lunes, 12 de enero de 2015

COLUMNA


Lectura Política

Noé Mondragón Norato

Crisis, credibilidad e ingobernabilidad rondan elección
Formalizado el registro de sus cinco aspirantes a obtener la candidatura a gobernador, el PRD rema ahora en contra de su maltrecha credibilidad. Y también contra la amenaza de que un puñado de inconformes que se han salido de control, obstruyan y hasta disloquen el proceso electoral del próximo 7 de junio. Y en ese sentido, no existe certidumbre en cuando menos dos pistas: en lograr estabilizar la inducida ingobernabilidad. Y que la entidad y sus habitantes entren progresivamente, en una espiral de pánico y apatía hacia dicho proceso comicial. Lo cual investiría de ilegitimidad al próximo gobernante y a los diputados federales y locales, si la votación no alcanzara más del 50 por ciento del padrón electoral vigente. Hay puntos al respecto que no pueden dejar de leerse.

PRD Y PRI: UNIDAD DE PAPEL.- Uno de los aspectos que en ningún partido político competitivo se ha podido desvanecer con éxito, es la satisfacción de las ambiciones personales que terminan en deserciones. A partir de 31 de enero, el PRD y el PRI se instalarán necesariamente en esta vertiente. Y los escenarios son ilustrativos: 1.- Las renuncias de militantes de ambos partidos medirá de algún modo, las fortalezas y debilidades. Pero sobre todo, la capacidad de cabildeo de sus dirigencias para atraer a esos inconformes a sus filas. Eso no es todo. Porque el desprestigio o prestigio político del renunciante se convertirá en moneda de cambio. Atraerá o quitará votos. Y eso resulta ineludible. Un riesgo que los partidos tendrán que correr. 2.- Las coaliciones electorales serán también, factor decisivo. El PRD anunció la primera con el PT. Pero quiso confundir y aventar el borregazo. Porque las coaliciones electorales para candidato a gobernador cerraron su registro el pasado 20 de noviembre. Y solamente se prorrogó hasta el pasado viernes, para diputados federales y locales. El dirigente nacional del PRD, Carlos Navarrete Ruiz, en su reciente visita la cacaraqueó como logro suyo. Sin embargo, para la elección de gobernador, solo el PRI formalizó su coalición con el PVEM. Los demás partidos políticos irán solos. O por una coalición de facto. 3.- Las encuestas son de ficción. Estudios estadísticos que se venden al mejor postor. Y así, nadie tiene nada seguro. La mayoría de los aspirantes a gobernador, fueron tocados por los hechos de Iguala del pasado 26 y 27 de septiembre. Sobre todo, los del PRD. A estas alturas parece engañoso que el senador Armando Ríos vaya a la cabeza, cuando fue uno de los personajes que tenía una relación estrecha con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca Velázquez. Y de los demás, solo el senador Sofío Ramírez, Beatriz Mojica y Víctor Aguirre, se salvan. Porque Sebastián de la Rosa está peor que Ríos. 4.- El reto mayúsculo para el PRI y PRD no consistirá en empujar con todo, para vencer a las inercias y grupos de interés que buscan bloquear la elección del 7 de junio, sino dos cosas fundamentales: darle credibilidad a la elección con candidatos sin ligas con el crimen organizado. Y atraer a las urnas el mayor número de electores guerrerenses. El poder de convocatoria partidista podría verse oscurecido si a la competencia electoral, ambos partidos envían a candidatos cuestionados. Y su oferta electoral se observa tibia, endeble y con escaso contenido. 5.- La federación no está cumpliendo con su papel a cabalidad. El crimen se desató el pasado fin de semana en el puerto de Acapulco, a pesar de la presencia de la Gendarmería Nacional. Y los inconformes por el caso Ayotzinapa –los propios normalistas y los maestros disidentes de la Ceteg-, mantienen en vilo a la entidad. En estos momentos, son ellos los que deciden. El estado de derecho de unos cuantos, se impuso por encima del que portan millones de habitantes. Amparándose en el anonimato que ofrece una capucha, y con una bandera política bastante rentable como la desaparición de los 42 normalistas, le apuestan al río revuelto. No hay más razón que la suya. Quien no la comparte es su adversario. O en el peor de los casos, su enemigo. Y eso se llama intolerancia y cerrazón. Los mismos males del viejo PRI, encarnados en los grupos opositores. Ingredientes que resultarán explosivos una vez que la elección se aproxime.
HOJEADAS DE PÁGINAS…Otro personaje que está midiendo el terreno político antes de lanzarse a enfrentarlo, es el diputado federal por el distrito siete, Jorge Salgado Parra. No sería para menos después de la intimidación de que fue objeto, por parte de los grupos radicales de normalistas y maestros de la Ceteg. Pero sobre todo, de un punto mucho más importante: su progenitor, Jorge Salgado Leyva, ya no despacha como Secretario de Finanzas del gobierno estatal. Sin cobijas políticas gruesas, se aprecia complicado que pueda enfrentar con éxito, los fríos polares de la elección para alcalde de Chilpancingo.
dragonato@hotmail.com

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