miércoles, 22 de agosto de 2018

NOTA CON FOTOS

Teatro Blanquita y su puesta
en escena en el abandono
Marco Antonio Martínez.--Doña Luz y don Raúl tuvieron la oportunidad de ver el esplendor del Teatro Blanquita.
Doña Luz, vendedora de comida, pudo ver en el recinto al legendario trío musical de fama internacional Los Panchos, el show cómico-musical de Francis y al cómico Polo Polo. Don Raúl, vendedor en un puesto de periódicos, pudo escuchar al “Príncipe de la Canción”, José Jos
é, al compositor y cantante argentino Leo Dan, a la Leona Dormida, Lupita D´Alessio y la obra Aventurera, con Carmen Salinas.
También a ambos, que trabajan a unos pasos del Blanquita, les tocó ver el cierre del emblemático teatro de revista desde hace casi tres años, ocasionado por la falta de rentabilidad.
Al cerrarse las puertas del inmueble la zona cambió y comenzó el aumento de la inseguridad que atribuyen al descuido y a la paulatina, pero constante, llegada de personas en situación de calle que ahí duermen, hacen sus necesidades y usan de base la plaza Aquiles Serdán, a los pies del recinto.
Aunque en su fachada hay unas vallas que la protegen, también se ven pertenencias de las personas en situación de calle, como plásticos y un sofá destartalado.
Pese a que en diciembre de 2016 el Gobierno capitalino declaró Patrimonio Cultural y Urbano al Teatro Blanquita, y anunció el proyecto de reabrirlo para marzo de 2017, aún luce cerrado.
“El significado cultural urbano-arquitectónico del Teatro Blanquita es integral; esto es: el predio, las construcciones y su emplazamiento, por lo que través de un acto administrativo la autoridad competente de la Ciudad de México determinó que es un bien inmueble afecto al patrimonio cultural urbano arquitectónico ubicado en suelo urbano, quedando sujeto a normas específicas locales, con el objeto de protegerlo, conservarlo y restaurarlo, en beneficio de la población, tanto en su interior como en el exterior”, decía el decreto.
El plan pasaba por la compra del inmueble a la dueña, Blanca Eva Cervantes, quien a la fecha no ha accedido a su venta, de acuerdo con fuentes de la Secretaría de Cultura. Tampoco se ha podido hacer alguna remodelación como se tenía proyectado, ya que el predio está en litigio, de acuerdo con la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), la única dependencia que podría hacer trabajos de remodelación.
Pero desde entonces a la fecha, año y medio después, el Teatro Blanquita, que también ha sido espacio para apuntalar carreras de grupos de rock como Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio en los años ochenta, sigue sin abrir sus puertas a nuevos espectáculos.
LAS RAZONES DEL DECLIVE
Doña Luz recuerda que la zona estaba más limpia y era más segura cuando el teatro presentaba funciones. También había más negocios.
En la esquina de Pensador Mexicano y la Plaza Aquiles Serdán, en la misma cuadra que comparte el Blanquita, hay un edificio de dos pisos de departamentos, pero antes había en el primer piso una cantina y una disco, entonces se generaba más movimiento empezada la tarde, añade.
Con añoranza recuerda que al inicio de temporada de los shows, las empresas productoras regalaban boletos y de esa manera es que ella pudo ver al comediante travesti “Francis”, uno de los pioneros en espectáculos de ese género. También vio a imitadores de cantantes del rock de los 60.
Ella asegura que un poco antes de que cerrara sus puertas el teatro Blanquita, comenzaron a aparecer personas de la calle, pero el prolongado cierre ha causado que lleguen más.
A sus casi 70 años, recuerda que desde los años noventa ella vendía en el mercado que estaba ubicado sobre el baldío en que ahora está asentado el actual mercado Pensador Mexicano. Pero a inicios de esa década el entonces regente Manuel Camacho Solís acordó con la lideresa de ambulantes, Guillermina Rico, edificar una plaza con locales, la cual después de inaugurarse no resultó tan exitosa.
Ella empezó vendiendo ropa ahí, pero como apenas se aparecían clientes cambió el giro a comida, pero la vende a la orilla del mercado para que la gente se acerque.
Cuando estaba el Blanquita, a partir de las 17 horas, comenzaba a haber movimiento y aunque ella cerraba a las 19 horas, aun le tocaba algo de esa ebullición. Ahora aparte de que debe pedir a las personas en situación de calle que se retiren unos metros de su puesto para evitar que los clientes se sientan intimidados, la única gente qué pasa ahí es la que trabaja cerca. “A usted le daría miedo si lo atracan esto y el otro”.
Por su parte don Raúl recuerda que en las épocas de gloria del Blanquita llegaban familias enteras a ver los espectáculos. Pero con el paso de los años y de la tecnología, los espectáculos que ahí se presentaban ya no eran del gusto de las nuevas generaciones, lo que llevó a que ya no se llenara y dejara de ser negocio.
“Por eso lo cerraron, a la empresa no le convino y debieron cerrarlo”, explicó.
En su opinión debería ser reabierto porque a todos, incluso a los comerciantes, les conviene que así sea, pero además generaría nuevas fuentes de trabajo.
A LA ESPERA
Inaugurado el 27 de agosto de 1960, el inmueble que recibió en su interior a personalidades de la talla de Libertad Lamarque, Angélica María, Chavela Vargas, Pedro Fernández, María Victoria, Carmen Salinas y Pepe Jara, está ubicado dentro del Perímetro A del Centro, que es una zona considerada de monumentos artísticos y por ello merece tutela en su conservación.
El predio, que albergó previamente al Circo Bell y a la Carpa Margo, se caracterizó por presentar espectáculos populares, entre los más recientes el de Aventurera y El Tenorio Cómico.
Sin embargo, el último empresario en manejarlo fue Darío de León, quien desde noviembre de 2015 informó que dejaría de administrarlo porque ya no era rentable hacerlo y advirtió que estaba en riesgo de ser derruido, aunque entonces señaló que la dueña, Blanca Eva Cervantes se tomaría su tiempo para decidir sobre el inmueble. (lasillarota.com).

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