viernes, 20 de abril de 2018

COLUMNA

COSMOS
Héctor CONTRERAS ORGANISTA
LA NIEVE DE CHINONO
(Don Sidronio Sánchez Catalán)

-Mi estimada y querida amiga Lourdes Sánchez Nava, agradezco que me permita dialogar contigo y recordemos un poco de cómo comenzó la tradición de “La Nieve de Chinono” en Chilpancingo.
“Al contrario, Héctor, gracias a ti. Como tú sabes, Chilpancingo antes era una población muy pequeña pero en la que todos nos conocíamos, todos convivíamos. Y lo de la nieve es una tradición porque empezó desde mi abuelo Sidronio Sánchez Catalán, ‹Chinono’, que andaba en las calles gritando, vendiendo su nieve: ¡Nieve de limón y leche!... Los únicos sabores que había eran de limón y leche, de ese limón tan rico que raspaba y que hacía mi abuelo y hasta la fecha lo seguimos elaborando nosotros”.
-Sí, Lourdes, todos en Chilpancingo sabemos y nos sentimos muy orgullosos de ello, de que aquí desde hace mucho tiempo la nieve de Chinono ha sido una de las tradiciones más ricas, más deliciosas, más festejadas ¿Tu abuelito, en qué años más o menos desempeñó su actividad como hacedor y vendedor de nieve?
“Ellos, mis abuelitos sé que son originarios de Chilpancingo, pero por las necesidades de una familia numerosa tuvo que hacerlo; aprendió con un señor de Iguala el oficio de la nevería y el señor se vino a radicar a Chilpancingo y fue cuando él empezó”.
-¿En qué año nació tu abuelito?
“Yo creo que a finales del siglo diecinueve. Mi abuelo se llamó Sidronio Sánchez Catalán. Mi bisabuela, la mamá de él se llamaba Leonarda Manzano y su papá no me acuerdo. Mi abuelito tuvo varios hijos, entre ellos a mi tía Teofi, mi tía Maga, Tacha, mi tío Jesús y mi papá, Ignacio.
Fue el que continuó la tradición haciendo nieves. Él era empleado del gobierno, y a la hora que salía, de ahí preparábamos la nieve, pero ya había congeladores.
Mis padres tenían un restaurante en el centro, se dedicaron a la gastronomía junto con mi tía Teófila. Ella tuvo un restaurante donde está ahora Lupita Peralta (Durante años doña Lupita Peralta trabajó su restaurante en la avenida Guerrero, en la actualidad su negocio se localiza en la calle Cuauhtémoc, casi esquina con Hidalgo), que fueron sus inicios, y como mi papá era de los más chicos, a él lo apoyaron para que pusiera junto con mi mamá un pequeño un restaura
ncito.
Tuvo varias direcciones: en Alemán; en donde antes era el Hotel Bravo de aquel entonces, y a él le alquilaron un local y después mi mamá estuvo mucho tiempo en el hotel Laura Helena, en el restaurante”
-Recuerdo que tu mamá tuvo un restaurante en la terminal de los autobuses Flecha Roja, al fondo en la parte superior, había uno como corredor y ahí era el restaurante.
“Si, fueron muchos años que estuvo ahí, pero a raíz de que uno fue creciendo y otras necesidades no sé por qué lo quitarían. Mi mamá se llamó Modesta Nava Cuenca, le decían Mode”. Mi papá, al principio, cuando teníamos el restaurante ahí se vendía.
Fallece mi mamá a temprana edad y entonces dice mi papá, vámonos a la casa y ya teníamos la nevería aquí en la casa, en el barrio de la Santa Cruz. Era una romería, yo me acuerdo cuando toda la gente venía a degustar, paisanos que ya no viven aquí, pero que en su temporada de vacaciones venían y decían que si no probaban la nieve de Chilpancingo, no era paseo”.
-¿Cuántos años elaboró la nieve tu papá?
“Desde su niñez, pon tú que tendría unos diez o doce años. El nació en 1913 y falleció en el 2004, toda una vida llena de trabajo para sus hijos. Y una enseñanza.
Mi papá me decía, mira hija: si no tienes dinero ni nada, haz tu nieve, es un negocio muy limpio, muy bonito, muy honesto y vas a ver que nunca te faltará. Nosotros le decíamos que tenía su cartera mágica, que nunca le faltaba un peso en su cartera porque sabía que tenía su negocito y que siempre tenía.
