viernes, 11 de septiembre de 2015

COLUMNA

Cosmos
Héctor Contreras Organista

JOSE AGUSTIN RAMÍREZ, A 58 AÑOS DE SU MUERTE
(Cuarta y última Parte)
La antología de José Agustín Ramírez titulada “No hay guitarra sin Ramírez bajo el cielo de Acapulco” da a conocer 95 de sus canciones entre las que se incluyen cantos escolares, himnos a héroes y a políticos así como canciones románticas, muchas desconocidas, concluyendo en que son una docena de ellas las que le dieron fama: “Linaloe”, “Himno a la Madre”, “La Callejera”, “Ometepec”, “El Toro Rabón”, “Camino de Chilpancingo”, “Atoyac”, “Acapulqueña”, “Por los Caminos del Sur”, “Mañanita Costeña”, “Caleta”, “La Vida se nos va” y “Al regresar a tus brazos”.

En esta excelente y valiosa recopilación explica el presentador del libro, el señor profesor Faustino Hernández Zurutuza, que intervino en forma muy entusiasta nuestra paisana chilpancingueña Alcira Adame Marín, así como la propia hermana del compositor, Conchita Ramírez Altamirano y el patrocinio del ayuntamiento de Acapulco que presidió el almirante Alfonso Argudín Alcaraz.  Agradece la colaboración de los sobrinos del maestro Ramírez: La maestra Olguita, el profesor Jorge y al Dr. César Espinobarros Ramírez así como al profesor Enrique López Nava, creador del monumento al cantor y quien colaboró en el diseño del libro.
Por otra parte, se ha dicho que no todas las letras de las canciones que popularizó José Agustín Ramírez son suyas, caso típico es “La Sanmarqueña”, cuyo autor fue el sacerdote don Emilio Vázquez Jiménez, originario de Ayutla y quien se la obsequió en un encuentro fortuito que tuvieron en la ciudad de México. José Agustín le hizo arreglos a los versos originales que escribió el sacerdote Vázquez Jiménez dedicados a doña Rosa Baltazar, su musa para componer la popular chilena guerrerense.
Se asegura que algunas son del poeta calentano Manuel M. Reynoso; otras del Príncipe del Soneto, Isaac Palacios Martínez y otras más del orador internacional Luciano Kubli, letras que al conjugarse con su música integraron poemas de gran expresión emotiva y de indiscutible belleza. 
Se dice también que entre su producción musical hay letras de Efrén Orozco. L. Meldín y A. Ramírez Moreno; León Osorio, aunque a la fecha nadie de los nombrados ha reclamado en ningún instante como letra suya alguna canción de José Agustín Ramírez.
Sí en cambio, doña Conchita Ramírez Altamirano confirmó al periodista Rafeel Castrejón que el vals María Elena fue creación del maestro José Agustín Ramírez y no de Lorenzo Barcelata. 
Desmintió que se la jugaran en un volado, como se dijo por mucho tiempo, “simplemente se la regaló”. Explicó que su hermano escribía al momento, de repente llegaba la inspiración y escribía los guiones de sus melodías en un papel cualquiera, trazando pentagramas en hojas de cuaderno, cajetillas de cigarros o servilletas. 
Por su parte, el brillante escritor e investigador guerrerense don Herminio Chávez Guerrero, de Tepecoacuilco, narra en la biografía de José Agustín Ramírez la forma en cómo un artista de su estatura pudo convertir la tragedia de una mujer (“La Callejera”) en canción y estamparla en el corazón y en la memoria del pueblo. 
José Agustín Ramírez no tuvo hijos, no obstante haberse casado tres veces. 
Fueron sus esposas: Eva María Castillo, a quien cariñosamente todo mundo le decía Maca
Su primer matrimonio fracasó. Después se casó por lo civil con Gloria Careaga, y finalmente con una señora viuda llamada Estela Roundge.  
Rica en todo cuanto pudo dar y compartir con sus semejantes fue la vida de José Agustín Ramírez. Sus canciones abrazan el amor de nuestro pueblo y lo describe con sentimiento único.
José Agustín Ramírez murió hace 58 años. Al conocerse la noticia, Guerrero se cubrió de luto. Juan García Jiménez describió su ausencia de la siguiente forma:
Era septiembre... azul...¡y te morías!...
¡Qué 13 de septiembre en desconsuelo!:
los Niños Héroes y la Patria en duelo
arropando tu muerte en armonías...
  Los próceres, ayer... Tú, en estos días.
Héroe de la Canción, alma sin velo...
Llanto que lleva a la guitarra un cielo,
empapado en fragantes lejanías...
  El dolor... el amor... ¡Todo lo hubiste
José Agustín Ramírez: canción triste
que en las noches de ensueños se dilata...;
al perderse tu voz en el camino
ya no hay novia en el kiosco pueblerino...
Guerrero se quedó sin serenata!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.