martes, 25 de julio de 2017

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
DON IGNACIO VÁZQUEZ BUENO
-Sastre-
-SEGUNDA PARTE-


-¿Cuántos hijos tuvieron tus padres?
“Somos solamente dos hijos, mi hermana Martha Elisa, Marthel Vázquez Memije y un servidor, Ignacio Vázquez Memije. Dos hermanos”.
-Muy ejemplares tus padres.
“Yo los recuerdo con el trabajo. La casa paterna es en el barrio de san Francisco, en la calle de Juan Ruiz de Alarcón, ahora es el número 7, ahí tenemos una perfumería. Y mi papá desde muy temprano, a las siete de la mañana salía a abrir su taller, a las siete ya iba en camino y estaba abierto su taller. A las nueve y media dejaba de trabajar, iba a desayunar, mi mamá ya lo esperaba. A las once se regresaba a seguir trabajando, de ahí hasta la una y media, dos de la tarde que ya paraba. Descansaba y a las cuatro de la tarde continuaba hasta las seis o siete, dependía, si había película buena en el cine Colonial, él a las seis de la tarde le cortaba y se iba a ver sus películas, que era otra de sus aficiones, pero eran las del Colonial. Excepcionalmente eran las del cine Guerrero. Llegaba a haber una semana de
estrenos de cine internacional que él valoraba mucho. Así que era una necesidad que él tenía. Si entresemana había una película que lo ameritaba, él se iba al cine y de cajón, era todos los domingos”.
-Ustedes no se desarraigaron de san Mateo.
“No. Nosotros nos fuimos un poco en el año del 62. Mi mamá tiene sus orígenes en san Mateo y en el 62, aprovechando un lote que mi abuelo, Filiberto Memije le hereda a mi mamá, empiezan a construir una casa ya más formal, una casa más en serio, más grande, sobre todo, porque aquí era una casita pequeñita, de teja, y nosotros, al empezar a crecer pues, obviamente ya necesitábamos espacio. Entonces, en el 62, en la calle de Hidalgo 42, junto a lo que es ahora el agua Omiltemi, allí tenemos ya nuestra casa y ahí fue ya nuestro hogar, desde esa fecha hasta la muerte de mi papá, y a la fecha mi mamá la sigue habitando”,
-Una familia con una historia, con una trayectoria de trabajo, de orden, de mucha decencia, de mucho respeto y más que nada, la herencia grande de tus padres: el trabajo.
“Así es, como te comentaba: En los orígenes, en la calle de Madero se inicia la perfumería y también nosotros empezar a ver a mi mamá, y ya cuando nosotros tenemos unos diez años, por ejemplo, ella ya tiene tiempo libre para buscar un trabajo, y le dice mi papá: Vamos a iniciar el negocito de la perfumería, y con mi papá lo asimilan. Mi papá no quería que ella trabajara cuando nosotros estábamos pequeños. Tú sabes que era la costumbre familiar que la mamá tenía que dedicarse al hogar, pero mi mamá viene también de una familia de trabajo con comercio. Recordarán muchas personas a mi abuelo Filiberto, muy versátil: su traje de dril en color beisecito o gricesito claro, y su sombrero y su Buick, uno de los primeros coches junto con el de la familia del doctor Carreto, que fueron los primeros cochecitos que hubieron en Chilpancingo. Mi abuelo tenía diversos negocios, se dedicaba desde la construcción a la venta de billetes de lotería, a la venta de bonos, venta de periódico, hacía la distribución de periódico a los distribuidores, tenía mi abuelo múltiples actividades y mi mamá tenía esa visión de hacerlo, y empezaron así, empezaron los dos juntos: mi papá con la sastrería y mi mamá con un negocio incipiente, el de la perfumería Marthel, que empieza a crecer. Inicia en el 57, pero ya en el 63 se cambia a la calle de Hidalgo, número 3 creo, ahí donde nos rentaba la profesora Carmen Vázquez, ahí estuvimos muchos años, y ver a nuestros padres dedicados al trabajo es algo que le deja a uno esa mística”.
-¿Qué estudiaste?
“Soy ingeniero químico. Estoy recordando que hoy precisamente, hace 48 años, en un día como hoy inicié mis estudios de la preparatoria en la ciudad de México, un 29 de enero del 68. De ahí estoy marcado con el 68. Nos vamos con mi hermana, ella comienza a estudiar su licenciatura en química farmacobióloga y yo inicio la preparatoria, en la Preparatoria número 6 de Coyoacán. La curso en tres años y en 1971 ingreso a la Facultad de Química de la UNAM y ahí estudio Ingeniería Química, terminando en el 75, y en el 76 comienzo a trabajar en una compañía particular privada, dedicada al proyecto de diseños, plantas industriales, es una compañía que ya desapareció desafortunadamente y que se llamó Bufete Industrial en diseños y proyectos. Después de dos años de trabajo, se nos ofrecen apoyos para hacer una Maestría en el extranjero. Asumo con mucho gusto esa oportunidad, había que buscarla, había que saber inglés. Afortunadamente mi papá, desde muy pequeños nos enseña el idioma inglés. Una de lo que también nos hereda es la visión de conocer otros países, entre ellos en Estados Unidos, donde él vivió. Estuvo trabajando en la época de los Braceros, después de la guerra. Se iban los jóvenes a trabajar y él participaba en eso, y como él conocía algo del inglés, tenía cierta preferencia, ciertas canongías ahí en el grupo, al identificarlo que él sabía inglés tenía cierta actividad más administrativa y no era la faena dura de estar tendiendo los rieles, porque los mandaban a hacer vías de ferrocarril. Ya con ese conocimiento del inglés él tenía cierta preferencia para el trabajo. Desde muy pequeños nos enseñó el inglés. Yo sabía inglés, además, en la prepa, en las tardes, mis papás me mandaron a estudiar inglés de manera particular, así que eso nos da un plus y a la hora que se hace la selección para buscar al prospecto de la compañía para ir a hacer la Maestría, afortunadamente llevé la mano y me dieron esa oportunidad”.
