jueves, 26 de octubre de 2017

COLUMNA

DESCUBRIENDO...
Bersabeth Azabay Ortíz
EL COYOTE:   
CONSEJOS DEL CORONEL COYOTE  A LOS CAMPESINOS AL ENTREGARLES LA TIERRA

 
Cuando Dios formo la tierra
No existía la ambición,
No tenía dueño el aire,
Ni el agua ni el padre sol;

Pero los tiempos cambiaron
En obediencia tal vez,
A la evolución del mundo
Que sigue su propia ley;
Y entre los hombres nacieron
Castas de sangre y de fe.

Para todo hubo medida,
¡Hasta para el corazón!
El hombre ya no fue libre,
Barreras tuvo el amor;
Y se convirtió a sí mismo,
En su enemigo mayor.

Desde que un día oscuro
La medida se inventó,
Todo en la vida se mide,
¡Hasta la respiración!
Se mide el hogar, la tumba,
La vida, el poder de Dios;
Sólo la muerte ha escapado
A este maldito patrón.
Pero ya estoy convencido
De que este invento falló,
Porque medir, es hallar
El fiel de la sinrazón;
Pero hasta ahora ni Dios mismo
Ha puesto al fiel la ambición.

Sólo la muerte es pareja,
Por eso escapa al patrón
Que el hombre pudo inventar
Para medir su ambición;
Sólo ella el fiel ha encontrado
Que ni Dios mismo encontró.

Pero de todas las cosas
Que el hombre aprendió a medir,
Nada ha sido tan absurdo
__según mi propio sentir--,
Como ponerle medida
A la forma de vivir.

Celedonio Serrano Martínez

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