Mi mamá nació en 1924 más o menos y murió en agosto de 1977, murió de 54 años. Hijos, somos cuatro: Héctor, que ya falleció; Javier, Lourdes y Tere, que es la menor, radica en Aguas Calientes, desde hace como 30 años. Yo era la que le ayudaba a mi papá; yo fui madre soletera, pero con el apoyo de mis padres saqué adelante a mis hijos, Pepe y Patricia. Ya son grandes, casados, tengo cuatro nietos. Mis hijos son licenciados”
Nuestra estimada amiga Lourdes nació el día 9 de mayo de 1947 y dice que siente una gran satisfacción por la herencia de la familia, “siempre me ha gustado el comercio, esta herencia que me dejaron, como le digo a mi hermano, que al tiempo de estar haciendo la nieve me siento realizada porque siempre me enseñaron que todo lo que uno haga lo haga con amor para que al público se lo demos con amor y saboreen esas nieves, y si Dios me permite seguir adelante hasta que me diga: Hasta aquí. Hemos estado delicadas de salud, pero en fin”.
-Se dice que tu abuelito y tu papá iban a la sierra por el hielo.
Aquí no había fábricas de nieve, no había electricidad. Me platicaba mi papá que agarraban sus burros y sus mulitas y se iban en la tarde a la sierra y llegaban allá en la noche. Se iban por donde está el Culebreado hacia arriba, llegaban con una familia en la sierra, les daba posada para que ellos hicieran su hielo. Llegaban a un pueblo de la sierra. Y se lo traían en sus mulitas. El hielo se podía traer desde octubre hasta el mes de febrero, cinco meses al año.
-La nieve de Chino trasciende en la historia de Chilpancingo porque es un atractivo especial de la feria tradicional, es el puesto de la nieve donde concurren los paisanos a saborearla.
“Es verdad: Trasciende a la feria. Mis familiares, por parte de mi papá se dedican al comercio y ellos exponían lo que sabían hacer, sus alimentos y la nieve. Teófila, Jesús y mi papá ponían sus puestos que se adornaban bien bonitos con el heno, los verdes que traían del campo. Qué rico cuando entrabas a los puestos y el olor a verde, a campo confundido con el olor del pozole y con el del mezcal, yo tengo recuerdos muy bonitos”.
-¿Cómo elaboraban la nieve, había alguna fórmula especial?
“Para elaborar la nieve usaban leche de vaca, huevos de racho, frutas naturales de la temporada, que los mameyes, el plátano, nieve de limón, mamey, de chicozapote, muy rico; el de zapote negro es una nieve muy especial, muy rica”.
-¿Cómo se hace la ni
“La tradicional que hacía mi papá, ponía su olla, llevaba huevo y canela. Se pone a hervir hasta que da el primer hervor, fíjate bien en la canelita que salte, me decía.
Tenía todos sus enseres diferentes a los enseres de cocina. Usaba una olla común y corriente, él mandaba hacer sus neveras y las colocaba en una barrica de madera. No recuerdo con qué herrero pero eran especiales de lámina, no había quien le ayudara. A mí me sentaba y me daba mis palazos porque no agarraba bien el bendito bote cuando él me decía que con una pala le vas dando vuelta, le vas poniendo la sal y le vas poniendo para que pueda cuajarse y nos dilatábamos más de una hora. Sí, era pesadito.
Trabajaba en la mañana y llevaba todos los enseres allá a su puesto donde hacía la nieve. Había un señor, de los Memije que estaba esperando que mi papá sacara la primera palada para comérsela, porque era una cosa especial riquísima.
Yo sigo haciendo la nieve, tengo un local frente al banco Santander en el Casino del Estudiante, ahí tenemos un localito. Me siento muy orgullosa como no te imaginas, le doy gracias a Dios por haberme dados esos padres que me enseñaron a trabajar. Y además, lo de la cocina de mi mamá sí se me da, me gusta todo lo que sea comida, hacer la nieve y más gusto me da cuando la saborea el público y que me dicen: Está rica tu nieve. Ahora, en nuestro local que tenemos en el centro tenemos variedad, tenemos buen surtido”.
Nuestra atenta y muy trabajadora amiga Lourdes Sánchez Nava laboró por muchos años en la Escuela Secundaria “Raymundo Abarca Alarcón”, turno vespertino, como prefecta. Agradecemos muy cumplidamente sus atenciones.

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