lunes, 2 de mayo de 2016

COLUMNA

Cosmos
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Héctor Contreras Organista

¡¡¡ ZAPATERO, A TUS ZAPATOS !!!
“Hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto en el pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar”.
El autor del párrafo anterior, fragmento que corresponde a “La Canción de la Vida Profunda”, fue el poeta colombiano Porfirio Barba Jacob quien vivió en Chilpancingo adonde vino invitado por don Alejandro Gómez Maganda quien años después del acontecimiento llegaría a ser gobernador del estado de Guerrero.
Viene el tema a cuento porque la situación de inseguridad que se vive en el país y particularmente en el estado de Guerrero, es la comidilla del día en cualquier parte. 

En reuniones familiares, universidades, escuelas, cafés, restaurantes, taxis, periódicos, revistas, radio, televisión, mercados, fondas y etcétera se habla de lo mismo y a la fecha, no ha surgido una voz del gobierno, de la iglesia, de las universidades o de los sectores laborales o empresariales que concrete una idea y lance una iniciativa creíble, eficaz y poderosa que pueda decir: “Este es el camino que posiblemente pueda darnos a todos una solución, hay que asumirlo”.
Escuchamos, leemos o nos enteramos por charlas que fulano dijo tal cosa, el otro, dijo otra; aquél divagó en esto y al parecer, cada quien lleva agua a su molino (cosa que no es mala) pero no se aportan ideas de solución a ninguno de los problemas que hoy como daga mortal atraviesa el llamado tejido social del cual sólo van quedando retazos de breñaque sin que aparezca por ningún lado un líder que guíe y dé soluciones contundentes a algo.
No se trata de seguir como las mojarras, nadando a media agua ni de ser políticos de medio pelo y menos lastre social esperando soluciones sin aportar nada. El asunto es de congoja, de martirio, de desesperación, de extremo y, como alguien dijo: El cáncer no se cura con untadas de crema o con saliva… menos con mentadas de menta y de las otras… Es necesario asumir un papel y actuar. 
¡Zapatero, a tus zapatos!... ¿Eres político, eres funcionario, eres servidor público, eres responsable de algún espacio en el que debes servir  la sociedad? ¿Alguien te obligó a ello o eres “eso” por decisión personal? ¿Te pagan por ser virgen y mártir?
Si tú decidiste serlo y estás en algún cargo y te pagan por ello, deja de estar haciéndole al “tío Lolo” y actúa. 
¿A quién esperas para hacerlo? ¿A Santa Claus, a los Reyes Magos, a los ángeles, arcángeles o querubines… a los serafines? ¿Estás esperando… qué o a  quién?
La disputa la estamos viendo, leyendo y escuchando en los medios, disputa de arañazos, mentadas, chismes, corridas de rímel y de lápiz labial, dimes y diretes del paro del transporte, de echarse como comadritas la culpa, las unas a las otras y las otras a las unas pero nadie pone un alto, serio y formal y da solución a nada. Puro protagonismo para salir en la tele… 
¡Hace falta un líder! 
Uno inteligente, sagaz, osado, formal, de palabra clara y contundente y de hechos sólidos, firmes y de alto contenido cívico. Un líder apoyado por todos y que diga; ¡En Guerrero, mi estado, tierra donde nací y terruño querido, voy a poner orden y paz, cabrones! ¡Y Bolas don Cuco! 
Ese Simón Blanco, ese Chante Luna, ese alegre suriano paisano de Vicente Guerrero, de Ignacio Manuel Altamirano, de Pedro Ascencio Alquisiras, de Valerio Trujano, de Rubén Figueroa, de Alejandro Cervantes Delgado, de José Francisco Ruiz Massieu, de Juan R. Escudero, de Celedonio Serrano, de Juan Álvarez, de Lucio Cabañas y de Genaro Vázquez, de Nicolás y Leonardo Bravo, un carajo guerrerense de ese tamaño está haciendo falta como el bienaventurado en su segunda venida, que con valor y determinación ilumine el cielo de Guerrero y resuelva los problemas del estado… 
Un señor -¡Señorón!- que sea capaz de infundir respeto y seriedad a su cargo de líder y que sea carismático, pero más que nada inteligente, digno de entrar por la puerta grande a la historia del estado de Guerrero donde su nombre se escriba con letras de oro.
¡Si lo ven por ahí, por favor me avisan para ir a apoyarlo y llevarle una canasta de huevos…!
¿Se acuerdan de Figuermex? Él mandaba trailers, no canastitas… 
LA FINAL
“Somos tan lúgubres” (dijo Barba Jacob) que no “encontramos” otro “cuartel” para los hermanos policías más que el campo de aterrizaje de Chilpancingo lleno de cajas de trailers que son dormitorios y además sucios y pestilentes defecaderos, camionetas-patrullas estacionadas en vez de andar recorriendo las ciudades y tendedero para la ropa de los tecolines.
Cualquier chico rato, ¡Dios no lo quiera!, al aterrizar un avión y que el piloto no le calcule bien a la pista, puede ocurrir una desgracia mayúscula. Más vale un grito a tiempo.
“Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos…
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de Zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír”.

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