miércoles, 24 de junio de 2015

COLUMNA

 Cosmos

Héctor Contreras Organista

HUMBERTO GUADALUPE FLORES CHAVEZ: ¡BETO FLORES!
Hace ya algunos años, tuvimos la gran oportunidad de dialogar con uno de los mejores futbolistas guerrerenses de todos los tiempos, Beto Floraes. Hijo del muy distinguiido y admirado maestro Aarón M. Flores. Hoy queremos recordarlo y rendirle un muy ju
sto homenaje, modesto pero muy sincero y con ello, saludar a su muy respetable y querida familia.
Humberto Guadalupe Flores Chávez, “Beto Flores”, es uno de los futbolistas chilpancingueños cuyo nombre registra la historia deportiva de Guerrero con especial afecto y consideración, sencillamente porque ha sido uno de los mejores futbolistas, reconocido así por sus propios compañeros y por los aficionados al balompié.
-Beto, ¿cómo fue que empezaste a jugar futbol?

“Empecé cuando iba saliendo de la escuela Primaria que en aquél tiempo era la ‘Escuela Tipo Manuel Altamirano’ y que hoy es ‘Primer Congreso de Anáhuac’. Empecé en un equipo llamado ‘Los Canarios’, que lo integraban los Meléndez: Luis y Beto; los Morlet, Tavo y Guillermo, son de los que más me acuerdo. Iba saliendo del Sexto Año e iba a entrar a la Secundaria, que en aquél tiempo era Colegio del Estado. 
Al llegar ahí nos agarró como entrenador el maestro Sabino Hernández para participar en un equipo que él organizó llamado ‘Racin Jr.’, porque ya estaba un ‘Racin’ grande que lo entrenaban Klimek Gama, El Palillo Silva, El Mexicano, que no recuerdo su nombre, Jaime Díaz, en paz descanse y otros muchachos que ellos ya eran un poquito más grande e integraban el ‘Racing’ grande, y que el profe Sabino los entrenaba, pero él quería que hubiera un ‘Racing Jr’. Y la mayoría de los muchachos que salimos de la Escuela Primaria lo formamos.
Pasaron unos dos o tres años y se formó en ese tiempo otro equipo llamado ‘Atlante’. Yo en verdad no empecé en ese equipo que al paso de los años fue un gran equipo, uno de los mejores que se han parado en el estado de Guerrero. El maestro me vio jugar y nos invitó a otros y a mí. Dejó al ‘Racing’ grande y entrenó al ‘Atlante’ y nos invitó a varios muchachos a que fuéramos integrantes de ese equipo, pero yo tenía unos 12 o 13 años en ese tiempo, y sí, fue un gran equipo”.
 -¿Cuántos campeonatos o qué trofeos lograste en el Atlante?
“De los que recuerdo fueron tres sub campeonatos del estado y un campeonato estatal. Llegó el momento en que fuimos Conscriptos, casi todo el equipo. Para suerte de nosotros teníamos la edad, estábamos dando nuestro Servicio Militar. Aquí se hizo una eliminatoria con Acapulco, Iguala y Taxco y salimos campeones, y de aquí representamos a la Zona Militar. Llegamos a la ciudad de México con una semana de anticipación, ya nos íbamos a regresar. Pero nos dijo el Teniente: ¿Qué les parece si entrenan, conocen bien el campo, se quedan aquí y juegan con la
selección de aquí? Entonces el profesor Sabino nos preguntó qué pensábamos, y sí, nos quedamos. Era un campo precioso, de lo mejor que hay en la república. Jugamos y entrenábamos con el primer equipo de ahí, el de la Zona Militar, le ganamos 3-0 y nos felicitaron: ¡Caray, chamacos, qué bien juegan! Después nos hicieron que jugáramos con la Selección de Cuarteles, a la que vencimos 3-1. Ellos mismos, los soldados nos dijeron que seríamos muy tontos si no salíamos campeones regionales del Servicio Militar”.
-¿Cuál fue tu mejor gol?
“Recuerdo un gol que metí en Acapulco, en El Farallón, que en ese tiempo vivía el muchacho Jesús Salgado, que era periodista. El anotó en su periódico que en ese partido, según él, yo había sido el mejor jugador de los 22 que se habían parado en la cancha, y que yo había anotado un gol con la zurda, de media vuelta. En realidad está mal que yo lo diga, pero sí, se fue a incrustar al ángulo. Para mi fue uno de los mejores goles que yo recuerdo en El Farallón del puerto de Acapulco”.
-¿A quiénes consideras que han sido los mejores jugadores de futbol que ha tenido Chilpancingo?
“Hay bastantes. No sé si sepas que nos acaban de hacer un reconocimiento. Nos dieron unas medallas como deportistas que sobresalieron en el estado, y como el mejor equipo que se ha parado en la capital. Pero a mí me hubiera gustado que hubieran tomado en cuenta a otros, y mejor quizá que nosotros, como es Toño Infante. Ese señor jugaba muchísimo, muy bonito. Otro, en paz descanse, el profesor Rivas, El Güerito Rivas; el maestro Reynoso; Chafá Luna, un gran futbolista que no se le ha dado ningún reconocimiento. Paco Díaz, un gran futbolista, para mi un gran jugador, un gran deportista. Otro, Pedro Rentaría, y hay varios muchachos que han destacado”.
