lunes, 12 de octubre de 2015

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

Don Bulmaro Morales Rodríguez
-Boxeador-
Una mañana de junio de hace muchos años, cuando recorría los pasillos del viejo Palacio de Gobierno, transformado en Museo Regional y oficinas del Instituto Guerrerense de la Cultura, saludamos a don Bulmaro Morales Rodríguez, personaje ampliamente conocido en Chilpancingo y jefe de una familia muy apreciada y valiosa.
Hombre no muy alto, de andar y mirar tranquilo, con sombrero en mano y vestir sencillo. Seguramente que fue a realizar trámites en alguna oficina y curioseaba observando los murales de Cueva del Río cuando lo saludamos. La charla se fue ampliando y nos llevamos una muy grata sorpresa cuando nos informó que en su juventud fue boxeador.

Años después, el médico Alberto Saavedra Ramos quien también fue un gran boxeador, pudiera decirse que en el mismo “establo” de boxeadores chilpancingueños de su época, nos confirmó que don Bulmaro Morales Rodríguez fue un fajador como pocos sobre el ring. 
Aquella ocasión que charlamos, Bulmaro comentó que en una de sus peleas se enfrentó en Chilpancingo, a un púgil del que sólo recordaba su apodo: “El Panadero”, originario de Cuernavaca, Morelos.
“Nos dimos duro. De pronto di un golpe a mi adversario, cayó noqueado y con tan mala suerte que días después falleció”. “Bulmaro Morales -afirma su sobrino el licenciado Antonio Morales Alarcón-, no duró mucho en el box, de hecho fue un aficionado como muchos jóvenes chilpancingueños”. 
El propio don Bulmaro nos informó que tenía unas manos grandes y fuertes, al grado que de un puñetazo era capaz de atravesar un “chinancli”, es decir, la pared de aquellas casas de lodo y carrizo que abundaron en Chilpancingo en las primeras décadas del 1900.
Los padres de don Bulmaro Morales fueron don Isidro Morales y doña Antonia Rodríguez, originarios de Chilapa. De ese matrimonio nacieron Antonio Morales Rodríguez, padre del licenciado Antonio Morales Alarcón, siguieron Isidro, Bulmaro, Leopoldina, Dolores, Fortunato y Margarito quien se fue a vivir a Tierra Colorada, municipio de “Juan R. Escudero” desde muy joven, allá contrajo matrimonio con doña Luisa Vela, él también fue sobrestante.
Don Bulmaro Morales Rodríguez, en su juventud, fue trabajador en la construcción de carreteras, llegó a sobrestante, y con el tiempo, por necesidad y a instancias de su esposa, doña Celestina Castro, de Chilapa, empezó a elaborar la famosa Barbacoa de Chivo la “De don Bulmaro”, que se hacía en horno, cavando pozos en tierra. La carne se cocía envuelta en pencas de maguey y cerrada con petates cuadrados de palma gruesa.
Con el paso de los años, la Barbacoa de don Bulmaro se convirtió en una tradición chilpancingueña. Pero poca gente sabía que ese hombre apacible y tranquilo fue un excelente boxeador, y como dice su sobrino Antonio: Verdaderamente fue un fajador sobre el ring.

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