jueves, 28 de mayo de 2015

COLUMNA

Cosmos


Héctor Contreras Organista



 Chilpancingo, la capital más fea del país (5)
 La antigua Ciudad Bravos seguramente fue muy bonita cuando la habitaron las primeras familias que en este lugar de cruce de recuas se asentaron. En tanto que don Alexander Von Humboldt elogiaba a Chilpancingo por tener el mejor clima del mundo, don Julio Verne consideraba en una de sus obras a la ahora capital más fea de las entidades que conforman los Estados Unidos Mexicanos.
 Muchos viajeros ilustres pasaron por estas tierras, como José Martí cuya presencia en Chilpancingo se narra en la revista “Otatal”, editada por la Universidad Autónoma de Guerrero en su número 1. En el puente del río Mezcala, hace años, se filmó una película gringa y fue el hotel Posada Meléndez donde se hospedaron los artistas, entre ellos Charlton Heston. 

Aquí nació el gran artista mexicano Domingo Soler, en la avenida Guerrero. Cerca de ese lugar se hospedó don Benito Juárez y muchos años después el general Álvaro Obregón, acontecimientos que registra la historia de México.
La ciudad capital más fea de todas las que hay en la república mexicana tuvo un clima muy agradable y se cultivaba la uva, la pera, los higos, las manzanas y otras especies que se daban en clima frío. Además los observadores de esa época decían que Chilpancingo era un lugar muy iluminado por la naturaleza, en algunos poemas se habla de esos detalles: Ciudad de mucha luz.
Posiblemente algunos de los políticos que han alcanzado el honor de ser alcaldes han llegado demasiado de prisa al cargo y lo han desempeñado atropelladamente, sin darse tiempo de conocer la historia de la ciudad. No han abierto ningún libro para informarse de su importancia histórica y ver que Chilpancingo no nada más es pozole y mezcal y que hay que hacer una “feria”. 
Chilpancingo, antiguamente fue un buen abrigo para la cultura al grado que dio vida al glorioso Colegio del Estado, a contar con bibliotecas, a promover teatro, concursos de oratoria, declamación y canto y hubo un teatro “Baltazar R. Leyva Mancilla” que algún “culto” alcalde transformó en mercado. 
Desde fines del siglo XIX existe una banda de música oficial (también era banda de guerra) que se dispuso amenizara en el centro de la ciudad los días domingo, martes y jueves interpretando música selecta o de la llamada “clásica”, alternando con versiones a la música guerrerense como la que interpretaba cuando estuvo bajo la dirección del gran maestro igualteco don José (Pepe) Ocampo, de muy grata memoria o del ilustre y muy apreciado maestro don Carlitos Quiróz que hizo famoso el danzón “Teléfono a la larga distancia”, colocando trompetistas en los extremos del jardín.
Chilpancingo tuvo una feria merecedora de los más altos elogios de poetas como don Rubén Mora Gutiérrez, feria que desgraciadamente en los últimos años ha servido para hacer de Chilpancingo una capital aún más fea, porque se ha convertido en todo, menos en feria. Chilpancingo cuenta también con un sonido de campanas de la iglesia de la Asunción finísimo, agradable, evocador, porque gracias a la aleación de oro que se le hizo a una de ellas, con aportación del valioso metal que hicieron los feligreses a iniciativa del sacerdote Agustín M. Díaz. se logró. Otra gran campana monumental se localiza en la torre norte donada por don Timoteo Calvo.
En ese templo, después del Congreso de Anáhuac de 1813, Morelos dijo a la virgen: “Madre, si hicimos mal, perdónanos. Si bien, bendícenos”.
Los bailes en Palacio de Gobierno hoy sólo son gratos recuerdos, así como los bailes en la escuela Himno Nacional y en la Universidad Autónoma de Guerrero. Los ritmos fueron cambiando, pero aun así hay personas de la tercera edad que los jueves en el centro de la ciudad y desde hace muchos años bailan danzón. 
Hoy, la impertinencia de quienes se adueñaron del zócalo no se los permite. El egoísmo y la mezquindad hicieron que también se colocaran objetos en el quiosco para que la banda de música no pueda tocar ahí. Una agresión muy maldita contra las familias de la capital del estado de Guerrero.
Chilpancingo tuvo su campo de aterrizaje. De aquí se daba servicio de transporte por medio de Aerovías del Centro o Aéreo Puebla, y antes por medio de la compañía Gómez-Méndez, a los viajeros que iban o venían de la sierra, la montaña, la tierra caliente o las costas. Esa pista se amplió para que aterrizaran los jets de los funcionarios. Por años dejó de usarse y sirve sólo para que aterricen algunos helicópteros o pequeñas avionetas. Un gran terreno que puede servir para que se hagan ahí instalaciones de la feria de  Chilpancingo antes de que se formalice un nuevo cuartel de policía y se quede para siempre como ocurrió en el campo Wallace.
Aumenta el desprestigio contra Chilpancingo por las pésimas y asquerosas instalaciones de la Cruz Roja que llegó a tener varios consultorios, oficinas y camas para dar atención de primera a la población cuando funcionaba con sus principios humanitarios. Desde hace años opera con principios centaveros y de hurto, de los cual hubo un gran escándalo hace tiempo. Quien levantó esa institución en los años 50 fue don Antonio Bernal y el médico Rodrigo Vega Leyva así como los enfermeros Santos Cabañas y “Mentos”, don Clemente Donjuan y la muy querida y respetable enfermera Lupita Anaya.
Chilpancingo tuvo dos viveros donde la gente se surtía de plantas y árboles. Uno de ellos fue utilizado para las instalaciones de la feria y el otro para el Zoochilpan. Uno y otro convertidos en defecaderos, en sitios pestilentes e insalubres que a ninguna autoridad le interesa hacer funcionar adecuadamente, a pesar de ser centro de grandes concentraciones. Por eso también somos la capital más fea de México. No hay parques adecuados para los niños, para las reuniones familiares, no hay albercas, no hay nada que beneficie en diversión a la familia.
 Si bien es cierto que el problema de la basura crece y crece y crece día a día, también es verdad que esto sucede porque no hay un tiradero adecuado de basura ni mucho menos vehículos en buenas condiciones para brindar ese servicio. Cuando los choferes de los camiones y camionetas reclaman que les faltan llantas, baterías o algo de los vehículos, les dicen que no hay dinero. Servicio prioritario que debe contar con mucho mayor atención de parte de la autoridad.
 Chilpancingo es feo por sus callejones que hacen las veces de calle. “En mi racho, una de las calles de aquí tiene el tamaño de un camellón de allá”, nos dijo un día una persona del Bajío. Sentimos muy feo cuando así se habla de Chilpancingo. Pero si no queremos ser criticados de esa forma debemos y tenemos que trabajar con más fervor por nuestro querido Chilpancingo.    

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