martes, 26 de julio de 2016

COLUMNA

Nuño y su modelo educativo 

Apolinar Castrejón Marino
Es cierto, el gran problema de México, es el modelo educativo. Los presidentes de nuestro país, son quienes deciden la forma en que funcionara la educación durante se gobierno. 
Para Lázaro Cárdenas, no había ninguna duda, todos los mexicanos deberían saber y escribir, para mejorar sus condiciones de vida. Para Ruiz Cortines la educación debería ser para todos, gratuita, laica y obligatoria. Álvaro Obregón se rodeó de los más grandes hombres en su gabinete, y coloco en educación al gran escritor, político e intelectual, José Vasconcelos en el sector educativo.

Pero luego vinieron los presidentes “licenciados”, más proclives a los discursos, que a los hechos. Miguel Alemán, Adolfo López Mateos y Luis Echeverría, muy preocupados por su imagen pública internacional, quienes se dedicaron a tejer redes de complicidades, dejando pendientes los asuntos de educación, economía, seguridad, y otros tan importantes. 
¿Y cómo ve usted al actual presidente de México? ¿Cree que le interese la educación? ¿Cree que le interese el futuro de los niños mexicanos? Como es evidente, el Secretario de Educación Aurelio Nuño, fue colocado en ese lugar el 27 de agosto de 2015, por la amistad, que se desarrolló durante la campaña presidencial en la que fue coordinador de mensaje y mercadotecnia de Enrique Peña, y en nombre de la hermana república del Estado de México. 
¿Y qué hace el secretario? Pues como pez en el agua: nada y nada. Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Iberoamericana (UIA) y maestro en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Oxford (St. Antony’s College), en el Reino Unido, donde se graduó con la tesis Building a National State “without” taxation: the Political Consequences of the Fiscal Evolution in Mexico after the Armed Revolution, 1920-1930 (¿?)
Extraordinario ¿Verdad? Lástima que no sepa nada de las condiciones de la población rural de México, que nunca haya escuchado los nombres de los grandes educadores de la escuela rural mexicana. Y aun así se atreva a mencionar siquiera los términos Modelo Educativo.
Por eso lo “chamaquean” a cada ratos los mal llamados “maestros”, quienes se erigen en víctimas, a quienes nunca se han tomado en cuenta para definir el rumbo de la educación en nuestro país. El petimetre Aurelio Nuño no sabe que ellos siempre han dominado el escenario nacional a su conveniencia y hasta con sus ociosidades.
En la década de los 60s, los maestros levantaron la voz para decir que sus alumnos no aprendían porque vivía en condiciones tan miserables, que asistían a clases sin haber desayunado. Mediante los convenios necesarios, se establecieron los “Desayunos Escolares”.
En la década de los 70s los maestros reclamaron que los libros y materiales didácticos no eran adecuados para la enseñanza. Y a todas las escuelas del país, se enviaron toneladas de libros para cortar, tijera, y botes de pegamento. Ya n’omas falto el trapito.
En la década de los 80s, los maestros reclamaron al gobierno que estaban muy mal pagados. Y el gobierno les empezó a dar bonos y primas económicas, que llegaron a duplicar el sueldo base, y les incrementaron prestaciones hasta en un 50 %.
En la década de los 90s los maestros exigieron al gobierno más plazas, porque decían que los docenes que había, no eran suficientes para atender la demanda educativa. El gobierno les dijo que no había fondos para nuevas plazas, y que el presupuesto asignado a la educación era bastante alto.
Y entonces se pusieron de acuerdo para que la gran participación de mantenimiento de escuelas y compra de material didáctico, fuera asignada a nómina. Aunque nómina no significaba nuevas plazas, sino plazas dobles para los que ya tenían una, sobre todo si eran líderes, sus familiares y quien pudiera pagarla.
Desde al año 2 mil, “los mal llamados maestros” le tomaron completamente la medida al gobierno, y ahora, sus peticiones son estratosféricas. Y con un secretario de educación ahogándose en un vaso de agua, pues “este arroz, ya se coció”

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