lunes, 11 de junio de 2018

ARTÍCULO

Acapulco, el edificio que
necesita mantenimiento
Esteban Valdeolívar S.
Visualizo a Acapulco como un viejo edificio, con poco mantenimiento, en el que muchos inquilinos (ciudadanos) de diversas clases sociales no pagan sus cuotas de mantenimiento (impuestos), no importando sí son pobres o ric
os.
La construcción (infraestructura) está necesitada de un apuntalamiento (remozamiento).
El administrador del inmueble -que también tiene un departamento en el edificio, hace como que cobra y el poco dinero que pagan los inquilinos, no rinde o es insuficiente para lo que debe de ser: mejorar el edificio que está con la fachada y ventanas rotas.
Como los inquilinos se niegan a pagar más y el administrador no sanciona a quién no paga, la fachada y las ventanas continuarán sin mantenimiento indefinidamente.
Ambas partes se la pasan quejándose; el administrador -no tengo dinero- y los inquilinos -no puedo pagar- pero con ello no resuelven nada.
Los vecinos tienen asambleas en las que se exponen sus problemas, debaten por largos períodos, pero nunca llegan a un acuerdo que beneficie al edificio y a ellos mismos.
Los inquilinos amagan con votar por otro de los vecinos en las próximas elecciones del Consejo de Administración. Algunos, inclusive, amenazan con demandar al administrador por el uso indebido de los recursos.
Tiempo después, el administrador pierde las elecciones...gana otro vecino que en las asambleas es contestatario y ruidoso, pero que llega sin ninguna idea de cómo administrar el edificio, pues nunca lo ha hecho.
Al poco tiempo, al verse impotente, comienza a adquirir los mismos vicios del administrador que le antecedió...La historia se repite, los vecinos lo acusan, él se defiende, hasta los que votaron por el actual administrador, decepcionados, le dan la espalda.
Uno de los vecinos le pide permiso al administrador para ampliar su terraza, aunque no está permitido -pues rompe con el equilibrio arquitectónico- el administrador le dice que sí se puede.
Después de poco tiempo, todos comienzan a ampliar sus propias terrazas y el edificio se vuelve un caos. Lo que comenzó con una falta de mantenimiento, derivó en una situación desesperante.
En el edificio nadie paga cuotas y el administrador, sin recursos, tampoco hace ninguna obra.
De pronto, surge un candidato vecinal distinto, que, con recursos propios comienza a tapar las ventana rotas de su departamento. Los demás vecinos, comienzan a seguir su ejemplo, pues no se quieren quedar atrás, ya sea por pena o por orgullo. El edificio recupera su vista, ahora mejorada... distinta.
Al llegar las votaciones, el inquieto vecino sale electo y empieza a cumplir sus compromisos. Inicia por arreglar las tuberías del drenaje, tapa las fugas, optimiza el suministro de agua potable, cambia los focos, embellece el jardín y recoge la basura con orden y puntualidad, aprovechando el material reciclable para hacer de la recolección una oportunidad de negocio rentable, en beneficio de los inquilinos.
Para no hacerles el cuento largo, en un tiempo corto, el edificio-Acapulco- se ve remodelado...pintado...limpio y recobra su valor en el mercado.
Ha llegado el momento de que todos hagamos de esta ficción, una realidad.
Cómo siempre, usted tiene la mejor opinión.

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