jueves, 5 de mayo de 2016

COLUMNA

La cucaracha y otros vicios

Apolinar Castrejón Marino
Los políticos dicen que la prohibición del alcohol en los Estados Unidos solo produjo el contrabando y la producción clandestina, con toda una serie de delitos y crímenes. 
Pero ¿Cree usted que hayan investigado el tema? ¿Cree que conozcan la historia de los Estados Unidos? ¿Cree sepan en que año se estableció la p
rohibición, y quien era el Presidente que ordenó tales medidas?
La verdad es que la mayoría son unos iletrados ¿Entonces? Todo parece indicar que nada más hablen porque tienen la lengua demasiado larga. Y sospechamos que lo que conocen del tema, lo vieron en una película o serie de televisión.

En México, durante los años 50s fueron incorporadas al Código Penal, las prohibiciones de los casinos, los palenques de gallos y los prostíbulos. Les impusieron el oprobioso nombre de “giros rojos”.
Se prohibió el consumo de alcohol en la vía pública, igual que en todos los países del mundo. Se proscribió el consumo de la mariguana, las drogas inyectadas y los alucinógenos como los hongos y el peyote. Se prohibió el ingreso de mujeres, niños, y soldados con uniforme a las cantinas, pulquerías y “piquereas”.
La mariguana se conocía desde antes de la llegada de los españoles, pero no hubo muchos aficionados. Durante la colonia y los primeros años del México independiente empezaron a aumentar los que gustaban de los “viajes interiores”. Al empezar el siglo XX aumentaron considerablemente los adoradores del “chamuco”, y durante la revolución mexicana, hasta le hacían canciones:
La cucaracha. La cucaracha, 
ya no puede caminar 
porque le falta, porque no tiene, 
mariguana que fumar.
En el México posrevolucionario los soldados, los estudiantes y los “ninis” se aficionaron tanto a la verdolaga sagrada, que se veía mal que en la calle hubiera tantos zorimbos.
Pero estas medidas no fueron inventadas por autoridades retrógradas con mentes diabólicas. Eran medidas preventivas para evitar muertes violentas y heridos. Porque estas actividades, siempre acababan en hechos de sangre. 
 La “bolita colorada” era un jugoso negocio de estafa de los transeúntes que funciona gracias a un individuo extraordinariamente hábil para ocultar una pequeñita esfera bajo una de 3 corcholatas, esperando que los mirones apostaran su dinero a la corcholata en donde “veían” que había quedado la bolita roja. Una vez que el incauto entregaba su dinero, el “mago” levantaba la corcholata, y ¡Sorpresa! La bolita no estaba ahí.
Otros tahúres se encargaban de alucinar a los ingenuos con los juegos de cartas como albures y pokar, haciéndoles creer que iban a ganar…cosa que casi nunca sucedía. Para librearse de la persecución policiaca, se refugiaban en los palenques de gallos donde ofrecían más variedad con juegos de “dominadas”, cubilete y “hueso”.
Los casinos dedicaron mucho dinero para que los técnicos y artesanos diseñaran máquinas tramposas, para quitarles su dinero a los clientes. Y los ilusos llegaron a perder grandes cantidades de dinero, propiedades y el patrimonio de sus hijos.
Y ahora, los políticos pretenden que las condiciones han cambiado. Alegan que el individuo tiene derecho de consumir mariguana solo por el placer que proporciona. Pero nada dicen de los efectos que acusan las personas intoxicadas. La gente les llama despectivamente “mariguanos”, ”chachalacos” o simplemente motos.
Y los señala de “Quemarle las patas al Diablo” en alusión al homo que produce la yerba, y señalan que “huele a petate quemado, indicando que alguien está fumando yerba a escondidas. 

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