lunes, 27 de abril de 2015

ARTICULO

Falcotitlán

Campaña 

Hugo Falcón Páez
 La invasión del capital, su fusión con las megatendencias y la globalización, han hecho una campaña política feroz en contra de los gobernados y los gobernantes
Tal como en las guerras mundiales o en los conflictos bélicos geopolíticos, una campaña electoral es sangrienta y mortal. Internamente, el conjunto de actividades organizativas y comunicativas por el binomio candidatos-partidos sufre un daño emocional irreversible. Es por ello que estas actividades sujetas a normas y pautas de actuación, que supuestamente garantizan la captación de votos, son frágiles y generan daño colateral. Bajo esta resultante, los sobrevivientes, no dejan cicatrizar las heridas a su ética y su moral.

  Sólo basta mirar en el estado de Guerrero si ha habido igualdad de los competidores, limpieza y transparencia, así como la neutralidad de los poderes públicos. Debemos recordar que estas acciones democráticas, son financiadas directa o indirectamente por fondos públicos. Sin embargo, siempre hemos visto y comprobado que se malversan en manejos privados, que se interconectan a los cotos de poder y a las fuerzas fácticas que gobiernan el país. Al saber que a través de un proselitismo político tradicional y en los medios de comunicación masivos, se obtiene un contacto verosímil entre la ciudadanía en general, los electores y candidatos deben entenderse en un lenguaje simple. Aquí la usanza de quienes diseñan la publicidad, cuadran la agenda, realizan la táctica de los recorridos y los contactos aliancistas de último momento, es más complicado de lo que parece. Este caos propagandístico se convierte en un debatir sin fin, declaraciones y conversaciones vulgares son estereotipos de chantaje y extorsiones, impulsados por seudoperiodistas, universitarios ramplones, militantes enquistados e inconformes, así como ciudadanos y los mismos candidatos. La comunicación digital (redes sociales) toma otras vertientes multimedia llamados meméticos, así podemos sentir, me atrevo a usar esa palabra, de cómo va degradándose el impacto de la emisión de los mensajes políticos. La recepción para miles o millones de electores es prácticamente impersonal, los costos se minimizan, y todo se concentra en manos del aparato central del partido (reiterativo) y de “profesionales”. Se reduce a una serie de arquetipos como, alzar las manos de los susodichos, organizar foros insustanciales, regalar playeras con logotipos y slogan, caminar entre los necesitados y prometer soluciones, así como fotografiar una muchedumbre con el próximo electo, cargar a los hijos y posar con la esposa o esposo, testimonios de una calidad de vida próspera y decente, así como el clásico pulgar arriba, y no falta el de tapizar el transporte público, los muros y panorámicos de imágenes insípidas. Por ello bien dicen que la política es el arte de ganar dinero rápido. Estos errores auto infligidos dan como resultado que el 80% de los ciudadanos desconfía de los partidos, de acuerdo con una investigación realizada por el propio INE y el Colegio de México llamada Estrategia Nacional de Educación Cívica para el Desarrollo de la Cultura Política Democrática en México (ENEC) 2011-2015. Muestra que la confianza en la autoridad electoral también es muy baja, con el 36%. Coincide con los resultados del Latinobarómetro 2013, que ubica a México como el más insatisfecho con el funcionamiento de su democracia en toda Iberoamérica. Pues solamente el 21% de los mexicanos se muestra conforme con su desempeño.
Ahora bien, los guerrerenses están bajo una elección sui géneris, debido a los controles de confianza que buscan realizar diversas instancias, así como la participación de tres partidos por primera vez. Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido Humanista y el Partido Encuentro Social, quienes no tuvieron la oportunidad de establecer amalgamas electorales con otros partidos. Las batallas de spots son estratagemas para denostar o enaltecer logros pequeños y medianos, tanto a nivel federal y estatal. Estos comicios inéditos bajo el escrito fechado con 23 de abril pero entregado ayer al Congreso de Guerrero a las 14:55 horas, en el cual, Ángel Aguirre Rivero signó en lo que en el cuerpo del oficio se leía, que “Ruego a ustedes considerar mi decisión irrevocable de separarme de manera definitiva dl cargo para el que fui electo”. Indicó ante el poder Legislativo local, a los que fuera una separación del cargo con licencia, tras los hechos violentos del 26 de septiembre en Iguala. No cabe duda que el asunto de los 43 normalistas de Ayotzinapa será resucitado en unas horas, con un mayor auge quizá, ya que entramos a los últimas semanas que restan de la campaña electoral. Cabe citar que el exgobernador, dio reconocimiento a quienes estuvieron involucrados y lo acompañaron en su mandato con empeño. En ese triste adiós reiteró su aprecio al pueblo de Guerrero y a los señores representantes populares. De colofón, podemos asentar que quienes también se adhieren a la campaña son los “cetegistas”. Generando daños y contratiempos. Los embozados retornan después de un breve descanso (en enero quemaron una patrulla frente al Congreso e irrumpieron el INE en Acapulco) para amagar, retener, incendiar y quebrar todo lo que huela al proceso. Las víctimas han mutado a victimarios del PRD, PAN, PRI, más los que falten. También han logrado alterar las agendas de los candidatos a gobernador y el arranque frontal de las operaciones a candidatos a alcaldes en la entidad. El cuestionamiento rotundo es. ¿Quién ganará a partir del 7 de junio?
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