martes, 26 de julio de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista

 MURIO DON RAUL CASTRO ESTRADA
A las cuatro y media de la tarde del 22 de julio de 2016, leí a mi respetado y siempre amable amigo el periodista y músico don Baltazar Jiménez Rosales, en su espacio de facebook. 
Esta fue su información, de una hora antes:
 “El Tenor de Chilpancingo”
 Así lo bautizó mi entrañable, añorado y siempre llorado Maestro Ángel Bringas. Un buen hombre, siempre amable y con una sonrisa eternamente dibujada en el rostro que hacía un juego perfecto con ese enorme bigote.

Lo conocí hace alrededor de 30 años siendo yo un alumno de la Escuela Estatal de Música ‘José A. Ocampo’ y él uno de los cantantes a los que mi Viejo Ángel Bringas acompañaba al piano o con su acordeón. Los otros eran los también extintos Aníbal Vélez, el prolífico compositor Héctor Cárdenas Bello y “La Alondra Enamorada”, doña Martha Adelina Herrera, entre algunos otros.
Siempre fue un hombre muy activo, trabajador, íntegro. Lo recordaré siempre silbando y, sobre todo, con la hermosa interpretación que hacía del hermoso vals de don Antonio I. Delgado, ‘Río Azul’.
Hoy mi compadre Porfirio Mejía me dio la triste noticia de su muerte. 
Vayan para él mis oraciones por el eterno descanso de su alma y un grato recuerdo. 
A sus hijos, Edgar, Orlando, Esmeralda, Raúl y a todos sus nietos, sobre todo a los que conozco, Chris, Alan, Raúl y la hermosa Raquelito, un abrazo solidario y mi más sentido pésame.
Descanse en paz don Raúl Castro. 
(Me saluda en el cielo a mi Viejo Ángel Bringas y a doña Raquelito), 
Hasta la expresión del sentimiento del amigo periodista don Baltazar Jiménez Rosales.
Nosotros agregaremos con modestia que como sucede siempre, el alma se marchita, la vida entristece y el aliento escapa; la fuerza se acaba y los recuerdos automáticamente desfilan por la pantalla evocadora cuando un amigo se va, y se va para siempre.
Al maestro Raúl lo saludé hace no mucho, cuando estaba sentado en una de las pocas bancas del zócalo de Chilpancingo; era una media mañana y conversaba con otros paisanos queridos, todos señores de edad avanzada, de más edad que la mía y lo saludé.
El maestro Raúl, como bien lo narra Baltazar, con su sonrisa inseparable, inseparable del bigote, respondió con alegría y luego dos tres preguntas y seguimos nuestro camino.
Tiempo atrás, cuando conversábamos con el buen amigo Francisco Pancho Cisneros Robledo, en otro lugar, parece que en El Pícolo, al encontrarnos con don Raúl nos permitió entrevistarlo, y el resultado de ese diálogo es la aportación de los siguientes datos:
Don Raúl Castro Estrada nació en 1933 en la ciudad de Cuernavaca. Sus padres fueron don José Castro Barrera, de Morelos y doña Raquel Estrada Flores, de Taxco. Francisco Castro Mastache, quien fue diputado en 1915, fue su abuelito.
La familia se vino del estado de Morelos a radicar a Chilpancingo en 1938. Fue su tío aquel gran compositor don José Castro quien hizo muchas canciones y trabajaba como sastre en Chilpancingo, y a la vez fue padre de otra gran intérprete de la canción romántica: Socorrito Castro (qepd).
Fueron seis hijos del matrimonio Castro Estrada; el maestro Raúl ocupó el tercer lugar. Celia, Ofelia y Josefina, ya fallecidas lo mismo que Noé quien murió siendo muy pequeño. Delia es la hermana que sobrevive.
Explicó que fue alumno de la auténtica escuela Morelos que se localizaba entre las calles de Abasolo y Guerrero, donde más tarde fue la escuela Vicente Guerrero. Ahí asistió al kínder; su maestra fue doña Lupita Leyva. En la primaria fueron sus maestros Lucrecia Cepeda, Alfonso Apátiga y la maestra Esther, egresando en 1947.
Fueron sus compañeros, entre otros paisanos don Luis Camacho y don Arturo Adame. En 1962 contrajo nupcias con Doña Raquel Beltrán Beltrán, originaria de Campo Morado, en donde se localizan las minas, habiendo procreado cuatro hijos: Edgar, Orlando, Esmeralda (quien canta como el papá) y el menor que trabaja en el taller mecánico que estableció desde hace décadas el maestro Raúl. 
Su hijo menor se llama Raúl y es quien está a cargo del negocio.
Entró a la mecánica porque don Antonio Montero, su abuelito, le pidió al maestro Leopoldo Marín que le enseñara a trabajar en la mecánica.
El acuerdo fue que sólo asistiría a aprender en los días de vacaciones pero a don Raúl le gustó tanto que comenzó a asistir diariamente después de acudir a la escuela y muy pronto se convirtió en un mecánico muy solicitado debido a los excelentes trabajos que realizaba en el taller que se localizaba en la calle de Galeana.
En los últimos días del gobierno del general Leyva Mancilla, el maestro Leopoldo Marín fue solicitado para hacerse cargo del taller mecánico y con él se fue el maestro Raúl. El taller del gobierno del estado se localizaba en donde estaban las canchas deportivas, donde fue el casino del estudiante y después se estableció a un lado del Lienzo Charro, frente a la imprenta del gobierno. 
38 años trabajó en el taller, habiéndose jubilado en 1992. Laboró 38 años y después puso a funcionar su taller mecánico. La base de trabajo oficial se la dieron en 1952 y terminó su actividad con José Francisco Ruiz Massieu.
También trabajó en la construcción de la carretera Panamericana 2 años, en San Salvador, con la compañía “El Águila”.
Comenzó a cantar cuando era novio e iba a las serenatas. Con don Raúl Leyva, el poeta, hermano de Juan Pablo llevaron serenatas. Fue a contratar a Acapulco al trío Los Diamantes por encargo de Raúl Leyva, les pagaron cuatro mil pesos y fueron a dar serenata con Florita Montaño. 

