viernes, 11 de septiembre de 2015

ARTICULO

Destiempo
Francisco Rangel

Una vez tomada la protesta de ley como nuevos legisladores, los integrantes de la LXI Legislatura habrán de abordar distintos temas que quedaron pendientes de sus antecesores, aunque también habrán de limar asperezas que existen entre ellos que supuestamente mantienen una unidad que jalaría parejo en los siguientes tres años, porque de lo contrario se comerán unos a otros aunque vistan una misma camiseta partidista, afectando con ello la productividad en más y mejores leyes.
Por ejemplo el nuevo coordinador de la bancada del PRD, Sebastián de la Rosa Peláez, acusado de sus “relaciones peligrosas” con el ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, uno de los acusados de provocar la desaparición de 43 normalistas y la muerte de nueve personas más; quien además deberá de reclamar los tres millones de pesos que cobrara cuando era secretaria de Finanzas de partido del sol azteca, la ahora diputada local Coral Mendoza Falcón, que “desaparecieron misteriosamente y de los cuales ya no se supo el destino que se cree fueron a parar al bolsillo de la ex directora del FAIMPEGRO, lugar en donde también hay pruebas de que cometió distintos actos de corrupción.

Mendoza Falcón que ahora es diputada local perredista gracias a un fallo del TEE, también debería de explicar que hay del dinero falso que le fue hallado por policías ministeriales cuando andaba de campaña en importantes cantidades que anduvo repartiendo entre la gente necesitada de la costa chica de Guerrero. Al tiempo de ver que quien la impulsó a la FAIMPEGRO, Evodio Aguirre Velázquez, quien será el alcalde de Acapulco con la condición de darle cien mil pesos mensuales de la entonces funcionaria en el gabinete ampliado de Ángel Aguirre Rivero, pero que nunca le cumplió y se le andaba escondiendo, pues ahora le pasen las facturas pendientes de cobro, pues ha demostrado que no cumple su palabra, ni con dinero del erario público. No si es una fichita la tal Coral.
A eso hay que agregar que volvieron a nombrar diputados que nuevamente cual malabaristas regresan a ocupar un sitio al no encontrar otra chamba, pues son y seguirán siendo cuestionados por su acciones que demostraron sus relaciones con el crimen organizado, como es el caso del presidente de la mesa directiva, Carlos Reyes Torres, a quien vincularon a los Caballeros Templarios y a Servando Gómez Martínez alías “La Tuta” y al asesinato por su propia mano de un sobrino de Cervando Ayala Rodríguez, en octubre de 2008. Además que debe aclarar del uso de recursos del Congreso local en la campaña de su hermano cuando quería ser presidente municipal de La Unión.
Existe el caso de la diputada local del sol azteca, Silvia Romero Suárez, quien fuera secretaria de Educación en Guerrero en el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, a la que acusaron de venta de plazas y de hacer mal uso de los recursos destinados a ese rubro por cientos de millones de pesos, además de ser incompetente y causa del descuido al manejo de la desaparición de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
 Y qué decir de la llegada de nuevo a la curul local de Raymundo García Gutiérrez, quien los últimos años se ha convertido en el cacique del municipio de Acatepec y que ha manejado los recursos financieros y administraciones de presidentes municipales manejados por él, desde los sótanos de un edificio de su propiedad ubicado en la capital del estado.
  Los diputados locales del PRD sin duda habrán de unirse para que reciban toda clase de señalamientos, pues provienen de diez años de gobiernos del PRD, cobijados por la impunidad que les daban los gobernadores perredistas y un partido amarillo que demostró su verdadero rostro: el de la corrupción, la impunidad y los intereses personales por encima de los del pueblo al que dicen representar.

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