jueves, 9 de agosto de 2018

POLICRÓNICA

Vergüenza…En lugar de detener la emigración de campesinos de Guerrero a otros estados y países para ir a trabajar, con cinismo y sin vergüenza, los funcionarios de los tres niveles de gobierno encabezaron un evento de despedida de surianos que se fueron con sus familias exponiéndose criminalmente.

Los funcionarios de los tres niveles de gobierno, son unos verdaderos cínicos, debiera darles vergüenza, y promover fuentes de empleo en Guerrero para evitar la emigración de hombres del campo y sus familias como ha venido ocurriendo desde hace muchos años. Es una brutal burla  que sin ningún tipo de rubor y con desfachatez fueron a encabezar la despedida de al menos 211 personas que abandonaron Guerrero en busca de empleo. Por lo que se ve y se lee, los funcionarios que estuvieron en Chilapa de Alvarez el pasado martes no mostraron ningún ápice de sentimientos hacia los paisanos que forzadamente tienen que abandonar su tierra natal, su casa, sus improductivas parcelas al no tener apoyo oficial, otros al no tenerlas y las rentan. El martes inició “oficialmente” la temporada del éxodo en las comunidades indígenas de Chilapa de Alvarez, de 211 personas, entre hombres, mujeres y niños que viajaron a los campos agrícolas de varios estados del norte de México, como jornaleros para trabajar durante ocho meses en cultivos de chile, jitomate, uva, pepino, papa y berenjena. Se conoce que  desde el presente mes de agosto a octubre se espera que más de mil 500 familias indígenas originarias de Chilapa de Alvarez, José Joaquín de Herrera, Ahuacuotzingo, Zitlala y Atlixtac viajen a trabajar a los estados de Sinaloa, Sonora, Zacatecas y Nayarit. Las primeras 211 personas partieron de las instalaciones de la Casa del Campesino en la colonia Zapata de la cabecera municipal de Chilapa de Alvarez, pertenecen a las comunidades de Santa Catarina, Xochitempa, Agua Fría y se dirigieron a los campos de Guaymas, Sonora. Los jornaleros fueron despedidos con un evento oficial, como si fuera un logro de Gobierno que habría que darle mucha difusión. En este discriminatorio evento estuvieron el delegado federal de la Secretaría del Trabajo, Felipe de Jesús Blanco; el secretario de Trabajo del gobierno del estado, Óscar Rangel y por el alcalde de Chilapa de Alvarez, Aldy Esteban Román. Su presencia indeseable fue para demostrar públicamente que no tienen ningún sentimiento por sus paisanos que están abandonando su terruño  junto con su familias en la que abandonan todo, para aventurarse y lograr un empleo temporal. Todo esto porque las autoridades municipales, estatales y federales, no aplican políticas públicas en el campo, por ello se registra una alta emigración. Los que se van simplemente no saben realmente como les irá en esos campos agrícolas,  pues se sabe públicamente del viacrucis que tienen que sortear para sobrevivir con el raquítico salario que reciben en tierras ajenas y a miles de kilómetros de su querido estado de Guerrero.  Sin rubor los representantes de los tres niveles de gobierno con extremo cinismo disque encabezaron un evento de  Gobierno para despedir a esas humildes familias que al no ser agraciadas con un pedazo de tierra, o un empleo seguro, abandonaron su terruño, exponiendo a su misma familia que tanto aprecian en su traslado por algún accidente o cuanto ya estén en el lugar en donde se les contrata, ya que no existe ninguna garantía de que no les pase nada. Lo único cierto es que se van a los campos agrícolas del norte de México a exponerse a la explotación irracional  de sus patrones en la que tienen que ganar unos cuantos pesos por trabajar doce y hasta más horas y sin descansar ningún día de la semana. Estos servidores públicos no mostraron ningún indicio de sentimientos, ni de preocupación, sino de cinismo, y sin vergüenza, porque no luchan porque se generen empleos en Guerrero. El mismo  delegado federal del trabajo, Felipe de Jesús les expresó a los jornaleros como si fuera un gran logro de que “aprovechen los mil 200 que les otorgan para su traslado, porque es recurso de los impuestos de los mexicanos”. Que