jueves, 16 de agosto de 2018

ARTÍCULO

El Gobernador Hector
Astudillo Flores
César González Guerrero
Como dicen en mi tierra la Costa Chica y tal vez en otras partes, a la gente no se le entiende, si haces las cosas porque las haces y si no las haces porque no las haces. O sea que nunca quedas bien. Siempre es muy difícil complacer a toda la gente. Eso y más se aplica en la tarea de gobernar y en otras situaciones de la vida cotidiana. Nos sucede a todos, en lo personal, lo familiar y en la socied
ad. Existen muchos ejemplos de ello.
Como ciudadanos tenemos derechos y obligaciones pero solo exigimos nuestros derechos, las obligaciones regularmente se desconocen o simplemente no se aceptan. Por ejemplo, criticamos lo que supuestamente hace mal otra gente pero no lo que nosotros hacemos. De las costumbres de años las hacemos leyes. No importa a quien se afecte mientras no se nos afecten nuestros intereses.
Lo anterior viene a colación porque no obstante que Héctor Astudillo Flores triunfó legalmente en la elección del 7 de junio del 2015, los perdedores y adversarios políticos dicen que ganó con fraude. No recuerdan que su primera participación en el 2005 como candidato a Gobernador perdió la elección y con toda entereza y humildemente lo aceptó. Eso no se valora y tampoco se dice nada.
De los logros y aciertos, por mínimos que estos sean, no se dice nada pero sí de alguna omisión o falla involuntaria.
Tampoco se valora el hecho de que durante los 3 años de su gestión las movilizaciones masivas y días turbulentos en Guerrero han pasado a ser historia. Algunas personas han olvidado la situación de ingobernabilidad heredada por anteriores autoridades. No se vale.
El más reciente acontecimiento el pasado 9 de agosto en la conmemoración del 236 aniversario del natalicio del Gral. Vicente Guerrero Saldaña en la ciudad de Tixtla, demostró que el Gobernador Astudillo tiene el carácter y la calidad moral suficiente para asistir y presidir el Desfile oficial sin ningún temor, porque el que nada debe nada teme. Hacía varios años que un Gobernador no asistía y mucho menos un representante del Gobierno de la República. Él lo hizo y lo hizo bien. Eso tampoco se valora por algunas personas.
Se podrían enlistar otra serie de aspectos importantes del Gobernador Astudillo que por respeto al espacio no se detallan, pero de qué manera hacer entender a quienes son inconformes con todo, y sistemáticamente están en contra de todo; cómo hacer entender a algunas personas de que los momentos que estamos viviendo son parte de la descomposición social en general y no solo en Guerrero y tampoco es sólo Héctor Astudillo el culpable. Finalmente, cada quien debe reflexionar para ver quiénes y que estamos haciendo para evitar las crisis y situaciones de conflicto.
Pero eso sí cuando se presenta una situación difícil de violencia que él no provocó, algunas voces se adelantan a culparlo de todo. Eso no se vale. Precisamente porque la situación de violencia existe en todas partes del mundo. Guerrero no es el único lugar.
En los últimos años, a nivel mundial, es muy difícil encontrar a alguien que reúna las características fundamentales del ser humano: honrado, honesto, preparado, popular, carismático, inteligente, capaz, guapo, sincero, humilde, solidario, generoso, valiente, trabajador, atractivo, etc. etc. Siempre habrá algún defecto y con uno solo basta para que se le considere negativamente.
Sin embargo, en el caso del Gobernador del estado de Guerrero, el motivo del presente escrito no es buscar cualidades mucho menos defender aptitudes. Más bien de lo que se trata es de valorar y dimensionar  la personalidad de quien en próximos días cumplirá 3 años de Gobierno en una entidad federativa considerada como “difícil”, “conflictiva”, “aguerrida”, “violenta”, “ingobernable”, etc, etc. Y a pesar de ello avanza.
No basta con señalar cualidades o deficiencias para catalogar a quien está al frente del Gobierno de cualquier instancia;  se hace necesario considerar el escenario y las circunstancias prevalecientes en los momentos que se viven. Se requiere de un análisis imparcial y sin tendencias; de una reflexión que sea producto de la prudencia y no del encono. Para eso solamente basta ubicarse en el espacio imparcial pero real.
Si observamos las noticias a través de cualquier medio de comunicación social, a nivel internacional Putin y Trump son gobernantes impopulares y negativos. Y eso que son potencias mundiales. Lo mismo pasó con Nixon, Mao, Kennedy, Fidel Castro, Pinochet, etc. etc.
Lo mismo pasa a nivel nacional sin duda: Porfirio Díaz, Lázaro Cárdenas, Miguel Alemán, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría, Miguel de la Madrid, Vicente Fox, Felipe Calderón y seguramente con el actual Presidente de la República Enrique Peña Nieto. Regularmente nadie ha sido catalogado como el mejor Gobernante porque siempre ha existido una opinión contraria, a pesar de que para algunos sí lo fueron. En esta ocasión no es el tema definir lo uno o lo otro.
Lo que sí es verdad es que los gobernantes son producto de una voluntad popular, que bien o mal los eligió y es obligación de todos aportar nuestros esfuerzos para coadyuvar a la armonía social. En Guerrero existe una mayoría que si lo está haciendo.
A Héctor Astudillo sí le corresponde coordinar esfuerzos y buscar soluciones, pero también es cierto que a cada ciudadano le corresponde ser parte de la responsabilidad desde lo individual, con la familia y desde nuestra trinchera. Si es muy cierto que falta mucho por hacer también es cierto que no es por falta de trabajo y esfuerzo del Gobernador Astudillo.
Dice una frase Bíblica: que tire la primera piedra quien esté libre de pecado. Ya veremos.

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