jueves, 31 de mayo de 2018

ARTÍCULO

(Falso) Amor por
la naturaleza
(Apolinar Castrejon Marino) 
El próximo de 5 de junio, estaremos celebrando el Día Mundial del Medio Ambiente, y ello merece que hagamos mención, de la basura con la que nos han llenado la cabeza, algunos políticos, a través de los medios de comunicación.
Por ejemplo, toda la gente dice con la mayor convicción, que “hay que cuidar la naturaleza”. Esta proposición parece ser positiva, si creemos que  las plantas y los árboles purifican el aire, porque así lo han dicho en la televisión desde hace por lo menos 50 años.
Pero esto es una verdad a medias, porque los árboles empiezan a absorber bióxido de carbono (CO2) a partir de los 20 años. Los árboles jóvenes, en realidad emiten más CO2 del que puedan absorber.
Si los “ecologistas” supieran algo de la naturaleza, sabrían que en los bosques, los arboles viejos, siempre tienen algunas ramas o partes de su tronco, muertas y que han empezado a podrirse aunque estén en pie, y en tal situación emiten gran cantidad de C
O2.
Canadá es un país cuya economía se basa en la industria maderera, y tanto las autoridades como los ciudadanos canadienses, están conscientes de que sus 200 millones de hectáreas de bosques emiten, más CO2 del que absorben. Debido a tales evidencias empíricas, no andan con campañitas de “cuidado de la naturaleza”, ellos tienen leyes de protección a los bosques…y las hacen respetar.
Otro equívoco, es la creencia de que la cuenca del Amazonas que cruza los territorios de Perú, Colombia y Brasil, es el pulmón del planeta. Es verdad que es el río más largo y caudaloso del mundo, y que contiene la quinta parte del agua dulce del mundo.
Pero en realidad es el fitoplancton de los océanos, el encargado de producir el oxígeno que respiramos, y además funciona como un agente regulador el clima. Pruebas científicas han demostrado que cada hora absorbe aproximadamente el 50% del CO2 del planeta.
Otro caso, es el de los “ecologistas”, que se escandalizan del daño que puede hacer una sola pila de las que utilizamos en nuestros aparatos electrónicos: dicen que una pila de mercurio puede contaminar 600 mil litros de agua, que una pila alcalina contamina 167 mil litros de agua, y una de óxido de plata, 14 mil litros.
Esto puede ser tan cierto, como que ¡un litro de aceite contamina cerca de un millón de litros de agua! Así es. Estamos hablando del aceite que utilizamos para freír nuestros alimentos. Y que luego que acabamos de  cocinar, normalmente tiramos por el lavadero, o directamente al drenaje.
Pero la mayor perversión de los agoreros del desastre es la especie de que “la destrucción del planeta” sea causado por cada ciudadano. El temor que han sembrado en la humanidad, nos ha dejado como el rebaño de ovejas cuando escuchan el rugido del tigre, y se amontonan junto a una roca, aterrorizadas.
O como el pueblo hebreo, cuando oyó en voz de su guía Moisés, que Dios personalmente, le había dicho que estaba muy enojado. Los judíos temerosos de la furia de Jehová, se amontonaban alrededor de Moy para que les dijera que  tenían que hacer para calmar la furia divina.
Esta ola de temor creado, se inició con el nombre de “Teoría del Calentamiento Global”, por el político norteamericano Al Gore en el año 2007. ¿Cómo lo hizo?
Cuando fue vicepresidente de Estados Unidos en la administración de Bill Clinton, Al Gore concibió la idea de que quería ser Presidente. Al sopesar lo duro que sería realizar la idea, concibió una forma novedosa de conseguir la voluntad de los norteamericanos.
Con la información privilegiada a la que tuvo acceso y con todo el poder que da la vicepresidencia, mando hacer un estupendo documental al que llamó “Una Verdad Incómoda” en el cual demostraba lo peor de la humanidad: consumismo, exceso de desechos domésticos, y desproporcionado consumo de combustibles fósiles.
El documental se estrenó el 24 de mayo de 2006, y Al Gore declaró que su propósito era “educar a los ciudadanos” acerca del calentamiento global (¿El nuevo Moisés?). Casi de inmediato, el cambio climático se volvió tema de dominio público, y plática de sobremesa, y fue la bandera de la campaña de Al Gore, como candidato del Partido Demócrata para la elección presidencial del año 2000. A pesar de la popularidad que consiguió como amante de la naturaleza, perdió contra George W. Bush, del Partido Republicano.
Poco le importó la derrota política, pues su documental “Una Verdad Incómoda”,  se proyectó en todos los cines norteamericanos además de muchos canales de televisión, logrando recaudar la nada despreciable cantidad de 24 millones de dólares. Y el impacto en el extranjero fue mayor, pues reunió hasta 26 millones de dólares. Adicionalmente, Gore se volvió el conferencista de moda más cotizado.
En el año 2007, junto al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, fueron galardonados con dos premios Nobel “…por los esfuerzos realizados para difundir un mayor conocimiento sobre el cambio climático provocado por el hombre; y además puntualizar las medidas necesarias para contrarrestar dicho cambio”.
De manera inédita, Gore fue premiado con un Grammy por mejor documental, por álbum mejor hablado, y mejor canción original.
Otra promotora de la teoría del cambio climático fue la primera ministra británica, Margaret Thatcher, pero pronto se descubrió que su motivación  era, promover la energía nuclear, y además reducir el impacto de las huelgas en la industria de carbón en Gran Bretaña.
Los líderes de las grandes potencias industriales capitalistas han aprovechado la teoría antropogénica del movimiento medioambiental para frenar el desarrollo de los países subdesarrollados. Obviamente no les agrada que otros países les disputen el dominio.

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