desgraciado se escuchó este empleado federal, todavía tuvo la desfachatez de reclamarles y que cuidaran ese dinero, como si les estuviera dando una fortuna y que saliera de sus bolsillos. En lugar de haberlos detenido y ofrecerles una mejor estadía en su propia tierra en donde los vio nacer y que nadie por muy pobres quieren dejar, porque abandonan su patrimonio que han logrado hacer con mucho esfuerzo, entre otros un predio para vivir y sus animales de corral, asnos y acémalas y lo más importante sus esposas e hijos que no tienen la necesidad de desplazarse, pero los acompañan para seguir unida la familia. Sin embargo tienen que acompañar al hombre de la casa porque son familias sólidas y unidas que prefirieron arriesgarse  de manera conjuntamente. Por su parte el secretario del trabajo del gobierno estatal, Oscar Rangel  Miravete dijo que el gobierno del estado se encargará de monitorear el viaje y la llegada de los jornaleros, “ustedes son valientes por emigrar y buscar sustento de sus familias, y no como los que se quedan a esperar apoyos del gobierno”. Es una verdadera estupidez del funcionario Astudillista mostrando en todo momento su deshumanidad con los paisanos que  partieron el martes 7 de agosto dejando todo en el abandono, sin tener nada seguro en el viaje y en su estancia en donde se les esté contratando. Los campesinos no necesitan que los estén monitoreando, lo que ellos exigen es atención, oportunidades  en su pueblo natal y ver a su familia vivir sin riesgos de nada, más que lo que decida la madre naturaleza y el gran arquitecto del universo. Existe el extremo cinismo de anticipar que del mes de agosto a abril del 2019, más de mil 500 familias de esta región de Chilapa de Alvarez, montaña baja, trabajarán en los campos de cultivo de 20 empresas productoras que contratan mano de obra indígena. En lugar de estar haciendo estadísticas pendencieras, el Gobierno del estado que preside Héctor Antonio Astudillo Flores del Partido Revolucionario Institucional, debiera detonar verdaderos programas con políticas públicas de apoyo al campo para evitar la elevada emigración de los campesinos, y que en lugar de irse a trabajar a miles kilómetros de su tierra natal, con la ayuda se quedaran a producir la tierra que los vio nacer. Se van contra su voluntad, porque no ven ninguna esperanza de oportunidades para mantenerse en su tierra que aunque estén en la pobreza y marginación, no es lo mismo estar a miles de kilómetros de su querido terruño. Por ejemplo Meneciano Torres jornalero de la comunidad de Xochitempa, afirmó que él como los demás jornaleros viajan porque en Chilapa de Alvarez no hay empleo; acude a Sonora a ganar 180 pesos al día, de los cuales pagará 50 pesos para que le cuiden a sus dos hijos. Explicó que también pagará comida porque la empresa no contempla ese apoyo. Informó que el gobierno federal sólo cubre parte del traslado y el recurso del gobierno estatal siempre tarda en llegar.  Queda en evidencia varios puntos, entre ellos de que los mismos empleados tendrán que contratar a más persona para que los ayuden a cuidar a su familia, entonces lo que ganen, prácticamente es mínimo el dinero que en la remota situación pudieran ahorrar, pero con lo que estarían ganando, apenas les alcanza para medio sobrevivir. También queda claro, que el Gobierno de Astudillo Flores aparte de que no instrumenta programas en el campo, no entrega puntualmente el raquítico apoyo económico para disque ayudar a los campesinos que se van fuera del estado a buscar la vida, entonces se deduce que los recursos los “jinetean” y hasta se presta para la especulación de que nunca llega el dinero a manos de los “beneficiarios”. Entonces está justificado el reclamo del campesino migrante, no pudo ser más claro y contundente contra los tres niveles de gobierno que no se ocupan y ni se preocupan para mantener en cada una de las comunidades y regiones del estado de Guerrero en la que por ausencia de empleos, muchos pueblos se convierten prácticamente en fantasmas. Todo por esos gobernantes insensibles, que están más preocupados como llevarse el dinero del erario, porque lo