Comenzó a cantar con sus amigos Mateo Campos y Rolando Morlet en la hora del aficionado que se hacía en la Escuela Fray Bartolomé de las Casas, después con otros tríos.
Fue el profesor Caritino Maldonado quien le pidió que cantara en el auditorio del Estado y le acompañó El Chamuco, es decir, don José García con la canción “Cariño Verdad” y cada año daban serenata a las madrecitas.
Ruiz Massieu, el gobernador lo envió a cantar a Acapulco y don Alejandro Cervantes lo llevó a cantar a Cuernavaca, a Puebla, Veracruz, Tlapacoyan y a la capital jarocha cantando en las ferias. Una vez cantó en la XELI el día de las madres lo mismo que el zócalo y en La Hora Azul del Recuerdo que dirigió el querido e inolvidable maestro Arturito Cervantes Delgado. 
Tuvo en suerte ser acompañado en sus interpretaciones por Chuchito Linares y por el gran maestro Miguel Ángel Bringas
-¿Cuál fue su canción favorita, don Raúl?
Mi canción favorita fue “Peregrina, con esa enamoré a mi mujer”.
-¿Hubo alguna canción que lo hiciera llorar cuando la interpretaba?
“Cada 28 de diciembre, el día de Los Inocentes, el amigo Arturo Adame organizaba una fiesta especial en su casa, que es todo un acontecimiento, y ahí canto la única canción que me hace llorar:
“A mis amigos, que no recuerdo quién es el autor: A mis amigos les daré cuando yo muera mi devoción en un acorde de guitarra entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra…
Un barco frágil de papel parece a veces la amistad, pero jamás puede con él la más violenta tempestad, porque ese barco de papel tiene aferrado a su timón por capitán y timonel un corazón”.
y ese corazón dejó de latir el 22 de julio de 2016; y ese amigo cantante que enamoró con sus canciones a su novia, es una vida que se ha extinguido este día… y sus familiares y amigos, y quienes lo tratamos y lo conocimos, estamos tristes, ciertamente, pero a la vez agradecidos de haber conocido a un hombre modesto que se hizo grande y pasó a la historia, con su arte… con sus canciones….
Descanse en paz mi amigo, don Raúl Castro Estrada, quien fallece a los 83 años de edad. Nuestro más sentido pésame a su inconsolable familia. Un abrazo...

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