miércoles, 7 de marzo de 2018

ARTÍCULO

Aviadora profesional
Edilberto Nava García
Las desgracias no cesan en Mártir de Cuilapan. Ahora resulta que una feminista y locutora cuyo apelativo es Guadalupe Cabañas Francisco, cobra religiosamente cada mes ocho mil pesos nominalmente en el ayuntamiento más desgraciado de la historia regional guerrerense.
O no estamos al tanto de las noticias o no se ha difundido que luego de acusar a los plantonistas de impedir las labores de la comuna que encabeza la seudo licenciada Felícitas Muñiz Gómez, de buenas a primeras el palacio municipal está totalmente vacío desde la semana pasada
y sólo unos genízaros se turnan en la entrada principal, como cuidando un quién sabe qué, pues ellos saben que dentro no hay nada de valor, y de la presidenta, ni la sombra de su alma.
¿No que sin el palacio municipal ella no podía trabajar? Y el incauto gobierno estatal hizo maroma y teatro para procurarle que despachase en él la inepta edil. El caso es que sola, bueno, con algunos a quienes les llena la panza, han dejado vacío el lugar; sacaron casi todo y buena parte, porque hay testigos, muchos enseres fueron llevados a casa de la hija de la alcaldesa. Ni nombrarla vale la pena, pues sólo tuvo una sola hija así que hasta un ciego da con ella.
Empero, ¿por qué en el círculo de feministas en Chilpancingo defienden tan apasionadamente y casi a ciegas a la alcaldesa de marras; que hallaron eco en algunas diputadas locales para alzar la voz contra el pueblo de Mártir de Cuilapan y en protección de una mujer tan deshonesta como lo es la alcaldesa que padecemos los vecinos, los lugareños? No, pues con razón. Institucionalmente han negado al síndico las cuentas públicas, para que no se percate en tiempo y forma de tantas facturas indebidas, de obras fantasmas, de cobros excesivos y de pilotos y pilotas que como la feministoide Guadalupe Cabañas Francisco, cobra un recurso que bien pudo estar siendo destinado como ayuda para ancianos desamparados.
Conozco a la locutora que menciono y no labora en el ayuntamiento. Yo la conocía como vivilla y comodina, pero no al grado de cobrar de forma tan ruin en un municipio tan desgraciado y empobrecido.
Hace veinte años, un alcalde corrupto, que logró poseer maquinaria pesada porque su hijo presumía de ser ya casi un brillante ingeniero, aceptó que la entonces “Lupita” Cabañas animara un festejo a las madres. Y cobró caro la animadora, como si en Apango no hubiese animadoras y mucho mejores. Pero el alcalde dijo que al pueblo le gusta el circo y habría de dárselo.
Hoy, con palacio municipal vacío, sin atención al público, los vecinos se ríen al comentar que el miedo no anda en burro, pues se sabe que la alcaldesa se apresuró a sacar del inmueble todo cuanto la compromete, ya que los rebeldes vecinos de Zotoltitlán soltaron el rumor, que en menos que canta un gallo acudirían para sacarla a empellones y obligarla a cumplir sus compromisos. Con razón, en la casa de la alcaldesa, tocan a la puerta y ni el silencio responde. Está sin alma; o, vive ahí la paz de los sepulcros. Sólo las defensoras feministas la salvarán.

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