martes, 24 de octubre de 2017

ARTÍCULO

El Desinforme de Astudilo
Apolinar Castrejón Marino
Pocos fueron los guerrerenses que escucharon el 2° “informe” de “su” gobernador. Seguramente porque no les interesaba la sarta de falsedades que diría.
Quienes no se pudieron salvar de la hora y media de su discurso soporífero, fueron los integrantes de su gabinete, los diputetes locales, los representantes del poder legislativo y judicial, y los delegados del gobierno federal. Como el representante personal de Enrique Peña Nieto, el “ex rector de salud” José Narro Robles, ridículo viejecito que quiere ser presidente de México.
Pero para compensarlos, por la noche les ofreció una buena cena. Y todos contentos.
Se adornó cuanto quiso el gobernador, pero nada dijo de los más altos niveles
de violencia que sufren los guerrerenses, ni del nivel de vida más caro del país, ni de las marchas y protestas que realizan frecuentemente las “organizaciones” de todo tipo, para alterar la vida cotidiana de los ciudadanos.
Dijo en cambio, que “reprueba” los actos criminales contra la ciudadanía; algo que no está en su perfil de gobernador, ya que él tiene el mandato constitucional de resolver los problemas, no de estarse lamentando de que sucedan, ni de que “…la inseguridad es un problema nacional”.
Como dice el teporocho de la colonia: “Mal de muchos, consuelo de pendejos”. Porque en un informe, el Gobernador debería precisamente informar lo que ha hecho. Y debe tomar en cuenta que la ciudadanía ya está harta de la banalidad de sus discursos, en los cuales se pinta a sí mismo como un héroe.
Con su inteligencia preclara, debería explicar a sus gobernados, por qué en esta entidad, los productos son más caros que en otros lugares. Nosotros sabemos que la migración del campo a las ciudades, y el consecuente abandono de la agricultura, la ganadería y demás actividades productivas de las zonas rurales, nos hacen dependientes de los productos de consumo que provienen de otras entidades.
Pero es necesario que el gobernador lo diga, y también que diga si quiere resolver esta situación… o le parece bien.
¿Por qué no informa el gobernador que hará con tantos líderes nocivos, verdaderos enemigos públicos que frecuentemente secuestran a los ciudadanos, impidiéndoles acudir a sus trabajos y estudios, y que paralizan toda actividad honesta?
Oh bueno. Estamos recordando sus declaraciones en las cuales dice que respeta la libertad de manifestación. Lo cual quiere decir que continuarán los agravios en contra de la ciudadanía. Amén.
Tampoco habló el gobernador de los malos servicios con los que su gobierno atiende a la ciudadanía. La página oficial de su gobierno es un “periódico mural” que no tiene actividad desde el 27 de octubre de 2015, en que tomó posesión. Quizá sea porque al gobernador le gusta más “Facebook”, e ignora que es una red tecnológica, y no una “página”.
¿Y qué sucede con el rezago educativo? Todos sabemos que tenemos uno de los más graves del país. Las causas visibles son el abandono de las aulas, por la incorporación de los docentes a la burocracia y la grilla; con la consecuencia de miles de niños sin maestros.
Tales prófugos del gis, metidos a burócratas, bibliotecarios, secretarios, choferes, etc. generalmente hacen mal ese trabajo, debido a su falta de entrenamiento en tales menesteres. Y lo peor es que desplazan a los auténticos trabajadores, secretarias, archivistas, y documentistas.
¿Y qué podemos decir de la actitud patrimonialista del gobernador, que desde que tomó posesión se dedicó alegremente a repartir puestos y cargos a sus recomendados, a sus amistades, y a los familiares de los funcionarios, sin que mediara una revisión exhaustiva de su perfil académico, de sus capacidades, y de su entrenamiento profesional?
Ahí tenemos, jefes de oficina, de área, directores y coordinadores, que solo conocen la O por lo redondo. Funcionarios de medio pelo que dan órdenes imprecisas e irrealizables a sus empleados.
Divas de la estructura gubernamental que se rodean de un séquito de lambiscones y lángaros que se dedican a disfrutar el “poder”, hostilizando a los empleados más humildes, humillando a los de menor “categoría”, y amenazando a sus subalternos con sanciones y despidos.
Los jóvenes, que no son ciegos, se dan cuenta de este manoseo, y con mucha razón, se desmotivan para estudiar y prepararse. Saben empíricamente que los estudios no son necesarios para conseguir un trabajo. Lo mejor es tener un papá influyente, un padrino “que las pueda”, o que su familia tenga el suficiente dinero para comprar una plaza.
Y entonces ¿De qué informó el gobernador?

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