lunes, 24 de abril de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
HA MUERTO EL PERIODISTA DON ROGERIO C. ARMENTA
Que ha muerto el periodista Rogerio César Armenta Ramirez, se informa de parte del gran comunicador Jaime Irra Carceda.
Siendo la noticia así de lamentable, presento el pésame más sentido, y ella bien sabe que así es porque somos amigos de toda la vida, a su esposa, la muy respetable señora Josefina Adame, originaria de Amojileca, y a sus hijos, nietos y demás familia.
Hace años, para La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, hice a Rogerio una muy extensa entrevista.
Fue, hasta hoy, uno de los sobrevivientes tres primeros reporteros que en 1947 tuvo el DIARIO DE GUERRERO, el fundado por Don Humberto Ochoa Campos: Félix J. López Romero, murió el año pasado; ahora fallece Rogerio y quien queda con vida es Manuel S. Leyva Martínez.
Rogerio fue corresponsal de Excélsior casi toda su vida y por uno de sus artículos publicados en “El Periódico de la Vida Nacional”, en la época de gobierno
de Rubén Figueroa Figueroa, dedicado a la narración de la precaria situación de la montaña, fue llevado a prisión, donde permaneció encerrado varios meses. También fue columnista del Diario de Guerrero, periódico del que fue dueño en 1977, junto con Florencio Salazar Adame. Jaime Irra, tuvo especial participación y a Juan González, le dejaron la dirección del periódico. Garcia Cantú junto a Hugo Mendoza Rickalde, crearon EL DIARIO. La cosa económica no funcionó para Armenta y el Diario de Guerrero regresó a manos de García Cantú. Armenta, entonces, fundó “El Primero de Guerrero... El primero con las últimas”, periódico donde colaboró el arquitecto Javier Ruiz Ocampo, Cronista de Taxco y Edilberto Nava García, ex alcalde de Apango y buen escritor.
Solía decir Rogerio: “Soy el más carita y el más carito de los periodistas”, cada vez que llegaba a la redacción en Zapata 27. Hugo Mendoza Rickalde entonces, dirigiéndose a los demás reporteros, y sin dejar de mirar a Rogerio, decía: “Así éramos antes”: (Pitecantropus erectus) y todos reían.
Fue un pésimo apostador en el frontón, casi siempre perdía, pero le encantaba jugar y apostar.
Cómo publicista solamente Pepe Jile le igualó. Hizo campañas publicitarias donde ganó mucho dinero y mucho dinero le inyectó al diario, el que en un gran porcentaje de su crecimiento económico se lo debe a Rogerio C. Armenta.
Quién sabe si ahora que ha muerto, el periódico le haga un homenaje, que Armenta se lo merece... pero seguramente, como ha sucedido con todos sus co-fundadores, cuando han muerto, el periódico guarda silencio... silencio... silencio... Qué conducta tan rara, extraña... huraña. Muy adversa a lo que sería si Héctor García Cantú viviera.
Fue muy leída su columna “Midiendo en Blanco y Negro”. Siempre firmó como Rogerio C. Armenta. Su nombre completo fue Rogerio César Armenta Ramírez.
Se decía que era originario de Tenexpa, municipio de Técpan, aunque gran parte de su vida vivió en Chilpancingo. Fue maestro normalista, su especialidad, la literatura. Es su hija la doctora, política y periodista Norma Yolanda Armenta.
Hace meses dejó de vérsele en el zócalo de Chilpancingo, adonde llegaba y se sentaba en una banca de piedra frente a lo que es el “Palacio de la Cultura”, platicando con colegas o amigos que pasaban a saludarlo. Siempre fue optimista, bromista y mostrando la musculatura de su brazo derecho, decía a sus amigos: “tienta, tienta”, haciendo alarde de su fortaleza.
Otra de las bromas que le hacían sus colegas es que nadie sabía su edad. Cuando un compañero viajó a Egipto, al regresar dijo que se descubrió una pirámide y en su base había una inscripción: “Constructora Armenta”, porque Rogerio con el apoyo de su compadre Píndaro Urióstegui Miranda, estableció esa compañía, construyendo postes para la Comisión Federal de Electricidad.
Cada seis meses cambiaba de automóvil porque cada medio año decía “ya parezco fotografía en el mismo carro”, e invitaba a grupos de muchachas a pasear con él, los periodistas le bromeaban diciendo que “son enfermeras que le aplican oxígeno” y por eso las trae en su carro.
Cuando hace años enamoraba a Jose Adame, le dedicaba programas exclusivos en la radiodifusora XELI, con música de Ray Connif.
Jose Adame, su esposa y hoy su viuda, es a quien presentamos con mucho respeto nuestro más sentido pésame.
Descanse en paz Rogerio C. Armenta, co-fundador del diarismo en nuestro gravemente destrozado (por “la clase política”) estado de Guerrero, o lo que de él queda.

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