viernes, 13 de octubre de 2017

ARTÍCULO

El Libro rojo de Jung
Danie Sans
Guardado en la caja fuerte de un Banco suizo, el manuscrito más enigmático del Psicólogo Carl Jung fue desempolvado para ser publicado en el 2009, sus herederos, habían  hecho todo lo posible para que la obra permaneciera alejada de investigadores y curiosos por casi un siglo, lo poco que se conocía del códice, había despertado gran curiosidad, pues solo una docena de personas lo conocían y habían hablado sobre el. Ante las presiones,  sus poseedores decidieron publicarlo. La obra, exquisitamente caligrafiada e ilustrada con extraños dibujos procedentes de su mundo onírico, el psicólogo de Bollingen, había dedicado varios años de intenso trabajo, “Trabajé en este libro durante 16 años. Mi conocimiento de la alquimia en 1930 me apartó de él. El comienzo
del fin llegó en 1928 cuando Wilhelm me envió el texto de la “Flor de Oro”, un tratado alquímico. Allí el contenido de este libro encontró su lugar en la realidad y ya no podía seguir trabajando más en él. Al observador superficial le parecerá una locura.
Esto también se habría desarrollado en uno si no hubiera sido capaz de absorber la fuerza avasalladora de la experiencia original. Con la ayuda de la alquimia pude finalmente organizarla en un todo. Siempre supe que estas experiencias contenían algo precioso y por lo tanto no supe nada mejor que ponerlas por escrito en un “precioso”, es decir, costoso libro y pintar las imágenes que emergieron reviviendo todo - tan bien como pude”.  Para muchos, es el trabajo más influyente en la historia de la psicología, el ensayo que puede ayudar a la comprensión de la obra de Jung.
El Liber novus, como fuera titulado por su autor, ilustra las visiones que el psicoanalista  tuvo durante 1913 a 1917, cuatro años de intensos sueños simbólicos. Como amante del mundo onírico, en su cuaderno de notas registró estos sueños, con la finalidad de analizarlos posteriormente. Las ilustraciones están cargadas de un notable valor filosófico, científico, literario, y por qué no, religioso, pues las creencias de Jung estaban influidas por el gnosticismo, recordemos su sermón a los muertos. Sus biógrafos, comentan que durante este periodo, desarrolló sus principales teorías, el inconsciente colectivo, los arquetipos y  el proceso de individuación, el trabajo principal en su obra en un proceso de autoexploración en la profundidad de su mente.
Según Jung,  tuvo un sueño, en el que veía la representación de dos seres, la de un anciano a la que identificó como Elías y la de una joven mujer, a la que nombraría Salomé, acompañados de una serpiente negra. Pasado el tiempo, en el que ya había realizado una reflexión de su experiencia, a  Elías le daría el nombre de Filemón, al que tomó como un guía espiritual, que se comunicaba con él  a través de imágenes míticas, en las que le mostraba un conocimiento superior,  a  Salomé le daría la representación del  alma. Comenta  sobre las imágenes, “me llevaron al convencimiento de que existen otras cosas en el alma que no hago yo, sino que ocurren por sí mismas y tienen su propia vida”. Las fantasías que  se le presentaban a Jung las anotaba primeramente en sus  Libros Negros, pasándolas al Libro Rojo ampliado con ilustraciones, una de ellas la del propio Filemón.
Jung  tenía una clara inclinación hacia el misterio, la alquimia, el budismo y los símbolos. Basta dar un vistazo a varias de sus obras, para descubrirlo,  El secreto de la flor de oro, Psicología y alquimia, El Hombre y sus símbolos, Los siete sermones a los muertos, y muchos otros. ¿De dónde nace su gusto por estos temas? Quizá porque su abuelo era masón y su padre Pastor de la Iglesia y  filólogo en lenguas semíticas. Su niñez la había recorrido  llena de  relatos de espíritus y fenómenos paranormales, que le contaba su abuela, marcando con esto el gusto por lo oculto.

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