viernes, 21 de julio de 2017

ARTÍCULO

El círculo vicioso del empleo
César González Guerrero
Una Felicitación y un Reconocimiento muy especial a la juventud estudiosa de Guerrero, en ocasión de haber concluido sus estudios en todos los niveles educativos, correspondiente al ciclo escolar 2016-2017. Esperando continúen estudiando otros niveles de educación.
Los factores de la producción que nos enseñaron en nuestra época de estudiante en la histórica Escuela Superior de  Economía del  Instituto Politécnico Nacional, hace más de 45 años (desde 1972) son: Tierra, Trabajo y Capital. Es decir la naturaleza que nos provee de toda la
materia prima, la fuerza de trabajo que todo crea y el capital que financia el proceso productivo. 
Es así como surge el Empleo que se refiere a la actividad humana necesaria para realizar el trabajo, que se paga a través del Salario. Esta percepción económica a su vez otorga la posibilidad del Ahorro, mismo que se traduce en Inversión y esta a su vez se convierte en la fuente de financiamiento que sirve para generar Ganancia. Obviamente, es la ganancia la que siempre se pretende alcanzar a costa de todo.
A pesar de que en la Teoría del Capitalismo se presenta como una lucha de clases actualmente, en el mundo de la globalización, lograr un empleo es parte de una sociedad en competencia de todo, en virtud de la exigencia de mano obra calificada que se denomina certificada.
Ya no es muy fácil encontrar un empleo si el interesado o interesada no demuestra tener los conocimientos, habilidades, destrezas y perfiles que la empresa pública o privada exige. Y es que en verdad si antes encontrar un empleo fue fácil hoy es sumamente complicado.
Como alterativa a la falta de empleos profesionales se ofertan los proyectos productivos a los cuales se puede  accesar si se tiene algún oficio o alguna experiencia en el trabajo artesanal o de campo. Por ejemplo en el sector agropecuario, principalmente, o bien en el sector micro empresarial.
Recuerdo como antes de los años 1970-1980 se encontraba un empleo sin estudios de Primaria, es más en algunos casos hasta sin saber leer y escribir; al poco tiempo para obtener un empleo se exigía estudios de Secundaria; fue a partir de los años 1980-1990 que para accesar al empleo se debía presentar su certificado de estudios de Preparatoria o Bachillerato o su equivalente. 
Efectivamente, ya en la época de las tecnologías en los años 1990-2000, en algunas empresas aún se aceptaban los “pasantes”, sin embargo ya se empieza a exigir el titulo para hallar un empleo.
Ahora, en pleno siglo XXI, quienes tienen las mejores posibilidades de entrar al mercado laboral son aquellos que presentan una Maestría o Doctorado. Todavía, tal vez, quien presente un Titulo de alguna carrera profesional la suerte le acompañe para entrar a trabajar.
Lo peor de todo esto es que en realidad al menos en México, y posiblemente en varios países, el desempleo se presenta de manera impactante en los sectores juveniles que no aceptan los cambios que exigen preparación profesional científica y tecnológica.
Las autoridades gubernamentales, sobre todo a nivel federal y estatal, tienen el enorme reto de fomentar el interés por el estudio de las nuevas generaciones y es aquí en donde también el sector magisterial deberá de enfocar sus capacidades para lograrlo.
Motivar a los jóvenes, apoyar sus aspiraciones de superación personal, independientemente de todos los obstáculos, es el reto y compromiso actual. Ya veremos.

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