jueves, 15 de febrero de 2018

ARTÍCULO

¿Cómo Se Dice?
Apolinar Castrejón Marino
Muchas cosas se han pervertido en nuestra vida cotidiana, y hacemos como que no lo vemos, o que no tiene importancia.
Por ejemplo, todos tenemos un amigo “licenciado”, muy preparado e inteligente, pero que no sabe la diferencia entre “haber”, y “a ver”. Y también hemos visto como escriben nuestros familiares y amigos en Facebook las cosas más importantes que quieren compartir, en términos deplorables: “¡Al fin me gradué de la maestría, estoy muy emosionado por este nuevo logro!”.
Pero creemos -como dice la canción- ¿“qué de malo tiene” poner una letra por otra, y olvidar los signos gramaticales? Si de todos modos nos entendemos.
La real academia del idioma en ocasiones, les da la razón a quienes se expresan lamentablemente, porque según sus reglas, se puede decir imprimido o impreso,
indistintamente. Y también se puede decir freído o frito, al gusto de cada quien.
Estudios adecuadamente fundamentados, revelan que en la lengua actual, los únicos verbos que presentan un participio regular y otro irregular, son imprimir, freír, y proveer, con sus respectivos derivados. Según el Diccionario panhispánico de dudas, ambos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos, y de la pasiva perifrástica:
“Hemos imprimido veinte ejemplares / Habían impreso las copias en papel fotográfico”.
“Nos hemos proveído de todo lo necesario / Se había provisto de víveres abundantes”.
“Las empanadas han de ser freídas por dos horas / Nunca había frito un huevo”.
Sin embargo, tal reglamento no opera en el caso de otros participios verbales irregulares, ni con el grupo de adjetivos procedentes de participios latinos, como abstracto (del latín abstractus, participio de abstrahere), ni de atento (del lat. attentus, part. de attendere),
Algunas formas pueden haber funcionado como participios verbales en épocas pasadas del idioma, como correcto,  contracto, y confuso; pero hoy funcionan solamente como adjetivos. Y no se usan en la formación de los tiempos compuestos, ni de la voz pasiva de los verbos correspondientes.
Por ejemplo, no podemos decir “nuestros apuntes fueron correctos por el profesor”, ni tampoco “Han contracto matrimonio”, porque los verbos con doble participio carecen de justificación gramatical.
Pero también tenemos el caso contrario, de gentes que cometen faltas morfológicas del lenguaje, que son por lo menos, ridículas.
Muchas gentes pronuncian ahuja, en lugar de aguja, siendo que el primer término, en chile se refiere a alguien molesto, inoportuno, y desagradable. La palabra aguja es más adecuada para describir esa pieza pequeña y fina de acero, muy puntiaguda, con un orificio en un extremo, en el cual se enhebra el hilo, para coser alguna pieza de ropa, remendar, y pegar botones, a mano.
Lo mismo aplica para agujeta y agujero. No decimos ahujero, ni ahujeta, porque para pronunciar estas palabras tenemos que hacer gestos faciales poco comunes. Y el asistente gramatical de las computadoras, al detectar estas palabras cuando estamos escribiendo, las subraya en color rojo, para indicar que es un error gramatical.
Las traducciones del español al inglés y viceversa, también caen en vicios de dicción inexplicables. En el español de México, contamos  con el verbo jalar, para indicar la acción de atraer con fuerza algo. Pero según el Diccionario de la Real Academia Española, este verbo corresponde al habla coloquial. Y en algunos países de América, como Colombia, Cuba, Panamá y Venezuela, jalar se considera un barbarismo.
Según la academia del idioma español, el termino halar es una expresión que corresponde a la lengua culta. Los puristas del idioma, afirman que jalar se utiliza también para indicar: comer con apetito, emborrachar, y aspirar el humo del tabaco. Y también puede utilizarse para referirse a  reprobar un examen, andar muy deprisa, y hasta mantener relaciones amorosas.
Los mexicanos, cuando miran la cinta de traducción en la parte inferior de la pantalla, al estar mirando una película o un programa de televisión “haló la reata del caballo”, no pueden evitar esbozar una sonrisa.

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