viernes, 4 de mayo de 2018

ARTÍCULO

René Juárez, campaña
y nuevos rostros del PRI
Efraín Flores Maldonado*
“En las crisis, es indispensable transformar el anclaje partidista con precisión, de arriba hacia abajo, para ir al encuentro con una sociedad civil descontenta”. Leonardo Morlino.
El nombramiento de René Juárez Cisneros, como dirigente nacional del PRI, obedece sin duda a una urgente necesidad política; mientras que en la génesis del Partido Nacional Revolucionario, se expresaba el propósito de dotar de funcionarios honestos y capaces a la administración púb
lica, el presidencialismo hegemónico de México trastoco de inmediato este propósito, imponiendo en las dirigencias del PRI a representantes del poder, normalmente carentes de excelencia en su formación política y ayunos de experiencia e identidad con las fuerzas populares del partido. En este texto y contexto, antes de la candidatura presidencial, el PRI fue agredido con la designación de Enrique Ochoa Reza como su dirigente inesperado e impensado. Sin militancia conocida, jamás logro legitimar su liderazgo ante los cuadros políticos y la añeja militancia del PRI. Por ello, el arribo de René Juárez Cisneros como sustituto, representa una esperanza de oxigenación política, que haga posible detener la oxidación y quiebra del partido gobernante. René Juárez Cisneros es producto de una legítima militancia tricolor; fue Director del Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI en Guerrero, Presidente del Comité Directivo Estatal, Secretario de Planeación, Diputado Federal, Presidente Municipal de Acapulco, Gobernador de Guerrero, Senador de la Republica y en las últimas fechas Subsecretario de Gobernación. Un verdadero cuadro político, que conoce la geografía política y la complejidad social de nuestro país. En ese sentido, su llegada al PRI significa la posibilidad racional de dibujar, junto con José Antonio Meade Kuribreña, una nueva carta de navegación en lo que resta de la campaña presidencial. Un reacomodo de perfiles políticos en la estructura central del PRI; ahí debe establecerse la equidad de género, la representación política regional y la presencia de un equilibrio generacional; juventud, madurez y añejo y eficiente oficio político. El PRI en campaña debe dejar de hacer lo mismo, para poder obtener resultados diferentes; debe condenar significativamente la corrupción gubernamental, el nepotismo y específicamente lo que han propiciado servidores públicos del más alto nivel y gobernadores del PRI, procesados y en fuga. El PRI debe elaborar una novedosa estrategia regional y concretamente un programa de acción para cada uno de los estados del país, considerando los resultados de elecciones anteriores, la actual presencial del PRI en cada Entidad y las tendencias del voto en cada estado; el PRI debe establecer puntos de acción concretos, dirigidos a obtener la simpatía de los jóvenes electores; hacer algo nuevo para atraer a las casillas a los abstencionistas históricos y aportar ideas, argumentos y evidencias para influir en la decisión final de quienes hasta hoy son considerados electores indecisos…el PRI tiene que buscar anclajes ideológicos y empíricos que fortalezcan su esperanza de triunfo. En el diseño y dibujo del nuevo rostro y sorprendentes cambios y estrategias del tricolor para aspirar al triunfo, estará sin duda la figura política de René Juárez Cisneros, quien como bien lo dijo Luis Donaldo Colosio Murrieta, es producto genuino de la cultura del esfuerzo y el mérito propio. Con René Juárez Cisneros, en lo que resta de la campaña, el partido debe anunciar y poner en práctica una profunda renovación moral del PRI que legítime y fundamente su aspiración a la silla presidencial. *Doctor en Investigación en Ciencia Política.

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