lunes, 1 de agosto de 2016

COLUMNA

Cosmos

Héctor Contreras Organista
FALLECIO DON MARIANO SOLACHE BERNABÉ,
“El Hueso”
Don Mariano Solache Bernabé, hojalatero de la vieja guardia chilpancingueña falleció el jueves 28 de julio anterior, según nos lo comunicó su hijo el arquitecto Horacio Solache Gaspar.
 Conocido por la sociedad chilpancingueña como “El Hueso”, fue un hombre muy apreciado por varios dones, muy trabajador sobre todo y responsable en cuanto al apoyo familiar, particularmente para que sus hijos estudiaran y se convirtieran en profesionistas.


 Meses atrás, cierta mañana estuvimos a dialogar con él en su hogar, en el norte de la ciudad, sitio donde también tenía establecido su taller de reparación de vehículos y tras la charla amplia en los patios de su hojalatería escribimos lo siguiente, que hoy, respetuosamente dedicamos a la querida familia de don Mariano y a nuestros amables lectores:
-Don Mariano Solache Bernabé era un niño de ocho años de edad cuando su mamá, doña Adalberta Bernabé Morales (“Doña Beta”) lo mandó a trabajar. Eran muchos sus hermanos, diez en total, pero de quienes de momento recuerda sus nombres son de Mario, el hermano mayor; Dolores, Irene, Agustina, Inés, Régulo, de Julia y él que son los sobrevivientes, hijos de doña Beta y de don Francisco Solache Manzano, quien fue electricista y tenían su hogar en una pequeña casa que se localiza en la esquina que forman la avenida Álvarez y Niños Héroes.
Él nació el 26 de julio de 1942 y donde encontró un lugar para aprender un oficio fue en el taller de hojalatería propiedad del maestro don Salvador Flores quien lo aceptó para hacer los mandados e ir observando cómo se trabajaba en el taller, de los pocos de hojalatería que en los años 50 había en Chilpancingo.
Con el mismo interés pasó a ser empleado de un taller similar, con el maestro Domingo Alarcón Tapia y fue don Sansón Pérez García, el famoso “maestro Sansón” quien le pidió se fuera a su taller para realizar el trabajo de hojalatero. Cabe señalarse que en cada uno de los talleres mencionados su trabajo fue desempeñado por varios años hasta que se decidió a poner su propio negocio de hojalatería en la esquina que forman 18 de marzo y avenida Juan Ruiz de Alarcón.
Estuvo en otros muchos domicilios, hasta adquirir un terreno donde edificó su casa y a la vez dejó un espacio para realizar sus quehaceres profesionales en la avenida Maganda y calle 3, atrás del cuartel de la policía municipal.
Explicó que al paso de los años han sido muchos los jóvenes que han pasado por su centro de trabajo, aprendieron el oficio y en la actualidad tienen ya sus propios talleres en diversos puntos de la ciudad.
Don Mariano Solache Bernabé ha logrado cultivar al paso de los años una gran cantidad de amigos en diversos estratos sociales, es una persona muy activa en el desempeño del oficio pero también es hombre callado, discreto y junto a su taller de hojalatería levantó un edificio cómo donde habita su familia.
Es su esposa la respetable señora Ángela Gaspar con quien procrearon a José, Esther, Cecilia, Sergio, Olivia, Alma, Mireya, Mariano, Horacio, Alicia y Enrique, que es el único que le acompaña en los quehaceres del taller. A sus 74 años de edad, no deja de trabajar.
Con su esposa son abuelos de una treintena de nietos y son siete los bisnietos. “Empecé a trabajar a los ocho años de edad y sólo pude estudiar hasta el quinto año de primaria, porque tuve que empezar a trabajar”.
Entre sus añoranzas destaca que doña Beta, su mamá, gustaba de acostar al niño Dios la tarde del 24 de diciembre en su domicilio, hasta donde llegaba con sus compañeros los Pastores a cantar y a recibir sabrosos “aguinaldos” que les obsequiaba la siempre muy bien recordada señora, Doña Beta.
Al hablar de sus hijos comenta que Sergio es constructor; Horacio, arquitecto; Mariano, intendente y Enrique es su apoyo, siempre está junto a su ilustre papá, ejerciendo la hojalatería.
-¿Por qué el apodo de El Hueso?
“Así le decían un compañerito de trabajo, El Hueso. Pero se fue del taller, ya no regresó y a mí empezaron a decirme su apodo: El Hueso, y así me hice popular entre la palomilla, con ese apodo”.

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