miércoles, 4 de mayo de 2016

PRIMERA PLANA

La visita secreta de
 Tomás Zerón a Cocula 

París Alejandro Salazar.--Lejos de abonar al esclarecimiento de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la “visita secreta” a Cocula de Tomas Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), pone en riesgo la “verdad histórica” y los 19 meses de investigación de la Procuraduría General de la República (PGR), al evidenciar posibles fallas al debido proceso, el ocultamiento de evidencias, tortura a un detenido y manipulación de una probable escena del crimen.
Tomás Zerón de Lucio, autorizó el traslado de la Ciudad de México a Cocula de Agustín García Reyes “El Cheje” o “El Chereje” -presunto integrante de Guerreros Unidos- sin que lo acompañara su abogado defensor, y permitió que se descartarán restos óseos sin un peritaje, actuaciones que no reportó ni integró a la averiguación previa.

El responsable de la Policía Federal Ministerial, ocultó su “acto de investigación policial” por 18 meses a pesar de ser “legal”, sin embargo, lo tuvo que reconocer públicamente tras la difusión de un video que documentó su presencia en el municipio guerrerense.
La actuación de Zerón de Lucio ese 28 de octubre de 2014 en Cocula genera dudas, ya que al día siguiente, se hizo el hallazgo en el río San Juan de una bolsa con restos que presuntamente pertenecían a los estudiantes desparecidos, después de haber sido incinerados en el basurero de Cocula.
El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) señaló que de acuerdo a los informes médicos, existen indicios de que “El Chereje” fue víctima de tortura antes y después del viaje a Cocula.
Las anomalías, irregularidades y omisiones de Tomás Zerón de Lucio, representan un fuerte golpe a la credibilidad de la “verdad histórica” de la PGR.
¿Tortura a ‘El Chereje’?
Elementos de la Secretaría de Marina detuvieron a Agustín García Reyes “El Chereje” el 27 de octubre de 2014 a las 18:00 horas. Un médico naval registró que tenía una equimosis en hipocondrio izquierdo -lesión subcutánea o moretón en la parte superior del abdomen-, la evaluación sen realizó dentro de instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
Sin motivo aparente y bajo la custodia de las autoridades ministeriales “El Chereje” presentó más de 30 lesiones en las horas siguientes, antes de viajar junto con Tomás Zerón a Cocula.
Un acta ministerial señala que fue ingresado a la SEIDO a las 23:00 horas de ese mismo día. El informe médico del 28 de octubre de 2014 de las 00:50 horas –casi dos horas después de su ingreso y siete horas después del primer informe médico- refiere la existencia de 30 lesiones que no tenía al momento de ser revisado por el médico naval.
A las 3:00 horas del 28 de octubre de 2014, “El Chereje” firmó su declaración ministerial, en la que señaló que las lesiones se las ocasionó antes de la detención haciendo trabajos pesados.
El informe médico naval y el de la PGR sobre “El Chereje” se contradicen.
En la evaluación psicológica del 28 de octubre, el detenido le informó al psicólogo de la PGR que fue torturado, que le pusieron una bolsa en la cabeza, que lo golpearon y le dieron toques con la “chicharra”.
El 28 de octubre, “El Chereje” fue trasladado a Cocula por Tomás Zerón de Lucio.
El 29 se realizó una diligencia oficial en los márgenes del río San Juan, en la cual participó “El Chereje”, y por la noche se le practicaron dos nuevas revisiones médicas – a las 19:00 y 20:30 horas-, con las mismas palabras y signos de puntuación que la realizada el 28 de octubre.
Días después presentaría más lesiones. En el informe médico del 31 de octubre de 2014 practicado a las 23:21 horas se incluyen siete nuevas lesiones (eritemas –enrojecimiento de la piel por inflamación  en ambas muñecas). El 3 de noviembre de 2014 a las 20:00 horas se le practicó otra evaluación médica y se le detectaron nuevas de lesiones en una pierna.
Para ocultar los posibles indicios de tortura, la PGR realizó un informe de mecánica de lesiones a “El Chereje” el 31 de diciembre de 2014, en el que se concluyó que las lesiones corresponden a actos de sometimiento, inmovilización y traslado de personas con forcejeo y resistencia, aplicándose la fuerza, no de tortura.
El informe de mecánica de lesiones podría descartarse, ya que en la evaluación médica hecha por la Secretaría de Marina no registró ninguna lesión después de que fue detenido.
La actuación oculta
