jueves, 30 de marzo de 2017

ARTÍCULO

Vacaciones De
Semana Santa

Apolinar Castrejón Marino
Ante la proximidad de las vacaciones, seguramente usted estará planeando irse a algún lugar de descanso, y placer, y solo nos quedaría felicitarlo por tan buena suerte.
Y esto mismo nos hace reflexionar que quizá nuestra inclinación de ir a lugares donde hay mucha agua, y nos gusten tanto las caguamas, sea un indicativo de que realmente la vida se originó en el mar, y nosotros seamos batracios, descendientes de alguna criatura marina.
Por otro lado, será bueno tener en cuenta, que el descanso y la distracción, son necesarias para que en nuestro trabajo, y estudios, continuemos teniendo buen rendimiento.
Sabemos que por mantenerse largo tiempo realizando actividades físicas o intelectuales, la mente y el cuerpo se fatigan, y poco a poco disminuyen su eficiencia y capacidad. Entonces, es necesario descansar o al menos, cambiar de rutina, por lo cual, las autoridades del trabajo y educación
han intercalado periodos de descanso llamadas vacaciones, con ciclos de trabajo y estudio.
Es importante destacar que el derecho a las vacaciones no es un derecho universal para todos los trabajadores, sino solo para los que prestan sus servicios a las dependencias e instituciones oficiales, y por lo tanto, quedan excluidos aquellos trabajadores que presten sus servicios por cuenta propia.
En México, los trabajadores cuentan con dos periodos de vacaciones por año, la Semana Santa, y el fin de año, y los trabajadores de la educación tienen además las vacaciones de fin de año lectivo, los meses de julio y agosto. La ley federal del trabajo y el Reglamento de las Condiciones de Trabajo de la burocracia, amparan sendos periodos vacacionales.
Los legisladores nos quedan a deber alguna ley que evite que los “ninis” también gocen de vacaciones ¡Oiga! Si no estudian ni trabajan, ni hacen nada, y ¿todavía, vacaciones?
Igual que los atarantados “artistas”. Por ahí escuchamos a alguno decir que se va a tomar un “Año Sabático” (¿?). Quizá se quieran referir a que después “trabajar” ininterrumpidamente por varios años, sienten que merecen descansar un año. Lo cual  pueda ser muy merecido, pero es inexacto, porque el año sabático al que se quieren referir, está debidamente reglamentado por las autoridades laborales.
Expresamente, se refiere a las instituciones educativas como las universidades e institutos, que tienen grandes cargas de programas, cursos y jornadas docentes, las cuales requieren que educadores y especialistas, trabajen “tiempo completo”, todo el ciclo escolar, y aún los meses de vacaciones.
Los académicos y docentes que se plieguen a estas necesidades de las instituciones, laboran ininterrumpidamente 7 años, y el octavo se les considera para que descansen todo ese año, recibiendo integro su sueldo. Bien ¿No?
Pero esto no tiene nada que ver con la gente de la farándula, que se dedica a hacer presentaciones en público “en vivo” o para la televisión. Aunque quizá lo digan como un alarde de que tienen éxito, y sean requeridos en espectáculos. Porque si dejasen de trabajar ¿Quién les pagaría? O si fuera real su derecho al “Año Sabático”, ¿Quién les lleva la cuenta de los días que trabajan, de la puntualidad, y quien evalúa su desempeño?
Quizá valga estacar que en México tenemos varias opciones para vacacionar. Hay varios lugares que se prestan para el descanso y la molicie, con algunos “detallitos” en contra. Como el puerto de Acapulco, en el Estado de Guerrero, en donde se goza de un clima excepcional, playas naturales con distintos niveles de profundidad e intensidad del oleaje.
La oferta de alojamiento es variadísima, desde los grandes hoteles de calidad internacional, hospederías para presupuestos muy reducidos, y hasta para quedarse a pernoctar en la arena de las playas. Lo mismo va para la comida: restaurantes de súper lujo, fondas y cocinas económicas, hasta los tacos y garnachas en las calles.
Bien distinto a los complejos turísticos bien diseñados, sometidos a mantenimiento diario, completamente seguros, y libres de comercio ambulante, mendigos y traficantes. “Las Hadas” en Manzanillo, Colima; Can Cún, en Quintana Roo; y Nuevo Vallarta, en Jalisco. Si nos alcanzan los dólares, por allá nos saludamos.

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