jueves, 23 de julio de 2015

COLUMNA

Cosmos
Héctor Contreras Organista

 LA CASA DEL ANCIANO DE CHILPANCINGO
El sábado 31 de marzo de 1951 hubo gran fiesta en Chilpancingo. 
El presidente Miguel Alemán Valdez estuvo aquí con su esposa para inaugurar, entre otras obras, La Casa del Anciano, en la colonia “Margarita Viguri”, asilo que desde entonces lleva el nombre de “Beatriz V. de Valdez” (la ‘V’ es por el apellido Velasco) y que fue construido por doña Fermina Ventura de Leyva y su Comité de Damas de Asistencia, durante el gobierno del General Baltazar R. Leyva mancilla.

Cuando hicimos el reportaje, el asilo era ocupado por 13 hombres y 12 mujeres, cuyas edades fluctuaban entre los 61 y 95 años. Suman exactamente 25 el número de personas que pueden ser y son bien atendidas por un personal que conforman 35 trabajadores distribuidos en tres turnos y que coordinaba el apreciado médico Francisco Aparicio Soto.
Debido a la fría mañana de enero en que los visitamos, no pudimos platicar con ellos. Se encontraban dormidos a las 10 de la mañana, descansando cómodamente en los sillones colocados en hilera al pie de la ventana de una sala alargada. 
Ninguno prestaba atención a la película que se exhibía en la televisión. A pesar de que tal vez fueron sus ídolos Pedro Infante y Jorge Negrete, ni caso hacían a los “dos tipos de cuidado”. El coordinador de la Casa, era el médico Francisco Aparicio, quien el 23 de enero de 2008, se hizo cargo de esa institución. 
“Es una gran experiencia. Yo siento que aparte de la profesión humanitaria a la que se dedica uno, estamos llegando a esa edad en la cual tenemos que identificarnos y tenemos que ver qué es lo que podemos hacer por la gente que está sin el apoyo de sus familiares y sin el apoyo de las demás personas, y creo que estando aquí, es una forma de poder hacer algo por ellos”.
La persona de menor edad de entre los internos es una mujer de 61 años, el mayor es un hombre de 94. Se levantan a las 6 o 7 de la mañana, de acuerdo a la época del año. Se les baña, los cambian de ropa y almuerzan a las 9. Los sacan a los reducidos patios del edificio a que reciban la protección de “la cobija de los pobres”, el sol. Los que tienen facilidad de hacer ejercicio, caminan. Practican juegos de mesa o cualquier actividad para distraerlos. Les cortan las uñas, los peinan, los dejan presentables. Son sólo dos o tres los que saben leer. Son originarios del estado de Guerrero, de las costas, montaña, tierra caliente y Chilpancingo.
Entre las historias de cada uno de ellos, hay algunas crueles. “Tenemos un señor -informó el médico Francisco Aparicio-, que es de León, Guanajuato, que dice que se vino a abrir una tienda de zapatos a Acapulco. Lo despojaron de la tienda, lo despojaron de todo, y allá en León no le dejaron nada; aquí lo tenemos; es el único que no es del estado, pero andaba vagando en Acapulco y lo mandaron para acá”. Pues sí, allá en mi León, Guanajuato, la vida no vale nada.
La Casa del Anciano es insuficiente, por eso se estaba proponiendo la construcción de una nueva casa, con mejores condiciones de atención, “porque aquí, la verdad, sí tienen todo lo necesario, pero no está construida adecuadamente para atender a los adultos mayores. Tiene que ser un lugar plano con un espacio más grande para distracción, puertas adecuadas para que puedan entrar con la silla de ruedas y más que nada, ya no tener diez o doce personas en un mismo dormitorio. Estamos viendo la posibilidad de que sean solamente dos o tres y que sean personas afines y que no estén peleando en las camas”. El médico sugiere que se construya una casa de ancianos por cada una de las regiones del estado.
La casa es visitada por todo tipo de personas, “hay mucha gente altruista, el domingo vinieron de una tienda y les regalaron un suéter a cada uno”.
-¿Visitan a los ancianos senadores de la república, algún gobernador, diputados, regidores, presidentes municipales, primeras damas?
“No, no, no…  no han venido. Del DIF del estado, sí. Del municipio no, pero sí nos apoyan dándonos el terreno para, Dios no lo quiera, el día que se muera alguien, tenemos el terreno. Nos condonan todos los trámites para el sepelio. Sí participa el DIF municipal. Yo siempre he pedido el apoyo más que nada, moral. La presencia física de las personas, que vengan a platicar con ellos, a convivir más que nada”. Dos ancianitos han fallecido en los dos años recientes, uno porque ya venía enfermo, murió de cáncer y otro por un infarto.
“Afortunadamente tienen todo lo que pueden necesitar, principalmente la alimentación, casa, abrigo y todo lo necesario, pero la convivencia es necesaria, porque ellos vienen de un antecedente de rechazo, que nadie los quiere, y entonces, sería muy bueno que vinieran a convivir con ellos. Afortunadamente hay escuelas que mandan a los alumnos para convivir con ellos, y eso les sirve a los alumnos y también a ellos”. 
Nuestro entrevistado informó que “en el contexto nacional nos tienen en buen concepto, porque afortunadamente nos han invitado a reuniones de nivel nacional para formar las bases de atención de los adultos mayores en toda la república. Han tomado en cuenta nuestras opiniones y nos tienen en buen concepto. Incluso el IGATIPAM pone de ejemplo al asilo de aquí ante todas las reuniones que tienen a nivel nacional y a nivel local”.
Refiere que hay gente que apoya a los adultos mayores que andan en la calle. “Somos más el número de hijos desagradecidos, más crueles. Hay gente que ha venido a solicitar apoyo para internar a sus padres. Nosotros aquí no aceptamos gente que tengan hijos, es uno de los requisitos para poder ingresar, que no tengan ningún familiar cercano. 
“La Casa del Anciano se sostiene porque el DIF-Guerrero nos proporciona todos los insumos, dinero y un presupuesto que nos da por inversión directa del estado de Guerrero. 14 mil pesos que nos dan como fondo revolvente. Tenemos la oportunidad irlo renovando cuando necesitemos. Si se acaba en una semana, a la siguiente nos reponen el dinero. Yo creo que es suficiente para comprarles medicamentos y lo que ellos necesiten, y más que nada la alimentación.
“Se siente uno tranquilo velando por la salud de todos los abuelitos, reflejándonos ahí y viendo la forma de que tengan una vida placentera, llena de felicidad de los últimos momentos que les quedan, porque son personas que no tienen familiares, no tienen recursos, y desgraciadamente de aquí se van directo al Panteón. No salen a sus casas porque no las tienen”.
LA VOZ DEL PUEBLO, DICE: 
“Está cabrón llegar a viejo… Pero más cabrón está en no llegar”.

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