lunes, 18 de junio de 2018

ARTÍCULO

Cobertura y calidad educativa
Efraín Flores Maldonado*
“La educación no consiste en llenar un cántaro… sino en encender un fuego”. William Butler.
Como bien lo ha dicho Werner Jaeger en su excelente texto titulado “Paideia”. El verdadero propósito de la educación, es el de formar, trasformar y reproducir un tipo ideal de ser humano. A partir de sus competencias congénitas y de sus habilidades naturales, ser un factor valioso y determinante en la existencia material y espiritual del hombre y de la sociedad. Sin embargo, dicho ideal milenario, sostenido por la ciencia en general y por la pedagogía en especial, no se ha logrado a plani
tud y se mantiene como un propósito permanente que observa y experimenta para no perder de vista el horizonte que en prospectiva alienta y alimenta. En México, la realidad educativa del texto y del contexto, sin duda registra avances importantes, pero también repetidas frustraciones por los objetivos trazados y alcanzados solo parcialmente, sin olvidar algunos fracasos aberrantes. Actualmente la Secretaria de Educación Pública Registra en la Educación Básica, una población estudiantil de 25,780,693 alumnos con una cobertura de 95.7%; en Educación Media Superior 5,128,518 estudiantes con una cobertura de 64.4%; en Educación Superior 3,762,679 alumnos con una cobertura de 38.4%. En el Estado de Guerrero para el ciclo escolar 2017-2018, la SEP registra una población estudiantil de 1,132,617, de los cuales 567,088 son mujeres y 565,529 son hombres y son atendidos por 62,153 docentes en 11,421 escuelas. Para el sistema educativo nacional y para el de Guerrero, los retos son en general similares, con una fuerte carga focal para el sur en virtud de nuestro extremo atraso educativo, que implica la ausencia de escuelas en lugares específicos, de extrema marginación y dentro de ella, las zonas habitadas por los pueblos originarios, que han sido victimas de injusticia social desde tiempos milenarios. Edgar Faure, un francés que fue ministro de educación en 1968, en un excelente texto publicado por la editorial Salvat en 1973, establece que, a nivel mundial, la pedagogía en general no ha logrado desactivar los instrumentos de la manipulación educativa, que la ubican en un proceso mecánico y deshumanizante. En todos los casos, establece el peligro de una educación sin calidad, sin eficacia, sin utilidad material ni espiritual. Que la educación debe ubicarse en la diversidad de la vida y que es la única llave para generar sociedades democráticas. Desde su punto de vista, la educación debe estar abierta a todas las formas de vida y a diversos caminos para construir auténticos progresos. Que debe ubicarse entre el humanismo y la técnica… para saber y para poder. Sostiene que algunos de los peligros de la educación es no aniquilar el analfabetismo existente… y el naciente; que debe formar a los maestros, actualizarlos y capacitarlos en el uso critico de las tecnologías. Que toda modernización industrial, exige modernidad educativa. Que la reforma educativa debe ser integral; para docentes, alumnos, tecnologías, equipamiento e infraestructura. Señala que, en los países subdesarrollados, donde los presupuestos económicos son impuestos y supuestos, debe haber un movimiento oficial y social, para que, en todos los niveles educativos, funcione con eficacia un sistema escolar abierto, con escuelas y universidades virtuales, donde se inscriban todos los que así lo deseen y que la institución oficial, dote de programas, acompañe, califique y acredite a quienes lo satisfagan. Una educación oportuna, permanente y de calidad, generará siempre competencias, actitudes y aptitudes para detonar la economía personal y social. *Doctor en Ciencias de la Educación.

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