jueves, 4 de junio de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista


 7 DE JUNIO, DÍA DE LA LIBERTAD DE EXPRESION
 -A Carmen Aristegui, con solidaridad, respeto y admiración-
 Desde los años 50, en México, cada 7 de junio se reunían los editores de periódicos “de circulación nacional” con el presidente de la república para “celebrar” el “Día de la Libertad de Expresión”.
La verdad es que desde entonces no había -¡ni hay!- algo qué celebrar en relación con la actividad periodística, porque jamás, de parte de los políticos en el gobierno, se ha respetado aquello de que “no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta con mi vida tu derecho a expresarlo”: Voltaire.

Los editores en el DF, en esa reunión hecha a iniciativa –dicen- del coronel José García Valseca, editor de los periódicos “los soles”: “Sol de México” y “Esto”, era para convivir con el presidente y obtener prebendas en  publicidad oficial.
Pronunciaban discursos salameros -¡como siempre!- a favor del gobernante y éste correspondía también con lo de siempre: “respeto a la libre expresión de los periodistas”.
En las capitales de los estados, editores y periodistas emulaban esos saraos, se reunían con el gobernador y algunos de sus funcionarios en un comelitón que acaba en borrachera, y todos felices.
En aquellos lejanos entonces se le llamaba “embute” al dinero que daba el gobierno a los periodistas, fue cambiando de nombre hasta llegar al “chayote” actual.
En Guerrero, esa libre expresión fue violentada en las personas del doctor Eusebio S. Almonte, a quien por hacer uso de ella lo asesinaron en las proximidades de Mezcala, y el muy sonado caso de Juan R. Escudero cuyo suceso registra la historia.
Al paso de los años hubo infinidad de agresiones contra comunicadores que seguramente viejos periodistas podrían narrar, particularmente aquel de don Nacho de la Hoya, editor del periódico “La Verdad”, de Acapulco, quien por la golpiza recibida quedó trastornado y al fin murió.
La lista de crímenes contra periodistas en el estado de Guerrero es lamentablemente muy larga. Los periodistas que se han atrevido a poner los puntos sobre las íes publicando la verdad, la realidad de lo que ocurre en nuestra entidad, no han salido bien librados. Ha habido desaparecidos.
A cambio, también es larga la lista de editores y comunicadores que a base de ofrecer loas, quemar incienso a los funcionarios y hablar o escribir maravillas de ellos, han vivido y viven en la opulencia, con nutridas cuentas bancarias, son dueños de vehículos de lujo, dueños de edificios no solamente en Guerrero sino hasta en el extranjero y gozan de una vida desparramada de placer.
Alguien dijo hace años que es lícito vivir del periodismo porque es un oficio, es un trabajo. Pero cuando el periodista escribe o habla con honestidad de los sucesos y señala a las lacras, su vida peligra. Vive en el filo de la navaja y también en la miseria y con la rabia de los poderosos en contra.
El brutal asesinato de don Manuel Buendía Téllezgirón, columnista de Excélsior es ejemplo de ello. 
El caso más reciente de acallar la Libertad de Expresión es el de la brillante periodista Carmen Aristegui. 
Pero también hay ojos más allá de nuestra geografía que observan el desempeño de un hombre como el periodista Carlos Payan, director fundador de La Jornada, galardonado por Casa de América Catalunya, con el premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica.
No debemos olvidar que el ejercicio de la libre expresión ya no sólo se realiza en los medios de comunicación: prensa, radio y televisión. Por medio de la lucha social y hoy a través de la avanzada tecnología, es donde se está librando una batalla que de algún modo alcanzó ya y está rebasando lo que antes era tabú. Un ejemplo, el caso de la FIFA.
Para nuestro país y en particular para el estado de Guerrero es muy necesario que se haga uso de esos medios y se está haciendo. 
El común de la gente ya no calla lo que ve, lo que observa que está mal y lo señala con índice de fuego.
Ejercer la libertad de Expresión nos ha impulsado a nuevos estadios. Ya no les es tan fácil a los ladrones políticos de siempre continuar en su rapiña y en su saqueo. Hoy más que nunca ese principio y derecho humano tiene un valor fundamental. Hay que hacer uso de él.

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