El GIEI reveló que Tomás Zerón de Lucio, llevó a Agustín Reyes García “El Chereje” al río San Juan el 28 de octubre de 2014 como parte de “un acto de investigación policial”, del cual no informó y no dejó registro en la averiguación previa. Al día siguiente, en ese sitio fueron encontradas las bolsas con restos óseos que derivaron en la identificación del normalista Alexander Mora Venancio.
A las 3:00 de la mañana del 28 de octubre Agustín García Reyes “El Chereje, presentó su declaración ante el Ministerio Público de la Federación en donde manifestó haber participado en incineración de los cuerpos de los estudiantes y reveló que las cenizas fueron echadas en bolsas negras al rio San Juan.
Fue entregado para su guarda y custodia al titular de Policía Federal Ministerial de la Agencia de Investigación Criminal las 5:53 horas.
Tomás Zerón de Lucio voló a las 13:35 horas de ese día en helicóptero de la Ciudad de México a Cocula, junto con el detenido para que identificara “en campo los lugares señalados” en su declaración.
Alrededor de las 15:00 horas Tomás Zerón de Lucio y “El Chereje” llegaron a Cocula, y se dirigieron al río San Juan, al punto donde habrían arrojado las ocho bolsas con restos de los normalistas.
Zerón de Lucio realizó una llamada telefónica para que personal de servicios periciales acudiera al lugar a realizar actividades. Después recorrió la orilla del río San Juan acompañado por personal de la PGR.
Acudieron al lugar peritos y agentes de investigación de la PGR que trabajaban en el basurero de Cocula, con la intención de confirmar o descartar la información que proporcionó el detenido.
Tomás Zerón volvió a la Ciudad de México por la noche.
Al día siguiente, el 29 de octubre de 2014, sólo 18 horas de la primera visita de Zerón de Lucio a Cocula, a las 8:50 horas buzos de la Secretaría de Marina hicieron el hallazgo en el río Cocula de una bolsa negra que presuntamente contenía restos humanos.
Se le notificó al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que realizaba un peritaje en el basurero de Cocula -a petición de los padres de los 43 normalistas-, quienes se trasladaron a río San Juan.
No se les mostró video ni fotografía del hallazgo de la bolsa con restos óseos, tampoco la cadena de custodia, sólo se les mostraron los huesos en una bandeja, del cual destacaba uno por su tamaño y conservación.
El 7 de noviembre de 2014, el entonces procurador, Jesús Murillo Karam, en conferencia comenzó a perfilar la “verdad histórica” a partir de los testimonios de tres presuntos integrantes de “Guerreros Unidos, entre ellos, el de “El Chereje”.
Murillo Karam dijo que los 43 estudiantes habrían sido asesinados, incinerados, triturados sus restos y arrojados al río San Juan, y anunció que se analizarían los huesos encontrados el 29 de octubre de 2014.
Una semana después, la PGR y el EAAF, enviaron algunas muestras seleccionadas de la bolsa de río San Juan a la Universidad de Innbruck, en Austria, para que fueran analizados y comparados con el ADN de los familiares de los estudiantes desaparecidos.
El 5 de diciembre de 2014, el resto óseo que destacaba, dio positivo para la identificación de Alexander Mora Venancio, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Tomás Zerón de Lucio y Jesús Murillo Karam, el 27 de enero de 2015, aseguraron que los normalistas fueron incinerados en el basurero de Cocula y sus restos arrojados al río San Juan, dijeron que era la “verdad histórica” de los hechos.
Cuestionamientos GIEI
El 24 de abril de 2016, el GIEI, quien brindó asistencia técnica a la PGR en la investigación de la desaparición, reveló en su segundo informe que Tomás Zerón de Lucio, no dejó constancia de sus actividades ministeriales del 28 de octubre de 2014 en la averiguación previa, y pusieron en duda una parte de la “verdad histórica”. 
Mostraron fotografías y videos del día 28 de octubre de 2014 en el río San Juan, de actividades periciales, ministeriales y recolección de evidencias, que no tenían sustento ni registró en el expediente.
Una de las irregularidades que señaló el GIEI, fue la presencia en el río del detenido Agustín García Reyes “El Chereje”, custodiado por la Agencia de Investigación Criminal y sin la presencia de su abogado, justo en el lugar donde al día siguiente se habría encontrado la bolsa con restos.
Se exhibió la actividad del personal de servicios periciales en dicha zona, y la recolección de evidencias, entre ellas un resto óseos largo, que no consta en el expediente. Los peritos descartaron una posible evidencia tan sólo con mirar.
