martes, 25 de septiembre de 2018

ARTÍCULO

Que es la prelectura
Apolinar Castrejón Marino
Y, ¿de verdad estás estudiando para ser maestro?
Pues claro ¿Por qué?
Bueno, con el desprestigio que tienen los “mal llamados maestros”.
Precisamente por eso estoy estudiando esa carrera.
¿Cómo?
Como todos sabemos, los “estudiantes normalistas”, no tienen clases, se dedican a andar de vagos y vándalos, y aunque cometan las peores atrocidades, nunca los castigan.
Bueno, ahí llevas razón. Pero también tienen razón de protestar por sus compañeros que se encuentran desaparecidos…
De acuerdo, pero nada les da derecho de agredir a la ciudadanía, que en términos reales, son quienes con sus impuestos, pagan su estancia en los internados, donde tienen vivienda, alimenta
ción y estudios.
De nuevo, ¿Entonces por que estas estudiando para maestro?
Y de nuevo te repito que yo solo voy a la escuela porque es la “carrera” más corta y menos exigente. 4 años y ya son “licenciado”.
Es cierto, pero AMLO dice que los maestros deben volver a considerar la enseñanza como un apostolado.
Eso es demagogia pura. La realidad es que a nadie le importa que los niños y jóvenes aprendan, empezando por que ellos mismos, no están interesados en aprender.
Pero los niños deben aprender para estar preparados…
¿Ves? Esa es la prueba de que no les importa nada. La lectura es una herramienta imprescindible para emprender un conjunto de procesos intelectuales como, comprender, aprender, y recordar ¿Y acaso has visto que los niños y jóvenes lean algo? Se pasan todo el tiempo en la “Tablet” con sus juegos y videos.
Tienes mucha razón y a propósito, te voy a contar que apenas me enteré que la lectura tiene una serie de pasos preliminares, y que los lectores no caen a la lectura como las gotas de lluvia del cielo.
Claro. Hay gentes que se dedican profesionalmente a promover la lectura.
No. Hay rutinas que realizamos antes de tomar un libro para empezar a leer. Lo mismo que hacemos con la comida, la ropa, o el teléfono celular: escogemos, probamos, y calculamos los beneficios que podemos obtener. Se denomina prelectura, y consiste en escoger el libro, calcular cuánto tiempo tardaremos en leerlo, si podremos comprenderlo, etc.
Eso ya lo sabía. El Centro Virtual Cervantes se ha encargado de enumerar estas acciones, más o menos cronológicamente: Inicialmente valoramos si es demasiado grande, luego lo “hojeamos” -pasamos las páginas- observamos si tiene imágenes, vemos la calidad de la impresión (la finura del papel, y si el tamaño de las letras es cómodo a nuestra vista), y si la lectura nos producirá placer, temor, o sabiduría.
También nos tomamos el tiempo para escoger un lugar donde podamos concentrarnos. Es un hecho que no todos tienen la capacidad de leer en cualquier sitio y hora, sin distraerse. Felipe Bernal Montes, profesor en jefe de “Lectura Ágil”, un sitio web que cuenta con 4 mil alumnos, y que ofrece técnicas para leer y comprender mejor la lectura, dice que: “Enseguida, pasamos a ver cómo está compuesto el libro, echamos un vistazo al índice para saber que vamos a encontrarnos, y cuándo llegaremos a la parte que nos interesa”.
La investigadora Lucila Gasso de la Universidad de Buenos Aires, dice que  “Las gentes que ya cuentan con algún entrenamiento, realizan la técnica de leer el texto diagonalmente: la primera oración del primer párrafo, la segunda oración del segundo párrafo y así consecutivamente, para analizar de qué se trata el texto, algo que en inglés se le llama skimming o scanning”.
Poca gente lee sistemáticamente, por eso dejan de hacer algo muy importante: investigar un poco sobre el autor. A qué se dedica, cuáles son sus ideas, qué es lo que nos quiere exponer. De este modo evitaremos las sorpresas, y no caeremos en el consumismo, y la moda de los best sellers.
Desde luego, y también hay, quienes se pasan de prelectura, como las maestras, cuando tienen sus reuniones “académicas”, con su supervisora, o “de evaluación” que se procuran su termo de café, su “toper” con fruta, su bolillo, y otras tantas comodidades, y ya que las tienen todas se la pasan en el chisme y la grilla, o haciendo su tejido…. y nada de lectura.
También están otros fastidiosos y comodinos, como esos que se van a la biblioteca pública, y ahí quieren tener disponible WiFi, audífonos, tomacorriente para su lap-top y su cel, y aire acondicionado. También quieren que les permitan tener a la mano su botella de agua, sus chocolatitos y galletitas, y estar escuchando música, aunque en su casa no tengan todas estas cosas.
Ahora que hay muchas tiendas “de conveniencia”, también hay muchos desvergonzados que se pasan medio día ahí consumiendo solo un café con sus compañeras. Los pobres empleados, ya no saben cómo correrlos.
Y otros conchudos, en las tiendas departamentales van a la librería, toman un libro o una revista, y luego se van a la sección de muebles, y se acomodan en un sillón a leer tranquilamente.

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