toman el cargo como un botín, no como una oportunidad para servir a la sociedad. Se habla mucho de que se invierte en el campo, pero es una falacia lo que han venido repitiendo año con año el actual secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural de Guerrero (Sagadegro), Juan José Castro Justo, quien estúpidamente presume de que el gobierno estatal ha comprado un seguro contra siniestros naturales. La verdad nos parece un insulto a la inteligencia, afirmando que por cada hectárea siniestrada, el campesino recibirá un pago de mil 500 pesos por la pérdida de sus cosechas. La verdad que es una grosería para no escribir palabras feas contra este senil servidor público,  como es un “campesino nailon” y un vivales de los hombres del campo, no sabe que para cultivar una hectárea se gastan más de mil 500 pesos, por ello reprobamos ese tipo de anuncios. Además el mismo Castro Justo ha incumplido con la entrega del fertilizante e insumos oportunamente a los campesinos que se han visto beneficiados con este tipo de apoyos. Pero lamentablemente no todos pueden acceder al programa, por ello es necesario que  se instrumente otro tipo de acciones de gobierno para mantener en las comunidades a los campesinos, evitar en lo posible la emigración que la verdad duele mucho saber que esas humildes familias, en lugar de reconocerles en el discurso de que son valientes, debieran los funcionarios se valientes y honestos para no robar, y gastar el presupuesto en favor del arraigo de los labriegos en cada una de sus comunidades. Tristemente quienes más se van de sus comunidades, son precisamente de las regiones indígenas, como ya se quedó demostrado con el primer grupo, que no son mil 500 familias, sino son mucho más las que se van de todo Guerrero, porque la entidad tiene muchas zonas de alta pobreza y marginación. En verdad debiera darles vergüenza a los funcionarios de los tres niveles, en el caso Guerrero, comenzar desde el gobernador priista Héctor Antonio Astudillo Flores, quien no ha instrumentado políticas públicas en el campo para impedir la alta emigración de los campesinos y de los guerrerenses que se van a otras entidades y países a buscar mejores horizontes para sobrevivir, porque sus gobiernos de sus tierras no les ofrecen nada, más que burlarse con los supuestos apoyos, que no les resuelven lo indispensable para tener una vida sin sobresaltos. Eso de abandonar todo, para medio sobrevivir, la verdad que es una vergüenza, y hasta criminal, pero al parecer las autoridades no tienen corazón, ni sentimientos, mucho menos la mínima intención de mejorar las condiciones de vida de sus gobernados como ocurre en el estado  de Guerrero.…Bachelet…La Organización de las Naciones Unidas (ONU) nominó a la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet, para asumir el puesto de Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por un período de cuatro años a partir de septiembre próximo. Seguramente pronto será ratificada por la Asamblea General de la ONU. Se trata no sólo de una distinguida latinoamericana, sino también de una figura fundamental en el campo de los derechos humanos y los derechos de las mujeres, que sin duda aportará una valiosa contribución como nueva Alta Comisionada. Es el cargo que dejará Zeid Ra’ad al-Hussein, quien se desempeñó en ese puesto en los últimos cuatro años. En octubre de 2016, el jordano recomendó al gobierno de Enrique Peña Nieto establecer un consejo asesor de expertos independientes para “revertir la tasa de impunidad imperante” en México y crear una oficina especializada para garantizar el castigo efectivo de las violaciones graves de derechos humanos. Sin duda la elección de Bachelet por parte de Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), aún debe ser aprobada por la asamblea general, que se reunirá especialmente este mes para discutir el tema. La importancia del papel de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, es indispensable, principalmente su presencia en países en donde se violenta constante los derechos humanos, como sucede en México.

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