-Del futbol que se practicó en Guerreo, ¿cuál sentiste que era el futbol recio, el fuerte?
“Yo veía que el igualteco. Esos muchachos recuerdo que siempre entraban casi a las piernas, no al balón. Su público también era algo especial, además en ese tiempo no había tribunas; teníamos al público a nivel de cancha, y nos tiraban bastantes cosas a la cara al estar jugando, cáscaras de fruta, era algo difícil ir a esas canchas de Iguala. Para mi es el público más duro que yo recuerdo. Con los que sí nos llevábamos bastante y que nunca hubo dificultades y siempre jugábamos y nos despedíamos bien y nos llevamos muy bien con ellos fue con Acapulco. Y Taxco también, tenían buenos equipos, El San Isidro”.
-¿De dónde te nació ser futbolista?
“Pues, fíjate que yo empecé jugando béisbol, pero recuerdo que el catcher de nosotros era, en paz descanse, el señor Jaime Díaz, pero recuerdo que no usábamos nada de caretas, guantes y nada de esas cosas y el catcher era él. Le fracturaron la nariz y se desintegró el equipo, y en la calle empezamos a jugar hasta con pelotas de trapo que las hacíamos nosotros mismos, y empecé a jugar el futbol pero ya lo empecé a jugar como a los 13 o 14 años”.
-¿En qué año naciste?
“Nací el 22 de junio de 1933 en Chichihualco. Mi padre, no sé si sepas, fue seminarista. Ya iba a terminar su carrera de sacerdote pero no sé, se arrepintió, se escapó del Seminario, parece que con el maestro Mora Chino y otros compañeros, y se fue para el pueblo de Chichihualco y allá se casó con mi madre, en paz descanse, Aída Chávez Romero, y allá nací. De allí somos los cuatro hermanos, mi hermana Queta, mi hermano Aarón, mi hermano Víctor, que está en México y es doctor. Yo soy el tercero”.
-Cuando salías a jugar futbol, ¿cuáles eran los consejos de tu papá?
“Fíjate que yo siempre quise que mi padre y mi madre me vieran jugar, pero ellos, por su trabajo no pudieron ir, nunca me vieron jugar, pero sí, mi padre siempre estaba al pendiente de los resultados, siempre me preguntaba: hijo, ¿qué?, ¿cómo quedaron?, ¿ganaron, perdieron? El escribía en el Diario de Guerrero, y él sacó varias veces notas sobre nosotros, sobre el equipo. Unas notas muy bonitas que hizo, donde nos alababa bastante, que éramos un equipo muy bien integrado, muy bien organizado y que jugábamos muy bonito. Mi padre me daba buenos consejos, y que yo le echara ganas, que no me arredrara, que jugara con todo el corazón”.
-Variando un poquito, ¿qué sientes ser hijo de un hombre tan ilustre?
“Hermano, aquí, ¿qué podría decir? Es lo máximo. Encuentro personas que yo ni conozco y me dicen: Oiga, señor, ¿usted es hijo del Profesor Aarón M. Flores? Sí, ¿por qué? ¡Caray!, un gran maestro, un gran literato, un gran dramaturgo, poeta… yo siento muy bonito. El fue mi padre. Siento mucho orgullo, me siento muy grande, muy alto, no sé. Me siento muy contento”.
-¿Cuál fue el último equipo con el que jugaste?
“Todavía jugué en un equipo que se integró con trabajadores del ISSSTE, yo tenía amistad con algunos de ellos y me llamaron, aunque yo les dije que ya no quería jugar porque ya no podía ni correr, ni nada, pero ellos me dijeron que sí, que todavía la hacía, que yo fuera integrante del equipo de ellos. Y sí, hasta nos dieron uniformes con el logotipo del ISSSTE. Ese fue el último equipo con el que participé”.
-¿Qué me dices del Universidad Rojo?
“Yo fui integrante del Universidad Rojo. En ese tiempo estaba como rector el doctor Virgilio Gómez Moharro, un buen amigo, un gran cardiólogo. Ese señor a veces hasta nos acompañaba a Iguala, Taxco o Acapulco, pero teníamos tan mala suerte que siempre que nos acompañaba o perdíamos o empatábamos. Fuimos campeones dos años consecutivos”.
-¿Quiénes fueron tus mejores compañero en la cancha?
“Todos. Recuerdo a Avonza, un gran portero que jugó en Segunda División, en Iguala, a Carlos Klimek, a Fernando Silva, grandes defensas. A Carlitos Leyva, también defensa. En la media a Fulgencio Díaz, Mundo García, Humberto Téllez, un gran extremo. Paco Herrera, un gran futbolista, de lo mejor que ha habido en Guerrero, Paco, en paz descanse. Mundo García un gran futbolista”.
Muchas gracias, Beto, por este diálogo.
“Gracias a ti, muchas gracias”.

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