lunes, 28 de noviembre de 2016

COLUMNA

Racismo en  Estados Unidos

Apolinar Castrejón Marino
El deporte más practicado en Estados Unidos es el racismo. Tomando en cuenta que los norteamericanos típicos son de clase anglosajona, las demás razas como asiáticos, africanos, y latinos, son repudiados.
Así pudieron comprobarlo Claudette Colvin y Rosa Parks, dos mujeres humildes de raza negra, quienes fueron víctimas de hechos históricos de discriminación y racismo que son significativos tanto para los güeros dominantes como para los negros oprimidos.

Una ley de los amos anglosajones ordenaba que en los camiones de transporte público los asientos del frente fueran utilizados solo por gente blanca, y los de atrás fueran para la gente “de color”: amarillos, negros y latinos.
Pero además, si en la sección de blancos los asientos estaban ocupados, los negros tenían que ceder su asiento a la gente blanca que abordara. Rosa Parks no estaba de acuerdo con esta disposición, pero tenía que someterse a los mandatos oficiales, rumiando su impotencia.
Pero todo tiene un límite, y el 1° de diciembre de 1955 en Montgomery, Alabama, la costurera de 42 años Rosa Parks se sentó en la sección designada para negros acatando lo que decían las leyes. A la mitad del trayecto a su casa se llenó la parte e blancos, y abordó un joven blanco, por lo cual, el conductor ordenó a rosa que le cediera su asiento.
Pero él ni siquiera había pedido el asiento, dijo después Rosa en una entrevista a la BBC de Londres, y ella permaneció inmóvil. El conductor la amenazó con estas palabras, “Voy a hacer que te arresten”. Cuando la policía llegó le preguntó que por qué no se levantaba, ella contestó: “Por qué estoy cansada”.
Pero no se refería que venía cansada del trabajo, sino que estaba cansada de que los trataran como si fueran de menor calidad. Por tal acción acabó en la cárcel, lo que representa la chispa del movimiento contra la discriminación, y a ella se la reconoce como “La primera dama de los derechos civiles”.
En respuesta al encarcelamiento de Rosa, el pastor bautista Martin Luther King, relativamente desconocido en ese tiempo, condujo la protesta a los autobuses públicos de Montgomery, en que convocaba a la población afroamericana a organizarse para transportarse por sus propios medios y no tomar los autobuses.
Los usuarios del transporte público terminaron recibiendo pocos pasajeros, por lo cual se vieron obligados a flexibilizar su trato hacia las minorías raciales. Este triunfo inició más protestas contra otras prácticas de segregación.
Pero la discriminación estaba muy lejos de desaparecer. La Declaración de la Independencia de EEUU, emitida el 4 de julio de 1776, comienza diciendo que son “verdades evidentes por sí mismas” que “todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…”
Cabe aclarar que la expresión “todos los hombres” no incluía negros africanos ni asiáticos amarillos, indígenas americanos. Los “Padres Fundadores”, incluyendo Washington y Tomas Jefferson –redactor de esta Declaración– eran grandes hacendados propietarios de centenares de esclavos.
En 1999, Rosa Parks recibió la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos, con la leyenda “Madre del Movimiento por los Derechos Civiles”, y en noviembre de 2000. Además fundaron el Rosa Parks Library and Museum Rosa Parks, donde la gente puede enterarse de toda  su vida.
Otro día, con más tiempito, hablaremos del sistema de segregación racial llamado Apartheid que significa “separación”, establecido en 1992 Sudáfrica y Namibia.
Y también hablaremos de nuestros atarantados compatriotas, que piensan que la grandeza de Estados Unidos se debe a la participación de los mexicanos. Ja, ja, ja.

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