El GIEI mostró una fotografía de una bolsa negra con la fecha 28 de octubre de 2014, aunque la PGR dijo que había sido encontrada el día 29.
Ninguna actividad del 28 de octubre de 2014 en el río San Juan quedó registrada, ni documentada. La AIC y Tomás Zerón de Lucio habían actuado en sigilo y sin reportar nada en el expediente.
Ante la revelación de GIEI, Tomás Zerón de Lucio tuvo que salir el 27 de abril de 2016 a dar un mensaje a medios para justificar su actuación del día 28 de octubre de 2014 y que no constaba en el expediente.
Dijo que 72 horas antes de volar a Cocula recibió “un mandamiento Ministerial de investigación exhaustiva”, a través acuerdo del 25 de octubre de 2014, que le permitía “realizar actos de investigación en auxilio del Ministerio Público”.
Mostró un video del traslado en helicóptero de la Ciudad de México a Cocula, así como la bitácora del vuelo.
Sobre la bolsa que el GIEI señaló que contenía evidencia y que estaba en posesión de peritos de la PGR el día 28 de octubre de 2014, indicó que “contenía material usado por él mismo, tales como guantes de látex, bolsas y envases, una buena práctica en investigación forense es que el personal debe recoger cualquier material que haya sido utilizado para no contaminar el lugar”.
Y siguió con las explicaciones, “con relación a una de las bolsas halladas por buzos de las fuerzas armadas en el río San Juan, los expertos del GIEI hicieron notar que la fotografía de ese indicio muestra una etiqueta de fecha 28 de octubre, cuando en el expediente consta que fue recabada el 29, día en que tuvo lugar la diligencia ministerial. La perito responsable marco la etiqueta con fecha 28 de octubre cuando debió hacerlo con fecha del 29, esta circunstancia será revisada por los órganos internos de supervisión y control de la PGR”.
Faltaba una más, sobre el resto óseo encontrado en la orilla del río San Juan, “ese indicio se entregó a un especialista en antropología forense, quien desde ese momento descartó que se tratase de un hueso humano, por lo que no tuvo ningún valor criminalístico que ameritara incorporarlo a la averiguación previa”.
Los videos, documentos y evidencias que presentó Tomás Zerón de Lucio en su defensa no constan en el expediente del Caso Ayotzinapa, tampoco sus actuaciones, los que despierta una duda: sí actuó con transparencia y con un fundamento legal, porqué no lo reportó en la averiguación previa.
Las consecuencias
Tomás Zerón de Lucio tuvo que dar cuenta de sus actividades que había escondido por 18 meses, y dijo que “el acto previo de una diligencia ministerial” del 28 de octubre de 2014, no tenía que ser reportado en el expediente.
Las actuaciones de Tomás Zerón de Lucio ponen un velo de duda más a la “verdad histórica”, la cual podría tener repercusiones negativas en la investigación de la PGR.
El traslado de un inculpado que ya había rendido declaración debió hacerse bajo un protocolo, en compañía de su abogado y registrado en el expediente, al no hacerse, representaría una violación al debido proceso.
Zerón de Lucio señaló en una entrevista radiofónica el 29 de abril de 2014, que por “decisión propia”, el inculpado Agustín García Reyes “El Chereje”, no llevó al abogado defensor, sin embargo, está decisión, no consta en el expediente, en un acta.
“El Chereje”, según el GIEI, presentó indicios de tortura, ya que en las revisiones médicas posteriores a su detención, se le detectaron más de 30 lesiones nuevas.
De comprobarse la tortura en contra del detenido, las declaraciones son inválidas, no pueden ser usadas en ningún juicio. “El Chereje” podría recuperar su libertad.
El resto óseo encontrado en el río San Juan, y que Tomás Zerón de Lucio indicó que era de un ave tras la revisión visual de un perito en el lugar, debió ser analizado en un laboratorio por un perito, y en caso de descartarlo como evidencia, tenía que asentar en un acta. Lo cual, también representaría una falla al debido proceso.
El titular de la AIC, al no integrar en el video, los indicios y la información del “el acto previo de una diligencia ministerial” del día 28 de octubre de 2014 a la averiguación previa, pudo haber incurrido en el delito de obstrucción a la justicia.
Una actuación presuntamente legal, fue escondida u omitida sin fundamento, lo que suma más dudas a la “verdad histórica” de la PGR sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. (lasillarota.com). 

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