jueves, 30 de julio de 2015

COLUMNA

Sin Concesiones

Armando Patrón

El virtual gobernador del estado, Héctor Astudillo Flores le ganan las ansias por tomar las riendas del estado. Virtual porque a pesar de que el mandato de Rogelio Ortega aún no termina, el gobernador electo afecto a la petulancia hacia sobre su propio cuerpo, se encuentra de gira por la entidad, realiza conferencias de prensa, reuniones con los diversos sectores sociales y periodísticos, sin importarle que haya todavía un responsable de las riendas del estado.
Al parecer trata de mitigar las acusaciones del gasto millonario con el que compró la elección y para hace olvidar a la opinión pública que durante sus gobiernos no cumplió en lo más mínimo con lo prometido en su campaña.

El narcisismo de  Héctor Astudillo Flores, pone en vilo a las instituciones del estado, que prefieren hacerse las omisas en relación a los diversos problemas que enfrenta la entidad, y para ello el gobernador electo se encarga de tender cortinas de humo.
Por lo pronto ya se reunió con algunos periodistas lambiscones y oficiosos en el Puerto de Acapulco, para tender puentes y “convenios” publicitarios para limpiar su imagen de corrupto y tramposo, para que lo ayuden a gobernar,  criminalicen las protestas sociales y linchen a los líderes de organizaciones.
Los reporteros que acudieron al desayuno al Puerto de Acapulco, fueron con la esperanza de que se les resuelvan sus problemas económicos, pero en ningún momento a cuestionar a un ex legislador que aprobó la reforma educativa, que votó para que se le entregue el petróleo a las transnacionales extranjeras y que saqueó las arcas del municipio de Chilpancingo.
Es de dominio de la opinión pública, los jugosos negocios que hizo al amparo del poder a su paso por la alcaldía de Chilpancingo, el convenio de los autos del Ayuntamiento y que manejaron sus hijos. Por ello pretende regresar a los viejos tiempos en que la prensa era sometida por el priismo para avalar la represión y la impunidad.
La  egolatría de Héctor Astudillo Flores, pone al descubierto, no su interés por resolver los problemas de la entidad, sino por saciar sus ansias de poder, de lo contrario ya se hubiese reunido con los familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos por autoridades ligadas a su partido, habría entablado conversación con familiares de las victimas del crimen organizado, o por lo menos dado un pronunciamiento esperanzador sobre la ola de inseguridad que prevalece en la entidad y que Peña Nieto no ha podido resolver.
Astudillo Flores sabe perfectamente lo que se le viene encima, y por ello sus reuniones constantes con los representantes de los medios de comunicación con la finalidad de que lo defiendan y hablen bien sobre él y su futuro mandato, porque sabe que no es la solución para el estado de Guerrero. Con él a Guerrero le espera el ostracismo y la represión.

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