viernes, 4 de diciembre de 2015

ARTICULO

La chandera, un modismo
 de la costa chica de Gro.

César González Guerrero
Un saludo a mis paisanos, hombres y mujeres, que aún recuerdan este tipo de expresiones, y muchas más, considerándolo como parte importante de nuestro vocabulario y comunicación social, muy natural y elocuente, al menos para nosotros. 

Si bien es cierto que en la mayoría de los pueblos nos encontramos una gran diversidad de cuestiones que nos hacen pensar y ser diferentes, también es verdad que, mientras los pueblos respeten sus costumbres y tradiciones, todo está dentro de lo normal y nadie debe sentirse ofendido. De tal manera que el lenguaje es una de esas cuestiones que hacen la diferencia y es por ello que, en esta ocasión, me permito tratar el tema de uno de los modismos más importantes de la región Costa Chica, entre otros que en futura ocasión trataremos.
Nuestra región tiene una vasta relación de palabras que el tiempo las va extraviando poco a poco y, tal vez, habrá algunos amigos que ya ni se acuerdan. Hoy vamos recordarles una de tantas, una de cientos o  miles de términos, que alguna vez, en nuestra infancia,  utilizamos muy conscientemente, sin considerarlas impronunciables pero que en grandes platicas, en los corridos y canciones del pueblo es muy frecuente escucharlas. Vale la pena recordar.
De entrada debemos reconocer que el término “chandera” es muy común en la población costachiquense y tal vez, en todo el estado de Guerrero, otras entidades y otros países que debemos destacarla, como una palabra que, sin lugar a dudas, nos muestra parte de la cultura existente en nuestra región, al significar todo aquello que se refiere al desorden, limpieza, higiene y la salud. Obviamente, es parte fundamental de nuestro léxico costeño que, a mucha honra, disfrutamos en todos los momentos de convivencia.
Aún recuerdo que, tratando de cambiar este tipo de expresiones o términos, muchos paisanos evitamos pronunciar este tipo de palabras que se ve y se oye muy corriente y vulgar, pero eso no es posible ya que sin querer la pronunciamos y entre nosotros nos entendemos muy bien, ¿o acaso ya se olvidó que desde muy pequeños nuestros padres?, principalmente, nos ordenaban que no fuéramos tan “chandos o chandas”, cuando comíamos y nos “embarrábamos” de frijol, o sencillamente no nos gustaba andar bañados, aseados, peinados, bien vestidos, limpios o arregladitos. Cosas de nuestros antepasados que, quienes tuvimos esa oportunidad, jamás vamos a olvidar. Aunque nos critiquen de qué hablamos “mal” o simplemente no nos entiendan.
O también cuando nos reclamaban el porqué teníamos una “chandera” en la casa, nuestros cuartos, en nuestros cuadernos de trabajos de la escuela, en nuestras pertenencias. Eso quería decir que deberíamos mantener todo en orden y en su lugar. Bien recuerdo que, regularmente, nuestros padres y creo más la madre, nos exigían levantar nuestra “chandera”, cuando dejábamos libros, útiles escolares, ropa, calzado, etcétera, “regados” por todos lados de la casa, y forzosamente teníamos que levantar todo y dejar las cosas en su lugar.
Nuestros padres siempre nos enseñaron a no ser “chandos” y tampoco vivir en la “chandera”. Eso sí, aprendimos y es por eso que ahora, a nuestros hijos y nietos ya no les expresamos “esas” palabras pero si les decimos que deben ser ordenados y limpios para con ello, demostrar que debemos ser “físicos”, que debemos hablar bien y no ser ignorantes de las “buenas costumbres” y expresiones. Pero no se nos quita la “maña”, seguimos siendo costeños, orgullosamente costachiquenses, a mucha honra, no importa que utilicemos palabras que nos puedan señalar como irresponsables y malhablados, al fin y al cabo que así nos gusta y nos comprendemos, que no debemos avergonzarnos y si aceptar os cambios pero jamás olvidar nuestro origen y pasado. Así somos, muy auténticos y originales. En otra colaboración trataremos otro modismo esperando no se tomen como “groserías”.

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