, o la manifestación violenta.

Lo peor es que tampoco eso es una salida. Ahí vemos a los líderes “revolucionarios” como Minervino Morán o Gonzalo Juárez portando orgullosos camisas y pantalones  de marca, mal fajados por cierto, debido a la falta de costumbre. Ellos, los dirigentes de la CETEG, no tienen problemas económicos, porque pegan con la derecha y cobran con la izquierda, y bien. 
Los jodidos son todos aquellos que por convicción, interés o por desmadre, andan exponiendo su quincena de 1500.  Minervino y Gonzalo están hechos del mismo material moral que Elba Esther o Granier, sólo es cuestión de tiempo y de circunstancia. No tenemos salvación. Entre el narcotráfico, los dirigentes sindicales, los “vividores” o “lucradores” sociales, los políticos corruptos y tarugos, poco es el espacio para que los ciudadanos de a pie, podamos desarrollarnos medianamente.
El fuego que prendió Felipe Calderón Hinojosa amenaza con consumir al país, en dos frentes: el norte, con la delincuencia organizada defendiendo su negocio a sangre y fuego. Y el sur, tierra de riqueza natural y pobreza ancestral, en donde habita la mayoría de los pueblos originarios, que han padecido siglos de marginación, a quienes  de pronto se les acerca la antorcha del marxismo-leninismo y prenden como yesca seca.
Por eso es más peligroso el incendio del sur. Ya vimos cómo han avanzado las fuerzas subversivas en la región de la Costa Chica y Montaña de Guerrero. Como el agua en la roca fueron penetrando hasta formar el lago de la autonomía de amplias zonas del estado. Ya no funcionan ahí las instituciones de la República, sino la “voluntad popular” de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, mejor conocida como la CRAC.
El riesgo crece día a día. La CRAC ya no sólo pretende controlar la zona con alta población indígena, sino que reclama inmunidad en todo el estado, ….por lo pronto. La lucha apenas empieza. Ya se demostró que los “comunitarios”, con armas en mano, son capaces de doblegar a las desvencijadas instituciones de procuración e impartición de justicia.  Detuvieron a un “comandante” y los vimos venir armados. Apresurados, los gobernantes soltaron “bajo fianza” al detenido. En Acapulco, les decomisaron armas prohibidas, al menos eso dicen las leyes mexicanas, y también los liberaron. Aún más, los obligaron a devolverles las camionetas y a prometerles que les darían armas poderosas, pero “legales”.
Esto estaría bien si el final fuera bonito. Por desgracia no es así. Estos grupos armados, alimentados ideológicamente por doctrinas de ultraizquierda, o de ultraderecha, terminan desviando su objetivo inicial y descarrilan hacia el autoritarismo, cometiendo abusos y hasta crímenes. 
La romántica ilusión de vernos gobernados por la dictadura del proletariado, donde todos viviremos felices y contentos es una lejana utopía. Ese mundo feliz está tan lejos como los anhelos de libertad y democracia del pueblo cubano, o de los deseos de vivir en paz de todos los ciudadanos rusos que murieron de manera cruel bajo el régimen de terror impuesto por José Stalin, después de la muerte de Lenin.
La situación de crisis en el sur del país es delicada. Tiene como causa profunda, el debilitamiento institucional. Los funcionarios públicos, de presidentes de la República hacia abajo, han dejado de cumplir su obligación de gobernar, por temor a los riesgos de una equivocación que termine con su carrera política, o ponga en riesgo sus negocios, más sucios que limpios.
El país se tambalea, como un barco a la deriva, que hace agua en la sierra de Michoacán, la enorme grieta del Movimiento Popular de Guerrero, o las velas rotas por las secciones 22 y 9 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, infiltradas fuertemente por la ideología radical de izquierda, que propone con firmeza, que el fin justifica los medios. 
Ahí estamos parados, mientras Ángel Aguirre intenta recomponer su maltrecho gobierno. No hay esperanza, es el mismo ángel de siempre, y cometerá las mismas pendejadas. No tiene por qué ser diferente.
Publicado el 13 de mayo del 2013 en el fraterno semanario El Matutino de Guerrero

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