martes, 24 de octubre de 2017

COLUMNA

CDMX, a 24 de oct. 2017.- Valerio Trujano era moreno, cabello crespo, bajo de estatura, y a pesar a su mirada tranquuila, era firme: “era honrado y gentil, y estas virtudes armonizaban con una devoción sincera que no se oponía, a sus deberes de soldado, de modo que jamás fue sorprendido por el enemigo ni se advirtió en él la menor falta militar”.
Siendo arriero viajó a muchos lugares; se hizo propietario de una numerosa recua que le daba para cubrir sus necesidades, las de su familia y un poco más; hacía viajes desde Oaxaca al sur de Guatemala y la costa del Norte, cargando cochinilla, cacao o ganado.  Prosperaba a buen ritmo.
Iba al puerto de Acapulco por mercancías de China y Filipinas, al regreso, pasaba
por Chilpancingo rumbo a Tepecoacuilco y se reunían los arrieros; era el centro mercantil del el Sur. Por lo tanto, mucho movimiento y con vivdncia entre ellos.
Llegaban recuas de la costa, de Juan Pedro Guerrero,  llevadas por el joven Vicente Guerrero Saldaña –futuro consumador de la independencia-; también caravanas dirigidas por Hermenegildo Galeana de Bargas con su hermano Alejandro, desde Tecpan. El costeño trabajaba para sus primos hermanos, los más ricos de aquella región, con negocios por todos lados.
Así se conoció con los Galeana, igual al jovencito Juan Álvarez Hurtado, enviado por su padre Antonio Álvarez a estudiar a la ciudad de México y a José María Morelos quien ya era ya, todo un arriero; oficio que le dejaba buenos dividendos.
Valerio estimó y respetó a Morelos; en varias ocasiones desvió su ruta para visitar a su amigo en Nocupétaro, Michoacán, y conversaban sobre los planes independentistas.
Ejerciendo ese oficio, Trujano se enteró de noticias, precios, política, variedad de telas, tapices, vinos, especias, etcétera; los productos más comercializados. 
Le proporcionaron el conocimiento exacto de la topografía de la región sur del territorio colonial, que a la postre le serviría al unirse al ejército insurgente.
En 1788, Tepecoacuilco como todo el solar colonial, se preparaba para las celebraciones navideñas. Valerio Trujano esperaba la visita de viejos amigos, uno a uno fueron llegando José María Morelos, Ignacio Ayala, Julián de Ávila, Hermenegildo Galeana de Bargas, el joven Juan Álvarez, don Antonio Gómez y otros más de diversas partes de la región
En esta reunión se habló de la independencia de las trece colonias norteamericanas y el deseo de lograr el mismo objetivo en Nueva España. Germinaba lo que más tarde sería una realidad; el movimiento nacional que culminaría con éxito once años después. Muchos de ellos, no lo verían. Fuentes:http://guerrero.gob.mx/articulos/valerio-trujano-1767-1812/. Herminio Chávez Guerrero, Valerio Trujano: el insurgente olvidado y José María Luis Mora, Méjico y sus revoluciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias por leer La Crónica, Vespertino de Chilpancingo, Realice su comentario.