viernes, 30 de octubre de 2015

COLUMNA

 Sin Concesiones
Armando Patrón

Días oscuros para Guerrero
 La llegada de Héctor Astudillo al gobierno de Guerrero no augura nada bueno mientras no exista un compromiso para dar solución a los problemas que agobian a este sufrido pueblo de Guerrero, mientras en su gabinete existan personajes ligados a la corrupción, al gusto por las mujeres y por el presupuesto en beneficio  personal. 

Todos y cada uno de los funcionarios del gabinete del gobernador, son proclives al dinero, para eso estuvieron en campaña, para ello desplegaron todos los recursos a su alcance, por ello este gobierno en sus primeros días se ha caracterizado por el nulo interés para resolver los problemas más preocupantes como lo son la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, la alta inseguridad, la violación a los derechos humanos, las mal llamadas reformas del gobierno de Peña Nieto y la agresión continúa a las policías comunitarias.
Al referirse al tema de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, el gobernador de Guerrero, divaga  y no asume un compromiso real con la búsqueda y la verdad sobre lo acontecido en la ciudad de Iguala, en donde mandos de la policía federal son los que inician la agresión en contra de los normalistas.
“Jamás otro Ayotzinapa”, dijo Astudillo durante su toma de posesión, pero evitó a toda costa pronunciarse por una investigación y por conocer la verdad de lo acontecido el 26 de septiembre del 2014 en la ciudad de Iguala en donde desaparecieron 43 estudiantes y otros más resultaron muertos a manos de la delincuencia organizada protegida por diferentes corporaciones policiacas. La tarea es seguir simulando que se buscan a los estudiantes.
Además anunció la Fiscalía Especializada en contra de las Desapariciones con la finalidad de sobre llevar el problema de Ayotzinapa, es decir, continuar con la política del ex gobernador Rogelio Ortega, de que las organizaciones sociales olviden el tema, además de que a unos días de su mandato no se ha reunido con los padres de los normalistas, porque no es prioridad en su gobierno aclarar la desaparición de los jóvenes.
En el colmo de la desvergüenza colocó en tareas de seguridad a un comandante militar implicado en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, por lo que su mensaje en la toma de posesión en el sentido de que “la ley se respeta y quien la infringe recibirá el castigo correspondiente”, es puro discurso hueco que se pierde en el vacío.
El aumento a la gasolina en el 2016 y el silencio de Héctor Astudillo con respecto a la búsqueda de los normalistas de Ayotzinapa, pone de manifiesto que el regreso del PRI no augura nada bueno para la sociedad guerrerense. Se vienen días de autoritarismo, de más desapariciones forzadas, represión y asesinatos selectivos.

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