lunes, 24 de noviembre de 2014

COLUMNA

Concesiones

Armando Patrón

 Perdido por la ambición y guiado por el carácter inescrupuloso, maniobrero y tramposo de David Jiménez Rumbo, el dirigente de facto del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Celestino Cesáreo Guzmán, ha enfocado a unos días de su asunción como tal, sus críticas en contra del gobernador interino del estado, Salvador Rogelio Ortega Martínez, con la finalidad, claro está, de negociar prebendas en favor de la corriente perredista Grupo Guerrero, del ex empleado de Servando Martínez, alias “La Tuta”.

El crimen organizado está metido hasta las venas del Partido de la Revolución Democrática, un partido que ha hecho de la impunidad su carta de presentación. Y sí la impunidad se puso de manifiesto en el momento en que se eligió como Presidente del PRD al ex alcalde de la Unión Carlos Reyes Torres, implicado en el crimen de un priista, durante el conflicto poselectoral en el que su hermano Crescenciano Reyes Torres, había ganado la alcaldía de La Unión.
Tampoco se ha investigado a David Jiménez Rumbo cuando acompañado de sus guaruras, y quien en ese entonces cobraba como Senador de la república,  golpeó con un arma R 15 a unos jóvenes en las afueras de un centro escolar donde estudiaban sus hijos, por parecerles sospechosos. Jamás se le investigó por el delito de portación de armas de uso exclusivo del Ejército y Fuerza Aérea. 
Hoy se confirman los rumores que corrían en los pasillos de la política. David Jiménez Rumbo ha estado ligado al crimen organizado, el cual le ha financiado su carrera política, además de que ha impulsado el trabajo partidario de sus correligionarios en la Costa Grande de Guerrero.
Por ese motivo y no por otra cosa, es que se le impidió que asumiera las riendas del PRD en el estado de Guerrero, y no porque se oponga abiertamente a la legalización del aborto. 
Prepotente y déspota como lo ha sido en su vida personal, el dirigente de Grupo Guerrero, reta a la Procuraduría General de la República, que se le investiguen sus posibles nexos con el crimen organizado, a sabiendas de que hay intereses entendidos entre los partidos políticos y el poder, es decir, el pacto de impunidad lo protege. La Procuraduría General de la República lo debería a llamar a cuentas por el delito de portación de armas prohibidas, para acallar a un tipo con ínfulas de matón,  pero la impunidad lo abraza.
Celestino Cesáreo Guzmán, acusado de violencia familiar, por su ex esposa, por haberle propinado una terrible golpiza, para después irse a consolar con una periodista, toma a la izquierda para obtener prebendas y no para solucionar los múltiples problemas de una sociedad ultrajada. Quiere vivir dentro de la corrupción, dentro del crimen, dentro de las fauces de los asesinos. Busca que Salvador Rogelio Ortega Martínez, le entregue cargos importantes dentro de la administración para seguir alimentando a un grupo de facinerosos, criminales, vividores, farsantes y traidores, encabezados por David Jiménez Rumbo.
El PRD está abiertamente aliado a la derecha. El Pacto por México y el apoyo a las investigaciones de la Procuraduría General de la República, sobre el caso Ayotzinapa, así lo demuestran. A Celestino Cesáreo Guzmán no le interesa buscar el poder desde abajo, sino convivir con él y obtener jugosas ganancias mediante unas criticas rancias y sin sentido en contra de Salvador Rogelio Ortega Martínez.   

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