viernes, 1 de abril de 2016

POEMA

La mujer loba acecha

Noche de plenilunio 
en el paraíso terrenal
incógnitas voces,
cantan de lascivia su carnal delirio.
Orgía de luz,
fría y gélida, luna de metal,
testigo impúdico 
de nocturnal secreto.
Y nacida bajo la luz de la luna,
diáfana, alevosa y silente,
la mujer loba, acecha, 
feroz y soñadora como es.
Crece la noche sin bruma,
sin peligro, sin calor
y ella, rasga el silencio con su aullido,
como preámbulo seductor.
Y cruje bajo el sigilo de su garra
el monte semioscuro y lejano.
La mujer loba, avanza, facciosa,
misteriosa, inquieta de vehemencia,
dueña de la comarca que la vió nacer.
Y entre la manada distingue
al ejemplar macho que llevará
hasta su hondonada,
anhelante de su clímax.  
Nace el amor e indiciada ya
en el juego erótico, saborea
en sus fauces, la saliva de su 
lujuria.
Arde el Edén,
arde la fé,
arde temperamental como es
y sucumbe junto a él,
al calor del acto sensual
y aullantes jadeos de su frenesí,
hieren la penumbra, delatando así;
la bestial felonía
en la concupiscencia nocturnal
que la desvaría.
El frío de las tinieblas
se desliza en la sumisión
de su cuerpo, reclamando gélido
verdugo, 
el cansancio de la penetración.
Y en su natural virtud,
cansada pero ahíta de satisfacción,
mira, suspirando, a su libertino amante.
 Wendy Alanís Gutiérrez 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.