viernes, 12 de agosto de 2016

COLUMNA

El país de las 
cucharas largas

Apolinar Castrejón Marino
En su peregrinar en busca de la sabiduría, Abdul Some Yab llegó a un país donde la gente parecía muy triste, y antes de que preguntara, algunos les enseñaron sus brazos sin manos. Abdul Some Yab sintió pena de preguntar si algún invasor cruel se
las había amputado, o si alguna enfermedad maligna se las había desprendido del cuerpo.
El caso es que en lugar de manos, tenían atadas firmemente unas cucharas largas, como de 40 centímetros, y esto les provocaba mucha incomodidad, y además cuando querían comer e introducían la cuchara en la sopa, el tamaño inusual impedía que pudieran acercarse la comida a  boca. Todos estaban desnutridos y muchos se morían por no probar alimento. 

Abdul Some Yab sintió mucha tristeza en su corazón, pero no podía ayudar a esa pobre gente. Y mejor partió nuevamente por esos caminos polvorientos del desierto indio, y al poco tiempo llego a otro país muy similar al anterior, pero aquí la gente rebosaba salud, y todos estaban de buen humor, pues aunque también tenían cucharas atadas en lugar de manos, les servían para darse de comer unos a otros. 
Se juntaban por parejas y primero uno daba de comer en la boca a su vecino con las enormes cucharas, y después invertían la operación. Así se alimentaban alternativamente, y nadie padecía de hambre, y todos eran felices. Abdul Some Yab sintió alegría en su corazón. 
¿A cuál de estos dos pueblos se parecerá la sociedad del estado de Guerrero? ¿No lo sabe? Vamos darle algunos detalles de la vida cotidiana de los guerrerenses. Empezaremos por los políticos: usted sabe que mientras andan en campaña son todo amabilidad, y sonrisas y promesas. 
Pero ya que están en sus puestos, estrenan automóvil, casa, y cambian inmediatamente de amistades. Desde luego que los problemas de la sociedad, les tienen sin cuidado. Que ellos hayan resuelto sus problemas, es lo único que les importa.
¿Sabe usted cual es el Dios de los comerciantes? En la mitología romana, es Mercurio (en latín Mercurius) relacionado con la palabra latina merx “mercancía”, y en la mitología griega  el dios Hermes. En ambos casos, es el mismo Dios de los ladrones. Lo cual resulta meridianamente claro con los comerciantes hambreadores, fraudulentos y chapuceros de Chilpancingo, que es una de las ciudades de vida más cara del mundo.
Y luego pasamos a hablar de los mal llamados “maestros”, empeñados a alejarse lo más que puedan de las escuelas y de los salones de clases. Ahora que han puesto de rodillas a las “autoridades” estatales y federales, se han descarado completamente. 
Ya ni siquiera les importan sus condiciones salariales y laborales, pues las tiene aseguradas, sino que sacan a relucir sus instintos criminales y destructores. Y de paso se muestran como energúmenos, cafres y trogloditas.
Los maestros oaxaqueños demuestran que no tiene ningún respeto, ni aprecio por su cultura e identidad. Dicen que la Guelaguetza es una farsa oficial y que si llegara a desaparecer, Oaxaca no perdería nada. Algo similar a lo que hacen los “maestros” guerrerenses con la figura del General Vicente Guerrero, consumador de la Independencia, y símbolo nacional por su frase “Mi Patria es Primero”.
¿No se morderán la lengua al enseñarles a sus alumnos que son guerrerense en honor a Vicente Guerrero? Perdón, se nos olvidaba que no tienen alumnos, ni dan clases y que son los únicos afortunados mexicanos que llevan meses y años sin trabajar, pero bien que cobran.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.