miércoles, 23 de agosto de 2017

NOTA

Tras 4 años atrapado en
China, regresó F.Torres
Luego de cuatro años de que el mexicano Fabricio Torres Cuéllar, un joven originario de San Luis Potosí, se quedara atrapado en China, víctima de un empresario, del gobierno chino y de la embajada de México; llegó la tarde de este martes a nuestro país.
A su llegada al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), Fabricio fue recibido por familiares y amigos,  y expresó lo emocionado y contento que se encuentra en la tierra que lo vio nacer.
Milenio Televisión reportó que hace nueve meses Fabricio se puso en
contacto el abogado Carlos Barba que lo ayudó para que autoridades de ambos países observaran el asunto y pudiera salir.
“Se me van las palabras; contento por fin. Más seguro que antes de lo que estuve viviendo allá de haber estado insitiendo tanto”, dijo Torres Cuéllar a su llegada a México.
En tanto, el abogado de Fabricio detalló que tuvo que batallar con dos naciones y lograr un indulto por parte de las autoridades y aseguró que su cliente fue víctima de un chantaje de su mejor amigo.
A su llegada al AICM, Fabricio tomó un vuelo a su ciudad natal junto con su mamá y abogado.
Antecedentes
En 2011, dos empresarios, uno mexicano y un chino, lo invitaron a trabajar en un restaurante de comida mexicana, llamado “Mi Tierra”, que abrirían en China. Así, Fabricio empacó sus maletas, sus sueños y esperanzas, con destino al otro lado del mundo.
Trabajó casi un año en el país oriental. Dio todo su esfuerzo y dedicación, por lo que lo nombraron al poco tiempo gerente del local de comida y, por lo tanto, representante legal.
Sin embargo, los propietarios del lugar, no le dieron la dedicación necesaria al restaurante, por lo que, tras esta indiferencia, Fabricio decidió buscar otras oportunidades.
En diciembre de ese mismo año, el joven potosino presentó su renuncia de manera formal ante sus jefes y la autoridad laboral de China.
En enero del 2013, empacó de nuevo sus maletas y se dirigió al aeropuerto de Shanghái, para enfrentarse a la noticia de que tenía una restricción migratoria que no le permitía salir de China.
Fabricio descubre que la empresa Molán, propietaria del local de comida, no lo había removido como representante legal y tenía un adeudo de tres meses para la renta del inmueble.
Los dueños del lugar demandaron a la empresa por el incumplimiento de pago y Fabricio era señalado como el responsable, por su papel de representante legal.
De inmediato, se contactó con la embajada mexicana en China para pedir de su apoyo, contrató abogados, con los ahorros que tenía y buscó incansablemente a los propietarios de la empresa, quienes lo habían invitado al país, sin respuesta alguna.
Las autoridades mexicanas le decían que no contaban con los recursos suficientes para apoyarlo en este tipo de situaciones; además de que no lo catalogaban como de urgente, por no tratarse de un asunto de gravedad o una acusación penal.
La embajada le dijo que podía aplicar un apoyo económico para la asesoría legal que necesitaba. Un año después, se lo aprobaron, pero lo condicionaban a pagar más de la mitad de los gastos por su cuenta. (lasillarota.com).

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