COLUMNA

 Cosmos

Héctor Contreras Organista

 LA ESTATUA A MORELOS Y LAS CARPAS CHILPANCINGUEÑAS
Quién sabe qué “raras virtudes” o encantamientos tendrán las carpas de los Circos que desde siempre, cuando llegaban a Chilpancingo, se aferraban a un punto estratégico de su geografía para plantarse ahí por algunos días, y al final de la breve temporada transitaba por las calles de la ciudad un carro de sonido anunciando por el magnavoz, con grito nostálgico: ¡¡¡ Se vaaaaaa.... Se vaaaaaa.... el circoooooo.... se vaaaaaa !!!

Bañada por “un extraño, raro y fantástico magnetismo”, la estatua a Morelos, que por muchos años lució como el monumento más sobresaliente de nuestra ciudad, en la entrada norte a Chilpancingo, servía a los circos como punto de referencia: ¡¡¡Llegó el Gran Circo Unión... instalado frente a la estatua a Morelos!!!
 Y así lo hicieron el Atayde Hermanos y todos los muchos circos que visitaron la ciudad. En Chilpancingo siempre se instalaron exactamente ¡¡¡Frente a la estatua a Morelos!!!
 Por eso, cuando durante el gobierno de Don Alejandro Cervantes Delgado quitaron la estatua en honor a Morelos, de la entrada de la ciudad (donde ahora se localiza la llamada “Gasolinera del DIF”) y la colocaron en el corazón de la ciudad, nadie extrañó nada. La gente dijo, mira: “El circo sigue instalado frente a la estatua a Morelos”.  Voces del pueblo, ¿cómo las detienes? Voz del Pueblo, Voz de Dios.
Entonces ahí, frente a la estatura al generalísimo Morelos estaban el Palacio de Gobierno y el edificio del ayuntamiento: Dos circos o un circo de dos pistas, si así se quiere ver, instalados como siempre: ¡¡¡Frente a la estatua a Morelos!!!
 Todo mundo sabe que una de esas carpas se la llevó don René Juárez Cisneros durante su administración gubernamental, al sur de la ciudad, trasladando el Palacio de gobierno y dejando el edificio del centro para ser usado como que  sede del ayuntamiento.
 Esa carpa municipal “y sus carpitas”, quedó en el centro, en la plaza central, exactamente como siempre: ¡Frente a la estatua a Morelos!
 De tal suerte que en la actualidad, ese extraño encantamiento de los circos, ese fantástico ritual, esa virtud perseguida por el mundo circense, sigue en pie: Las carpas buscan su nivel, y los payasos a ellas.
  Un grupo de “payasitos”, llegó hace años. Noche con noche ocupan el espacio que queda entre el quiosco y la entrada a la iglesia (hoy catedral) de la Asunción, para hacer reír un buen rato a las familias.
 El graderío se llena y brota la alegría que tanta falta nos hace a todos. Hay aplausos a raudales, risas, solaz y esparcimiento.
 La gente sigue a “los payasitos”; los quiere y los apoya (a veces). Porque cuando pasan la charola para la colecta, el auditorio, disimuladamente y a veces no tanto, se levanta de las duras gradas de piedra donde se sientan por un par de horas y se retira sin aportar su dinerito para que los payasitos sobrevivan y puedan seguir cotidianamente con esa tarea de prodigar felicidad para las familias de un pueblo estremecido por el terror.
 La mugrosa, apestosa, antihigiénica y hedionda carpa de la CETEG, inquilina por dos años de la plaza central, fue quitada, ciertamente. Y se pidieron aplausos para el gobierno y sus titulares por ese “acto heroico de gestión política sin parangón”.
 Pero en su lugar, la autoridad municipal ha permitido la instalación de carpas y carpas y carpas que desfilan un día sí y otro también en un interminable quitar y ponerlas para vender lo que sea, para convertir la plaza central, en mercado… que priva a las familias de su espacio para la diversión y la recreación de los niños que ansían y necesitan un espacio ¡que es suyo!, pero la torpeza municipal, se los impide y eso, aquí y en China se llama crimen, porque se priva de un Derecho Humano a los niños. La gente protesta pero no pasa nada, no hay solución a nada.
 En fin… Los circos ya no llegan a Chilpancingo.
Saben que tenemos “los nuestros”…
Ojalá un día no lejano nos anuncien también en perifoneo:
¡¡¡Se vaaaaaa, se vaaaaaa… el gran circo, se vaaaaaaaa….!