-¿Dónde estuviste?
“Es en el Manhatan Colage, en la ciudad de Nueva York, ahí estuve en 1977 hasta 78, haciendo una Maestría en Ingeniería de Proyectos. Regreso a la ciudad de México en el 78 a seguir trabajando en esta compañía. Obviamente había una corresponsabilidad, ya había un apoyo y había una reciprocidad moral de hacerlo y estuvimos con mucho gusto con esta compañía desde el 78 hasta finales del 86. En ese inter me caso en 1983, con María del Carmen Ramírez García, de la familia García que es conocida en Chilpancingo y en Chilapa. Su papá fue el profesor Gonzalo Ramírez Acevedo y su mamá Carmen García Carreto, también ella comerciante dedicada, y el profesor Gonzalo, ustedes lo saben, una actividad magisterial, sindicalista, fue diputado y fue muchas cosas. Entonces me caso con María del Carmen, eso fue en el 83 y seguimos viviendo en la ciudad de México, pero ya el gusanillo de regresar a nuestra tierra nos hace retomar el rumbo de nuestro estado, y regresamos a principios del 87. Mi papá había dejado la sastrería, porque se cansaba de estar cortando, los operarios empezaban a escasear y unos habían muerto y otros ya no se dedicaban. Entre paréntesis, como anécdota, cuando yo lo veía hacer corajes, era porque los operarios no le traían el trabajo porque agarraban el trago y se le desaparecían. Era cuando yo lo veía enojado: Este fulano… y se iba a buscar: Voy a ver a fulanito, no me ha traído esto y tengo que entregar. Porque era muy celoso, de que tenía que entregar el trabajo el día que se lo habían pedido. ¿Lo encontraste? Si lo encontré pero está perdido y me traje el trabajo. Y se ponía él a hacer el trabajo, porque no podía quedar mal. Y ya viendo esos problemas, ya nosotros vivíamos en la ciudad de México, con mi hermana le dijimos: Deja esto de la sastrería, nosotros podemos hacer frente a la situación, los apoyamos. Y a sugerencia de mi mamá, le dijo: Bueno, vamos a poner una venta de estambres para que él también tenga y se la lleve más tranquila con un empleo. Ahí mismo en Madero inicia una tienda de estambres nueva y ya después se cambia a la calle de Abasolo y la esquina con Corregidora, donde nos rentaba Chuchita Sandoval de Gómez. Y ahí estaba mi papá y mi mamá a la vuelta, en Hidalgo, estaban muy cerquita. Pero el paso de los años se les estaba echando encima y había que hacer un relevo generacional, y es el motivo principal por el cual nosotros nos venimos a Chilpancingo a continuar con estos negocios, a agradecer a estos negocios que nos formaron primero a nosotros, que han formado ahora a mis hijos (tres, el mayor es Ignacio, es químico con una Maestría en Desarrollo Ambiental, trabaja en el Centro Mario Molina y muy a gusto, con un buen desarrollo, una buena perspectiva, con una especialidad en Calidad de Aire, en medio ambiente. Tema muy actual. La hija que sigue es Carolina, estudió publicidad en la ciudad de México y ella nos apoya en los negocios, se espera que sea el relevo generacional, pronto; y la más pequeña es Paulina. Actualmente estudia el octavo semestre en la Facultad de Química)”.
-De Marthel, ¿qué me dices?
“Ella, después de terminar la carrera en la Facultad de Química, toma la especialidad de Bioquímica, en particular e inicia trabajos profesionales en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en un departamento que en aquel entonces se llamaba de Investigación Científica; hace un trabajo de su tesis, lo empieza a hacer ahí, ahí lo desarrolla y acabando la tesis le ofrecen empleo con una doctora Graciela Delumea y empieza a desarrollar sus trabajos de investigación sobre bioquímica, estudios de genética y todos relacionados con la mitocondria básicamente, que como sabemos: La Mitocondria es el alma de la célula, y a la vez si la célula es el origen de nuestros cuerpos en todos sentidos, vegetales y animales; entonces, es el corazón de la vida; ella trabajó ahí cerca de treinta años en ese departamento, después de jubilada, pero como lo hemos comentado, esa actividad laboral es algo que no nos deja y decide, con dos compañeras, hacer un laboratorio particular enfocado a seguir desarrollando el trabajo que ellas hacían en el ámbito oficial, pero ahora ya en particular, porque lo que notaban era la necesidad de tener un tipo de análisis muy especializado en el país, y a la fecha ella lo sigue haciendo. En el inter de una Maestría y un doctorado estuvo en Nueva York y también en Roma, acabando sus estudios de maestría y doctorado. Ella es Doctora en Bioquímica. Forma parte del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt y afortunadamente también tuvo un desarrollo que ustedes recordarán que siempre fue muy dedicada al estudio, al trabajo. Me agrada mucho la opinión de sus maestros, preguntan por ella. Ella ha cosechado mucho de lo que ha sembrado y sigue trabajando”...(CONTINUARÁ)

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