jueves, 27 de septiembre de 2018

ARTÍCULO

Masonería
Edilberto Nava García
(Apuntes básicos)
El objeto de la masonería es la investigación de la verdad, el estudio de la moral y la práctica de la solidaridad; labora por el mejoramiento material y moral y por el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad. La base de su doctrina es la creencia en un Dios Único, el amor a la humanidad y la fraternidad universal, manantiales fecundos de beneficios para sus adeptos y para la sociedad.
La masonería es una institución de fraternidad universal esencialmente filantrópica, filosófica y progresiva que proclama la existencia de un principio creador bajo el nombre de Gran Arquitecto del Universo; tiene por fundamentos la tolerancia mutua, el respeto de sí mismo y de los demás y la libertad absoluta de pensamiento y conciencia. Es institución abierta a todas las nacionalidades, cualesquiera que sean sus opiniones y creencias a condición de que sean libres y de bue
nas costumbres.
En sus talleres, vetada está la discusión política y religiosa aunque sus adeptos sean políticos activos y prominentes religiosos, combate la ignorancia en todas sus formas, escuela mutua y se reduce a obedecer las leyes que rigen en los países donde tiene presencia, a vivir con honor, a practicar la justicia, amar a sus semejantes y a trabajar sin descanso en bien de la humanidad, buscando su emancipación progresiva en forma pacífica. Lucha por la libertad, que es patrimonio divino para la humanidad entera, rayo de luz de lo alto que nadie tiene derecho de apagar ni amortiguar y que es el origen de los sentimientos del honor y la dignidad.
Masones, son aquellos que en número limitado están diseminados en toda la faz de la tierra, que persiguen el mismo ideal bajo lazos de amor y fraternidad, dándose el nombre de hermanos entre sí; se deben apoyo y socorro mutuo en lo moral y material aún con peligro de sus vidas. Son entes sociales íntegros y probos, amantes lo mismo del rico que del pobre con tal que sean virtuosos. Los caracteriza la virtud, la seriedad y la honradez y consideran que desde el momento de su primera presencia en el templo, dejaron de ser el hombre del mundo de los errores, de los vicios y de las pasiones que alimentan sus debilidades, y pasan a ser hijos de la luz, dispuestos a luchar incesantemente por la justicia en la humanidad seguros de no faltarles el valor y entereza para ser constantes hasta conseguir su objetivo.
Los masones en su primer lapso temporal, aprenden las artes, gramática, lógica y retórica mediante la práctica y modo eficiente. Procuran primero hablar correctamente su idioma para hacerse entender entre sus hermanos claramente y sin falsedades de intención, a pensar de modo correcto, reflexionando bien en lo que ven, oyen y sobre todo en lo que leen para no decir o hacer cosas erradas ni actuar perjudicándose ni perjudicando a los demás. Tal es la lógica. El arte de hablar, del buen decir equivale a decir lo bien pensado, bien raciocinado, en forma armoniosa, agradable y elegante. Tal es la retórica. Hay libros de oratoria masónica.
El lugar donde se reúnen se denominan logias, cuyas construcciones tienden a imitar al esplendoroso tabernáculo o templo de Salomón en Jerusalém, construido por tal el rey, siendo el Gran Maestre de la Logia, junto con el rey de Tiro, Hiram Abif de idéntico cargo masónico y, según se estima, dicha construcción fue el milenio tercero del mundo y 1,004 años antes de Cristo.
En México, se sabe que en la lucha por su independencia la encabezó el cura Miguel Hidalgo, iniciado en masonería en 1806 y cuando la masonería quedó mejor establecida, entre 1821 y 1825 se fortalecieron los ritos escocés y yorkino, encabezados por Nicolás Bravo y Vicente Guerrero, surianos ambos. Décadas más tarde, se sabe con acta y todo, de la iniciación de Juárez como masón, el 15 de enero de l847. Ya en la Revolución Mexicana, Francisco Indalecio Madero, al igual que el vicepresidente José María Pino Suárez eran masones, lo mismo que Plutarco Elías Calles, con quien por error, se dio la revuelta cristera. Lázaro Cárdenas que tuvo en masonería el más alto rango, fue admirador de Juárez; y quien le relevó en la presidencia de la república, Manuel Ávila Camacho, fue también distinguido masón.

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